Vuelta a la cruda realidad
Los pupilos de Sergio Scariolo caían por su falta de acierto en el tiro, dominados por el «baby Cajasol» superior de la mano de Mata, Bamforth y detalles de Porzingis. Solo hubo reacción en el tercer período.
CAJA SOL 82
LABORAL KUTXA BASKONIA 62
Arnaitz | GORRITI
Lo peor que le puede pasar a alguien que está levantando cabeza, es que algún antagonista se la haga agachar de una trompada. ¡Si al menos el rival fuera de esos que se supone que son mejores! Sea como fuere, el Laboral Kutxa Baskonia debió marcharse del pabellón municipal San Pablo de Sevilla con la cabeza gacha y el rabo entre las piernas, después de que la escuadra hispalense lo devolviera a la cruda realidad. De golpe. Un golpe francamente doloroso.
Tan doloroso, como que las redes sociales no tardaron en arder levantando la voz de alarma, sobre todo la de una Copa que se ve bien lejos, después de sumar un balance de una victoria y tres derrotas después de las cuatro primeras jornadas. A diferencia de lo visto frente a Lietuvos Rytas, los gasteiztarras jamás estuvieron al nivel de su rival. Marcos Mata y el prometedor Kristaps Porzingis reventaron el partido en la primera mitad, mientras que Bamforth, con la colaboración de Satoransky y Williams, haría lo propio tras el descanso.
En lo que a la escuadra gasteiztarra se refiere, Nocioni tiró de voluntad y dejó acciones espectaculares, pero muy esporádicas. San Emeterio, que volvía después de su lesión, cuajó un arranque bastante bueno, aunque pronto se vendría abajo. Por lo demás, por mucho que digan sus números que Pleiss jugó bien, el alemán, igual que Nocioni, sufrió con las personales, y se vio superado por la línea interior de Cajasol, mientras que los bases baskonistas claudicaron sin remisión ante los de Aíto García Reneses, que traspasaron buena parte de sus nervios a su rival de ayer.
Clavados en el segundo cuarto
Que el primer cuarto acabara 19-15 no resultaba alarmante, por mucho que entre Mata y Latavious Williams se hicieran los amos del rebote. Se suponía que el Laboral Kutxa Baskonia iba a despertar y que la inexperiencia del Cajasol contribuiría a allanar el camino a la victoria. Para nada. Mientras que los andaluces anotaban en el segundo cuarto, sobre todo Porzingis, un ala-pívot de 2,12 metros nacido en 1995 y prometedor como pocos, los de Scariolo erraban tiro tras tiro, y el rebote era propiedad de su rival, que corría feliz.
El 40-25 del descanso condicionaría el resto del encuentro. Nocioni volvería a pleno rendimiento, con Kaukenas echándole una mano, a ver si los «pipiolos» que dirige Aíto perdían los nervios. Pero no. No porque Bamforth entraba en ebullición, y si no Franch, que a campo abierto es un peligro, movía a su equipo. Por mucho que los gasteiztarras se llegaran a poner a ocho tantos, no se veía ninguna remontada en el horizonte, menos aún con otro «clínic» de «defensa» en zona 2-3.
El Cajasol vio que la victoria no se le podía ir, sobre todo un Bamforth que agarró el toro por los cuernos, mientras su rival abandonaba toda resistencia a su suerte. La realidad, pasado el hechizo de Vilnius, vuelve a presentarse cruda. Y ojo con la Euroliga, que el jueves viene la Estrella Roja de Igor Rakocevic.
No acertaba ni lo que decir Sergio Scariolo. Ni enfadado ni molesto, tal vez avergonzado, lo que de veras denotaban las palabras del preparador del Laboral Kutxa Baskonia era perplejidad. Por no saber transmitir la importancia de cada partido, el de Brescia entonaba el «mea culpa».
«Si quieres jugar la Euroliga y la Liga ACB, hay que acostumbrarse a «resetear» lo que hayas hecho en el partido anterior y estar preparado para entrar en el siguiente con garantías y toda la concentración puesta. Si no ha sido así, el primer «mea culpa» lo tiene que entonar el entrenador», dijo.
«Hay que transmitir con claridad que hay que defender, pasarse la pelota... transmitir que hay que jugar en equipo, conceptos básicos del baloncesto de los que nos hemos olvidado por completo, sobre todo al inicio. Así ellos han entrado al partido con comodidad y luego han tenido la confianza suficiente para no agobiarse cuando nos hemos acercado», remataba el entrenador italiano.
Con todo, Scariolo recalcaba que «tenemos muchos conceptos cogidos con alfileres; muchos jugadores que se equivocan en los sistemas. Pero los más rodados no pueden pensar que la respuesta es la iniciativa individual. Con esa falta de cabeza, no vas a ningún lado», remachaba. A. G.