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Gara > Idatzia > Kirolak > FUTBOL 2006-05-30
José Angel «Cuco» ZIGANDA | Entrenador de Osasuna
«No soy una segunda alternativa, hay que valorar que me hayan elegido»
Va a ser el técnico más joven de la Primera División y no le tiembla el pulso, al menos de momento. Avalado por su trayectoria en los equipos inferiores, José Angel «Cuco» Ziganda se ha ganado la confianza de la actual junta directiva, que ve en él a un nuevo Pedro Mari Zabalza, una comparación que deberá ganarse a pulso sin apenas tiempo para aterrizar. Nada menos que una previa de la Champions es lo que le espera al de Larraintzar para bautizarse futbolísticamente de manera oficial con la primera plantilla.

Tras el «gusanillo» que le recorrió el cuerpo cuando Patxi Izco le comunicó que era el técnico elegido para la temporada 2006-2007, el de Larraintzar ya está centrado en las labores de preparación de la pretemporada y con la ilusión de mantener al equipo lo más arriba posible, bajo la premisa de mirar hacia la cantera como el mejor valor del club rojillo.

­Su último partido oficial fue este pasado domingo en Reus, el próximo puede ser en Londres, Milán o Liverpool, ¿no da un cierto vértigo pensar en un salto futbolístico tan tremendo?

No, por una sencilla razón. Soy una persona muy centrada en lo que hago y no pienso en la importancia o relevancia del cargo, sólo en hacer las cosas bien, independientemente de que entrene el juvenil o el Promesas. Hombre, está claro que la repercusión cuando llegue el momento va a ser diferente, tanto para bien como para mal, pero en mi fuero interno no me planteo otra cosa que hacerlo lo mejor posible.

­El entorno rojillo está eufórico por disputar la máxima competición europea. ¿Su prioridad es contrarrestar esta situación y mentalizar que lo realmente importante es la Liga?

La previa de la Champions es una eliminatoria importantísima para el club, por eso tenemos que afrontarla con la mejor preparación posible. Si conseguimos superarla, a partir de ahí el objetivo primordial sí será la competición liguera, pero ni podemos ni debemos renunciar a nada.

­Sinceramente, qué es lo primero que se le pasó por la cabeza cuando Patxi Izco le ofreció dirigir al primer equipo?

Sentí una especie de gusanillo por todo el cuerpo junto al agradecimiento por que viniera el club a ofrecerme esta responsabilidad en un año histórico, con la de entrenadores que hay con mucho caché y repercusión mediática.

­Pero después de todos los dimes y diretes que hubo en torno al intento de fichaje de Joaquín Caparrós, ¿no se siente como el segundo plato?

Para nada. Cuando supo de la marcha de Javier Aguirre, el club barajó dos o tres alternativas y yo era consciente de que era una de ellas. Conociendo el terreno del fútbol en el que nos movemos, no hay una única opción, porque si no el resto estaríamos muertos. Me lo he tomado con mucha tranquilidad y, lejos de estimar si he sido la segunda o tercera alternativa, valoro que me hayan elegido a mí frente a las diversas opciones que había.

­Ha reconocido que el listón dejado por Aguirre ha sido muy alto. ¿Teme que haya una cierta impaciencia en la grada que impida desarrollar su idea futbolística?

Dentro de lo márgenes en los que se mueve hoy día el fútbol, si hay algún equipo que tiene confianza con los entrenadores y sus proyectos, ése es Osasuna. Igual estoy un poco más asfixiado o presionado allá por el otoño, pero ahora sólo pienso en preparar bien la pretemporada y tengo confianza en mantener a Osasuna en lo más alto.

­Apenas le separa un lustro de algunos futbolistas que va a dirigir. ¿Es un lastre no tener canas a las que respetar?

Creo que no. Seguro que nos vamos a respetar porque conozco a la mayoría de la plantilla y son gente muy sana y seria, que trabajan fenomenal. Espero convencer al grupo y llevarlo en la misma dirección, algo que consiguió Aguirre. Lo ideal sería lograr esa comunión.

­¿Va a mantener la disposición del equipo (4-4-2) o es de los que piensan que un conjunto de alto nivel debe manejar diferentes formas de jugar en función de la plantilla o del planteamiento del rival?

Lo primero que hay que analizar es con qué jugadores cuentas. Por ejemplo, cuando he entrenado con las categorías inferiores prácticamente nunca he jugado con extremos, no porque no quisiera, sino porque no he dispuesto de futbolistas con esas características. Ahora en el primer equipo cuento con Delporte-Moha y David López-Valdo y podemos hacerlo por banda. Aparte, va a depender de cómo completemos la delantera con alguna incorporación, pero en principio me gusta jugar con dos puntas.

­Dentro de la magnífica campaña protagonizada por Osasuna siempre hay aspectos estratégicos que pulir, ¿tiene en mente qué habrá que corregir? ¿Quizás los errores a balón parado o el poco aprovechamiento de las jugadas de estrategia?

Siempre se puede mejorar y hay que buscar la perfección. Se puede conseguir un mejor rendimiento en esos lances porque históricamente ha sido una baza a favor de Osasuna y seguramente lo trabajaremos. En cualquier caso es difícil porque lo mismo que otros equipos lo pasan mal cuando saca una falta Delporte o Puñal, nosotros también sufrimos cuando los rivales utilizan esa estrategia.

­Goikoetxea y usted van a ser la pareja de entrenadores más joven de la Primera División, ¿esperan aportar ideas nuevas a la máxima categoría?

A mí me gustaría que funcionáramos bien, no sólo por el orgullo personal, sino también para servir de ejemplo hacia otros clubes. Lo digo en el sentido de que para hacer las cosas bien, y respetando siempre a la gente de fuera, no hace falta irse muy lejos. Basta con tener paciencia y apostar por la gente que conoce a sus equipos y, en este sentido, Osasuna ha dado ejemplo de tranquilidad y de saber estar. Ahora me gustaría devolver la confianza que han depositado en mí.

­¿Qué le aporta Jon Andoni a ese tándem tan sólido?¿Es el único que se atreve a cantarle las verdades?

Sobre todo, hablamos. Tengo plena confianza en él porque, aunque somos muy diferentes en cuanto a personalidad, sí coincidimos en la forma de ver y vivir el fútbol, es algo que nos encanta. La compenetración es mutua y plena.

­Los preparadores vascos están de moda: Clemente, Bakero, Valverde y ahora usted, como exponente más reciente. Será que no lo hacen tan mal...

El dato es elocuente. Se está apostando por gente de aquí, que conoce sus canteras y la filosofía del club, que vamos a sufrir o disfrutar de corazón todo lo que rodea al equipo. Es importante que se confíe en lo de casa y se medite a la hora de tomar esa decisión.

­¿Pero a veces no da la impresión de que la cantera es el clavo ardiendo al que se agarran los directivos cuando las arcas no disponen de efectivo?

Está claro que sí, pero también hay que decir que, de un tiempo a esta parte, la mentalidad está cambiando y nos estamos dando cuenta que los chavales de la cantera producen tanto o más rendimiento, y que son un valor activo del club muy importante.

­Monreal es el presente, pero ¿le van a acompañar otros?

Habría que decir que es el futuro porque todavía no ha debutado, aunque tenemos mucha confianza dada la trayectoria que lleva. Espero que algún otro jugador del Promesas haga la pretemporada con nosotros y, en función de cómo veamos la plantilla y sus necesidades, dispondrán de su oportunidad. Tengo muy claro que si se producen huecos que cubrir, primero tenemos que mirar hacia dentro y sólo en el caso de que no haya garantías lo haremos hacia fuera.

­Hace mucho tiempo que El Sadar no disfruta de un «9» por el que corra sangre navarra, ¿saldrá del nido del Cuco otro Cuco?

Andoni y yo comentamos muchísimo que no hay manera de encontrar un delantero que pueda tirar hacia arriba. No es fácil, pero la esperanza no la perdemos. Hasta en Tajonar nos hemos planteado más de una vez qué deberíamos cambiar para encontrar ese tipo de jugador porque nos han salido muchos defensas, últimamente también centrocampistas, y ahora nos falta encontrar ese delantero.

­¿Aparte de las cuatro conocidas, el club va a confirmar alguna baja más?

En principio no, pero habrá que analizar si algún futbolista no está a gusto porque haya jugado poco o por alguna otra circunstancia.

­¿Qué opción se baraja para el caso de Iván Rosado?

No hay nada decidido, cuando termine su contrato de cesión hablaremos con él. -



«Me da mucha pena la actual relación tan tirante entre Osasuna y Athletic»
Su vida deportiva se ha repartido entre rojillos y leones, clubes que en estos momentos no viven precisamente un idilio, algo que a Ziganda le provoca tristeza.

­¿Le resultan incómodas las relaciones tan tirantes que existen entre Osasuna y Athletic?

Más que incomodidad me da pena porque tradicionalmente han sido dos clubes que se han llevado muy bien, incluso ha habido relaciones de amistad a nivel de directivas. Aunque alguien piense que esto es la ley de la selva, no debería ser así entre nosotros. Hay que tener un mayor nivel de mesura a la hora de fichar, en este caso como así ha sido, a un chaval de la cantera de aquí. Hay que pensar a más largo plazo y espero que se recapacite sobre estas decisiones.

­Además del fútbol, es un amante y practicante del golf, ¿se pueden afrontar con garantías los 38 hoyos ligueros con el hándicap más alto de la Primera División?

No me preocupa porque no estoy en desventaja con nadie, todos los entrenadores partimos de cero en septiembre. Lo mismo ocurre con la plantilla, no creo que sea superior a otras simplemente porque hayamos finalizado cuartos.

­¿No teme que se le pueda equiparar con quien fue su mentor, Pedro Mari Zabalza, y se le exija en consecuencia?

Ojalá me comparasen con él y con otros entrenadores que han salido del club y que han hecho cosas muy positivas para fortalecer la historia de Osasuna. Además de Pedro Mari, que mantuvo al equipo en un listón muy alto en la Primera División, hay que valorar lo que hizo Martín Monreal, que cogió a la plantilla en un momento muy delicado y lo supo sacar adelante.

­Usted le da mucha importancia al ámbito familiar, ¿buscará que el vestuario rojillo sea su segundo hogar?

Lo que pretendo es que todos peleemos y vayamos en la misma dirección, que nos podamos alegrar juntos de las victorias y sufrir con las derrotas. Considero clave que todos tengamos claro que el objetivo es común, de los veintitantos que estemos. El que no quiera ver esto no es que no pueda estar en un club como Osasuna, sino que no puede jugar al fútbol. En ese sentido, busco personas comprometidas con el grupo porque creo en la fuerza de éste.

­Para las jóvenes generaciones rojillas que no le conocieron como jugador, ¿de dónde viene lo de su apodo y quién se lo puso?

Cuando jugaba en el Pamplona de delantero, era de talla pequeña y mi cualidad principal era ser listillo de cara al gol. Un día en una jugada de pillo metí un gol con la mano y el árbitro no lo vio. Un compañero comentó la expresión “¡qué cuco, qué cuco!”, y hasta hoy. -


 
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