El pleno a puerta cerra de los 376 miembros del Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh), el tercero de este tipo desde la transición hace un año en la dirección del Gobierno, durará hasta el martes.

El discreto hotel de Pekín donde se celebra el pleno amaneció rodeado de numerosos miembros de las fuerzas de seguridad, informó la agencia AFP.

La agenda, según señaló la agencia oficial Xinhua, estará centrada en «la profundización general de las reformas». «Las esperanzas son grandes sobre el desenlace de esta reunión histórica», tituló ayer en portada el rotativo «Global Times». «Del pleno saldrán las grandes líneas de las reformas que determinarán la competitividad de China para la próxima década», insistió en su editorial.

Sostuvo que las reformas deberían estar orientadas a abrir a la competencia sectores controlados por grupos públicos, desde los ferrocarriles hasta el transporte aéreo pasando por las finanzas, la energía y las telecomunicaciones.

«El Diario del Pueblo», órgano del PCCh, hablaba de un «nuevo punto de partida histórico para China». El viernes dejó claro que cualquier reforma reforma política «de imitación occidental» queda completamente descartada y que el PCCh «debe mantener su autoridad», sobre todo en un momento en que se lleva a cabo una campaña anticorrupción contra el aparato.

Durante un encuentro celebrado la pasada semana en Pekín con un un grupo de miembros extranjeros del Consejo Siglo XXI, el presidente, Xi Jinping, aseguró que China continuará firmemente adelante con su campaña de reforma y apertura. «Entre más desarrollada esté China, más abierta será. Es imposible que China cierre la puerta que ya ha sido abierta. Nunca se pondrá fin a la reforma y apertura», remarcó.

Reivindicación uigur

Este pleno tiene lugar dos semanas después de un ataque en la plaza de Tiannanmen de Pekín, centro neurálgico del poder, en el que murieron cinco personas, los tres ocupantes de un vehículo -un hombre uigur, su esposa y su madre- y dos turistas.

La presidenta del Congreso Mundial Uigur, Rebiya Kadeer, afirmó que se trató de un acto de autoinmolación para protestar por la represión de las autoridades chinas en la región de Turkestán Oriental, ocupada por China desde 1949.

Candidata al Premio Nobel de la Paz en 2006 y encarcelada durante seis años por «filtrar secretos al exterior», pidió una investigación internacional sobre este hecho, que el Gobierno calificó de «ataque terrorista».