IRUÑEA
El sexto encierro de los sanfermines fue casi un calco del protagonizado el día anterior por los toros de la ganadería Osborne: veloz, sin momentos de especial riesgo y sin ningún herido por asta. La manada salió de los corrales de Santo Domingo encabezada por los cabestros y seguida por los seis toros cacereños, uno de los cuales hizo amago de lanzar derrotes hacia la izquierda en busca de los mozos apiñados contra la pared.
El grupo se abrió en abanico al llegar a la Plaza del Ayuntamiento y se fue estirando en la calle Mercaderes. Al llegar a la curva de la Estafeta los toros se habían puesto por delante de los cabestros gracias a su velocidad, pero no resbalaron ni chocaron contra el vallado.
Eficacia del antideslizante
Precisamente la empresa gallega Pavitec, encargada este año de aplicar el antideslizante en los tramos más complicados del recorrido para mejorar la seguridad, destacó ayer la «eficacia» que está teniendo este producto a la hora de evitar las caídas de toros.Este antideslizante provoca una reacción química en algunos de los componentes del suelo que cambia su estructura física, originando millones de microporos que, sin afectar a la estética del pavimento, producen un «efecto ventosa» que impide los resbalones.
«Las carreras son más rápidas, la manada es más compacta, ya que ningún toro se queda descolgado, y disminuye el peligro para los mozos», explicó la empresa. Además, constató que está disminuyendo la duración de las carreras, ya que la media de los encierros de este año no llega a tres minutos.
Por la calle Estafeta la manada discurrió fragmentada, con tres toros negros abriendo paso, a los que posteriormente se unió otro más, y dos ligeramente descolgados.
Los numerosos huecos abiertos en este tramo fueron aprovechados por los corredores para situarse junto a las astas, sin que los alcurrucén se interesasen por ellos.
La veloz galopada de los astados provocó numerosas caídas de mozos en el tramo final del recorrido, e incluso en la zona de Telefónica llegó a formarse un amago de montón.
Los astados continuaron su camino hacia el coso, arrollando a algunos corredores en la bajada del callejón. Una vez en la arena, los cuatro toros que iban en cabeza se abrieron hacia un lado pero enseguida corrigieron su trayectoria y enfilaron hacia los chiqueros de la plaza, encontrándose con un cabestro que se había dado media vuelta. Los otros dos astados llegaron instantes después y se fueron directamente a los corrales, sin embestir a la multitud agolpada en el vallado.
I.V.
IRUÑEA Tres corredores precisaron ayer atención hospitalaria, aunque ninguno de ellos sufrió heridas por asta de toro. En concreto, J.U.P., de 32 años de edad y vecino de Iruñea, sufrió una contusión de cadera en el tramo de Estafeta y quedó ingresado en el servicio de Traumatología del Hospital Virgen del Camino, con pronóstico grave.
José María Etxeberria Etxeberria, de 55 años y también vecino de Iruñea, fue atendido de policontusiones en el servicio de Urgencias del Hospital de Nafarroa, pero no fue necesario su ingreso en planta.
Un tercer herido, el estadounidense James Stoltz, fue atendido de una fractura de escápula (hombro) en Virgen del Camino, a donde llegó procedente de la enfermería de la plaza de toros. El percance se produjo en la suelta de vacas.
En lo que se refiere a heridos de encierros anteriores, ayer fue dado de alta David Llorente, natural de Jaca. Los demás hospitalizados evolucionan favorablemente.
