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Niños gitanos rumanos optan por la educación para salir de la pobreza

Raúl SÁNCHEZ (Efe) |

A Cleopatra, una niña rumana de 14 años, las malas notas en el último año de la educación básica le auguraban el fracaso escolar y un billete a la marginación que sufren muchos gitanos. Un progra- ma de la ONG Fundación Secretariado Gitano (FSG) logró que salvara el curso y pudiera seguir estudiando.

Como ella, otros 19 niños de entre 8 y 14 años, con dificultades en el colegio y de familias con problemas, se beneficiaron el pasado curso de la iniciativa «Promociona», que esta organización española ha puesto en marcha en Boldesti, en el sureste de Rumanía. De los 20 participantes, 19 lograron aprobar el curso y 10 de ellos pasaron a la secundaria.

«Mi hija ha logrado continuar con los estudios gracias a que superó el curso por las clases de preparación», cuenta la madre de Cleopatra, esperanzada ahora en que algún día la chica pueda incluso estudiar en la universidad. «Siempre creímos en su educación y no en casarla a los 14 años, como se hace en otras familias», asegura la mujer.

Más presupuesto

Para la segunda edición de este programa, que acaba de comenzar, la filial rumana de FSG ha ampliado a 50 el número de alumnos que recibirán lecciones de apoyo, dos horas y media a la semana, en lengua y matemáticas. El proyecto cuenta este curso con un presupuesto de 56.000 euros, aportados por el Gobierno suizo, un aumento considerable respecto a los 10.000 de la pasada edición.

El censo oficial rumano contabiliza más de 600.000 gitanos, aunque hay organismos civiles que estiman que más de dos millones de personas (un 10 % de la población) son de etnia romaní en este país, el más pobre de la Unión Europea. La mayoría de estas personas viven en condiciones de pobreza extrema y suelen ser víctimas de la discriminación a la hora de acceder a la educación, la sanidad, el empleo y la vivienda.

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