PRIMERA FEMENINA 8ª Jornada
Ochenta minutos de cocción y diez de locura
El Athletic da un golpe sobre la mesa goleando a uno de sus principales rivales por el título.
LEVANTE 0
ATHLETIC 4
GARA | VALENCIA
Amanece el domingo con el Athletic en lo más alto de la clasificación, después de que ayer derrotase a uno de sus principales rivales por el título, al que ahora aventaja en dos puntos.
El regreso a la competición se saldó como se había despedido, con goleada rojiblanca. Y aunque en este caso la contundencia del marcador puede no reflejar con exactitud lo sucedido, nadie puede negar que el equipo de Juan Luis Fuentes dio un golpe sobre la mesa, especialmente bienvenido en el primero de los cuatro encuentros consecutivos que le deben enfrentar a los primeros clasificados.
La goleada necesitó casi hora y media de cocción. Ochenta minutos de choque típico frente al Levante, con mucha disputa, táctica y concentración por los dos bandos. Pero con más acierto por parte visitante que, a los veinte minutos, se adelantaba con un precioso cabezazo de Erika a servicio de Eli Ibarra.
Después hubo que esforzarse para proteger la ventaja ante un anfitrión machacón, aunque un tanto lento y sin excesiva chispa en ataque, que además se encontró con la madera y un par de grandes intervenciones de Ainhoa que, como Ibarra e Irene, se habían enfrentado a Italia apenas cuarenta horas antes.
Ayer tuvieron que volver a exprimirse al máximo, aunque la recompensa llegó en unos últimos minutos de locura. Un chutazo de Joana Flaviano desde fuera del área amplió distancias y, apenas un minuto después, era Erika la que confirmaba su gran momento de forma apuntando el segundo en su cuenta particular. En esta ocasión picó por encima de la portera y, después de que el balón diera en el poste, lo empujó para hacer el 0-3. La puntilla la firmaba Vanesa Gimbert al transformar un penalti cometido sobre Izaskun.
Empujón en la clasificación y en la confianza para un equipo que la semana que viene vuelve a hacer las maletas para visitar a otro equipo peligroso, un Valencia obligado a apretar para no descolgarse de la pelea.