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Rubalcaba escenifica la renovación del PSOE y vaticina que «ha vuelto»
Tras desactivar el intento de adelantar las primarias que impulsaban sus detractores, Alfredo Pérez Rubalcaba se presentó ayer como líder del PSOE y principal valedor de un proceso de renovación con importantes lagunas.
Alberto PRADILLA | MADRID
Crecido después de desactivar los movimientos internos que exigían primarias para febrero y reforzado tras apoyarse en Susana Díaz, presidenta andaluza y verdadera figura emergente de la conferencia política. Así se presentó ayer el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, en el cierre del cónclave que su partido ha presentado como de «renovación». «El PSOE ha vuelto», auguró, tratando de centrar su discurso en el rearme ideológico sobre el que Ferraz ha basado la proyección del encuentro y apelando a los suyos a sumarse a las movilizaciones sociales contra los recortes impuestos por el Gobierno español. Como estaba previsto, Rubalcaba eludió hablar sobre su futuro o los posibles candidatos a la presidencia, que son los aspectos que han capitalizado el debate. Sí que hizo mención al proceso soberanista que se desarrolla en Catalunya, lanzando un guiño al secretario general del PSC, Pere Navarro, aunque insistiendo en el mensaje de «unidad» que ya se había lanzado la víspera. Antes del cierre de Rubalcaba, los 2.500 participantes en la conferencia aprobaron un documento base con el que el PSOE pretende reforzar la idea con la que su secretario general concluyó su intervención: «No somos lo mismo que el PP». Ahora, tras la «tormenta de ideas», llega el momento de las decisiones prácticas. Y el próximo Comité Federal, previsto para finales de diciembre o principios de enero, será determinante.
«Había mucho que hacer. Había mucho que cambiar. Había muchas cosas que repensar. Por eso me presenté a secretario general». Rememorando el Congreso celebrado en Sevilla en el que se hizo con el poder del PSOE, Rubalcaba abrió un discurso donde aprovechó para situarse como timón de la renovación de su partido. Y lo hizo pese a que los problemas de liderazgo constituyen uno de los principales lastres para Ferraz según confiesan los distintos sectores del partido. También, obviando que una de las grandes críticas que le achacan sus detractores es que su papel durante décadas en la dirección del partido lo invalida para afrontar un recambio con garantías. Nada de esto pareció importarle. De hecho, frente al alegato pronunciado un día antes por Susana Díaz, con muchos elementos retóricos de autocrítica, el líder de Ferraz optó por reividicar los logros del proceso interno, buscar la complicidad con unas bases desencantadas y poner el foco sobre el futuro. Un futuro que mantiene la principal interrogante: quién será el aspirante a batir a Mariano Rajoy en las próximas elecciones y si podría terminar sucediendo a Rubalcaba al frente del PSOE.
Aplazada la batalla de las primarias hasta el próximo Comité Ejecutivo, Rubalcaba no eludió en su discurso la cuestión que sí quedó aparcada de los debates: las demandas soberanistas en Catalunya. «Tenemos que reconstruir la relación de Catalunya con el resto de España, sobre la voluntad de seguir viviendo juntos. Y lo vamos a hacer junto al Partido de los Socialistas de Catalunya, Pere. Con vosotros», proclamó, en un gesto hacia el secretario general del PSC que fue recibido con aplausos por los asistentes al Palacio de Congresos de Madrid. Como la discusión territorial había quedado fuera de la agenda, Rubalcaba se limitó a reiterar la receta aprobada por el PSOE en su declaración de Granada: un cambio en la Constitución española que apuntale un modelo federal. «El Estado autonómico ha funcionado muy bien, pero estamos convencidos de que tiene que seguir transitando hacia una estructura federal. Federal, esa es la palabra. Nos ha costado 30 años pronunciarla», defendió. No obstante, esta fórmula, pese a ser compartida tanto en Madrid como en Barcelona, no ha evitado las fisuras entre Ferraz y PSC por el apoyo de estos últimos al derecho a decidir de los catalanes, un planteamiento rechazado completamente por el PSOE. En este contexto, las palabras de ayer de Rubalcaba dejaron claro que su posición no ha variado: «somos socialistas, no nacionalistas», afirmó, para, a renglón seguido, reivindicar su «pasión por España y los españoles».
Llamada movilizadora
El PSOE sale de la conferencia política sin resolver las dos grandes cuestiones que más atención mediática han suscitado. Aunque, en realidad, su prioridad estaba en el rearme ideológico. Y aquí también aparecen contradicciones. Porque pese a ese sonoro «hemos vuelto» lanzado por el secretario general, la autocrítica trata, en apariencia, de romper con el legado de la última legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, ni el texto final ni los discursos de los líderes del PSOE han hecho mención, por ejemplo, a la modificación del artículo 135 de la Constitución pactada con el PP en verano de 2011 y que da prioridad al pago de la deuda.
De este modo, lo que Rubalcaba intentó ayer fue establecer una línea de continuidad desde los sistemas públicos desarrollados por los primeros gobiernos de Felipe González hasta la actualidad. También, con llamamiento a la movilización incluido. «Hay que estar ahí. Porque los ciudadanos que salen a defender la sanidad pública están defendiendo el modelo que pusimos en marcha los socialistas. Porque los ciudadanos que salen a defender la escuela pública están defendiendo el modelo que pusimos en marcha los socialistas», señaló. Tanto este discurso como la operación previa a la conferencia en la que exmiembros de IU se mostraron dispuestos a colaborar con Ferraz para desalojar del poder al PP apuntan a un posible intento del PSOE de tratar de capitalizar las crecientes protestas sociales.
Propuestas concretas
Al margen del discurso, los asistentes al cónclave del PSOE aprobaron ayer un documento que pretender marcar las líneas de intervención en los próximos años. Tal y como repiten desde la dirección, no se trata de un programa electoral, sino de una renovación del ideario, una especie de «giro a la izquierda». Entre las propuestas aprobadas aparecen la derogación de la reforma laboral impuesta por el Gobierno de Mariano Rajoy o una modificación de la ley electoral o un cambio fiscal que permita no pagar IRPF a los parados y las rentas más bajas, al tiempo que «paguen más los que más ingresos, rentas y patrimonio tengan». Sobre los grandes bloques, destacan el de la defensa de la laicidad (con la promesa de denunciar los acuerdos del Estado español con el Vaticano), los servicios públicos y el ámbito de la igualdad.
Ayer, tanto Rubalcaba como los posibles aspirantes a unas primarias (Patxi López, Eduardo Madina o Carme Chacón) compartían euforia por los trabajos desarrollados. En la base, sin embargo, se escuchaban voces más desencantadas. Por el momento, está claro que la vieja guardia de Ferraz será la que siga pilotando la «renovación»
El PSOE delimitó las formas de participación en el partido. Además, incluirá en el código ético la obligación de dimitir a todos los cargos públicos que sean procesados, como respuesta a los crecientes casos de corrupción
Ferraz propone eximir del IRPF a parados y familias con rentas menores a 16.000 euros anuales. Además, plantea un incremento tributario en relación con las rentas y patrimonios y, también, a las grandes empresas
Entre las propuestas aprobadas están la de denunciar los acuerdos con el Vaticano, defender la autofinanciación de las confesiones, promover la escuela laica y obligar a la Iglesia a pagar el IBI de locales que no se utilicen para el culto
La conferencia instó a derogar el decreto sanitario que excluye a los migrantes «sin papeles» del servicio de salud, así como propuestas para defender la educación pública, las pensiones y la ley de Dependencia
No es habitual que uno de los puntos aprobados en una conferencia política sea recibido con abucheos. Ayer ocurrió con la mención a la monarquía aparecida en los trabajos de la comisión sobre el modelo de Estado, dirigida por Ramón Jáuregui. En concreto, la ponencia indica que «sin renunciar a sus principios republicanos, el PSOE no ve motivos para abandonar hoy el consenso constitucional que rige en España». Básicamente, mantener el histórico apoyo ofrecido desde Ferraz a los borbones desde 1978. Un planteamiento, el del republicanismo «juancarlista», que ayer recibió sonoros abucheos cuando Nacho López Amor leyó al plenario el resultado de las votaciones. No se puede pasar por alto que la jefatura del Estado español pasa por unos momentos de importante descrédito, lastrada por casos de corrupción como el de Iñaki Urdangarin. Sin embargo, los participantes en el cónclave del PSOE decidieron mantener su apoyo a la Corona. Porque, pese a los abucheos, que se mantuvieron por espacio de algo menos de un minuto, también es cierto que los participantes en la comisión dieron su visto bueno a no cuestionar la monarquía y, posteriormente, fueron refrendados por el plenario. Aunque tampoco se puede obviar que el tema había suscitado un intenso debate previo, resuelto con una enmienda de los ponentes en la que, pese a reiterar su apoyo a los borbones, se instaba a la institución a «responder con eficacia, austeridad, transparencia y ejemplaridad a sus funciones constitucionales». El argumento para mantener su adhesión al sistema monárquico es, según la propia conferencia, el hecho de que «no aparece socialmente un consenso alternativo de la suficiente entidad y densidad».
El de la monarquía no es el único punto sujeto a dobles lecturas. Otra de las iniciativas aprobadas en la conferencia es la propuesta para limitar la capacidad del Gobierno para otorgar indultos e, incluso, suprimirla para casos de corrupción. Un planteamiento que llega dos años después de que el entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, indultase a Alfredo Sáenz, consejero delegado del Banco Santander, que había sido condenado a tres meses de arresto e inhabilitación para ejercer su cargo por un delito de acusación falsa y denuncia falsa. Tampoco se puede olvidar que este ha sido el mecanismo utilizado por los sucesivos inquilinos de la Moncloa, tanto del PP como del propio PSOE, para perdonar sus penas a los diferentes policías condenados por torturas.
Otra de las propuestas lanzadas por el cónclave del PSOE es la de ilegalizar los partidos ultras. Se trata de una iniciativa que ya fue defendida por IU tras agresiones fascistas como la ocurrida en Madrid durante la celebración de la Diada, cuando un grupo de extrema derecha asaltó la sede de la Generalitat.
Como estaba previsto, el conflicto político que se vive en Euskal Herria no apareció reflejado en ninguna de las enmiendas. No obstante, sí que hubo una mención al Día de la Memoria que se conmemoraba en la CAV. En su declaración, sin embargo, los miembros del PSOE se limitaron a «rendir un merecido homenaje a las víctimas del terrorismo, tantas veces olvidadas en este país», al tiempo que reivindicaban el papel de Patxi López al frente del Gobierno de Lakua, «que impulsó esta medida» y que «lo hizo con el apoyo de los socialistas de toda España, porque siempre hemos estado con todas las víctimas del terrorismo». A. P.