Editorial 20113/11/1
Israel: ataques ilegales y contraproducentes
laJornada
(...) La reiteración de los ataques israelíes en territorio sirio dan cuenta de una circunstancia paradójica, en la que el gobierno de Tel Aviv se muestra capaz de hacer lo que Washington no ha podido: en efecto, mientras que la contención internacional ha conseguido que la Casa Blanca y el Pentágono desistan provisionalmente de sus afanes de bombardear objetivos gubernamentales en el país árabe, Israel ha cumplido sus amenazas de agresión contra su vecino con el pretexto de garantizar su propia seguridad y ha confirmado su papel de potencia agresora y belicista, alentado en buena medida por los márgenes de impunidad que Estados Unidos y Europa occidental han otorgado al régimen presidido por Benjamin Netanyahu.
En el caso comentado, el ataque, además de constituir una agresión militar injustificada, resulta preocupante por cuanto pudiera dar al traste con los esfuerzos de la comunidad internacional para evitar una escalada internacional del conflicto sirio y por hacer prevalecer las negociaciones y los cauces diplomáticos. Es significativo que el bombardeo se haya producido el mismo día en que la Organización para la Prohibición de Armas Atómicas confirmó la destrucción de los sistemas de producción, mezcla y carga de armas químicas de Siria, en cumplimiento de los plazos acordados entre Estados Unidos y Rusia en septiembre pasado (...).
En ese contexto, las incursiones militares de Israel no sólo contravienen el derecho y legalidad internacionales, sino también el sentido común y la sensatez, en la medida en que introducir factores adicionales de inestabilidad en el panorama sirio equivale a perder todo vestigio de mínima estabilidad que pudiera haber en esa región del mundo y ello podría derivar en escenarios adversos y peligrosos para el propio gobierno de Tel Aviv (...).
Ante estas consideraciones, es pertinente y necesario que la comunidad internacional reaccione y adopte medidas enérgicas orientadas a contener los afanes belicistas de Tel Aviv, en el entendido de que éstos no hacen sino multiplicar el potencial explosivo del Levante.