Es un pájaro? ¿Es un avión?», preguntábanse los cariacontecidos trabajadores de Edesa por el incierto futuro ante la extraña y veloz silueta gallinácea que se les venía encima.

Ni ave ni artefacto volador. El héroe reflotador de empresas en crisis lleva por nombre José Luis, por alias Superbilbao, maestro 7º dan en bilbainadas. Una vez apagados flases y focos, como vino, se fue. A la velocidad de la luz, como acostumbran los superhéroes. Y es que Superbilbao ha consagrado la vida a repartir alegría entre sus vecinos, no en vano su símbolo es el gallo en el horóscopo chino. No le mueve otra voluntad que no sea la de la satisfacción de sus gallinas y la protección de sus polluelos. ¡Quién fuera clueca bizkaina!

Y qué me dicen, queridos lectores, de la foto de pareja de los lehendakaris Yolanda e Iñigo (la rata y el buey, en China), paseando bajo el monumento a los Fueros. Todo un shock. Tan es así que algún que otro periodista, por mor de la impresión, vino a dar con sus huesos en el suelo. No era para menos. Ella, la Señora, con vestido rojo pasión en torno a su grácil talle; sugerentes medias negras resaltando unas torneadas piernas que acababan sobre vertiginoso tacón. Él, con elegante a la par que discreto traje gris oscuro, camisa blanca impoluta a juego con su azulada corbata. Ambos dos de tan elegante y cadencioso caminar que de hacerlo en la pasarela Cibeles sería la apoteosis del desfile. El contoneo de la Ginger Rogers nacida en Burgos, criada en Portugalete, afincada en Iruñea y del Fred Astaire barakaldes adurangesado, a lo largo de su caminar era de tal porte y prestancia que hasta las baldosas del Paseo de Sarasate, absolutamente turbadas por el taconeo de la pareja, aguantaron la respiración por miedo a romper el encanto del momento.

La pareja ha declarado que su relación es «cordial», que «no es nueva» y que es voluntad de los dos «profundizar» en la relación. El lehendakari de los vascongados, y ya de una manera oficial, ha invitado a Yolanda, la lehendakari de los nabarros, al palacio de Ajuria Enea.

No faltarán miopes agoreros que vaticinen una pronta suspensión más que temporal de las relaciones de la pareja. Pasan por alto que es más lo que los une que lo que los separa. Los dos formados en católicas universidades, ambos regionalistas y fervientes defensores de la propiedad privatizada y de una economía competitiva al servicio del Capital. Amantes del Orden y enemigos del libertinaje. De derechas.

Yo creo que, con un poquito de tacto, Iñigo podrá desvelar qué agravios oculta el subconsciente de Yolanda. Qué pasó en Portugalete en el periodo de su infancia y adolescencia que la hace reaccionar de manera tan crispada ante «lo vasco». Qué harían los portugalujos con la pobre niña para causarle tamañas cicatrices.

Cuando la ratita visite Ajuria Enea, no estaría de más que el manso organizara un acto de desagravio colocando una placa en la casa donde Yolanda pasó su juventud, al tiempo que el gallo José Luis se marca un aurresku con kukurruku final.