Txisko Fernández Periodista
Un «passage» para salir del «impasse»
De la obra literaria de Haruki Murakami me fascina, entre otras cosas, la facilidad con la que introduce extraños pasajes por los que los personajes de sus novelas se trasladan de un mundo a otro, ya sea física, temporal o mentalmente. Suena una canción y, zas, cambia el curso de la vida de la pasajera de un taxi; llega la noche y, zas, cuando miras hacia el firmamento desde tu ventana aparecen dos lunas; bajas a un pozo y, zas, acabas en una habitación sicodélica...
Así de fácil resulta cambiar de un mundo imaginario a otro siguiendo la estela del escritor japonés. Fácil para quien practica su lectura, no para quien se dedica a su escritura. En «De qué hablo cuando hablo de correr», el propio Murakami explica con detalle el esfuerzo, con tintes de sufrimiento, que le provoca el maratoniano ejercicio de escribir, además de explicarnos qué le lleva a realizar un maratón.
Para no incurrir en un plagio evidente, avanzaré de un tema a otro sin más ni más. Tengo la sensación de que en este país nos han puesto de nuevo ante la tentación de quedarnos en el callejón sin salida al que muchos se habían acostumbrado. Los gabachos a esa situación la denominan impasse, término mucho más breve y muy habitual en la literatura política vasca de las últimas décadas.
Uno de los últimos movimientos significativos en esa dirección es la campañita (esperemos que sea breve) orquestada por PP-UPN para intentar que sean los dirigentes del PSE-PSN-PSOE quienes acaben ocupando el lugar a los pies de los caballos en el que les han colocado a ellos los «ignorantes» y «exaltados» (Cospedal dixit lo primero y Quiroga idem lo segundo; a mí que no me registren por hacer de escribano) de los que se rodearon el pasado domingo en la madrileña plaza de Colón.
Es decir, que ya están los de siempre intentando reforzar el muro del impasse, mientras otros se quedan mirando; dicho de otra manera, mientras los del PNV siguen suscribiendo pactos con los del PP -el último, el de la la Ley de Cajas-.
Por tanto, estamos abocados a abrir un passage que nos permita salir cuanto antes del maldito impasse en el que algunos se sienten tan cómodos. Una vez abierto, lo más probable es que la inmensa mayoría de la ciudadanía elija pasar de un mundo a otro. Zas, así de fácil, como en una novela de Murakami.