No es por ir de Rappel, pero os lo dije: Se acabó la fiesta. Es hora de retomar posiciones en las trincheras de los sueños, de volver a trabajar, a sufrir. Nuestra aportación como sociedad al proceso de paz desde el hipermercado más cercano parece no ser suficiente para que el PSOE apueste por él. ¿No les gusta ya la paz? ¿Nunca la desearon, quizás?

De política no entiendo, limito mi ideología al sentimiento. Lo siento.

Cuando ETA declaró el cese de acciones armadas por última vez, políticos profesionales de todos los partidos no ilegalizados por España excepto del PP, se llenaron la boca especulando sobre la forma en la que el Gobierno español aportaría a la solución del conflicto. Si la más insignificante de aquellas vomitonas ante cámara y micrófono fuera hoy, al menos, tema de discusión (hablaron de que en cuestión de meses se darían el acercamiento de algunos presos, legalización de partidos, cese de juicios a organizacionesŠ) habríamos avanzado ya lo que a este paso nos costará avanzar cien años.

No es que a los presos no los hayan traído, no es que Batasuna siga siendo ilegal. Es que se están mofando de nosotros, otra vez. ¡Y nosotros esperando al primo de zumosol! Cada día entiendo menos a la especie humana. Aunque lo que más me extraña es, de verdad, que excepto la misma Batasuna nadie parece sentirse ninguneado, ni siquiera utilizado, con quien espera ver los fuegos desde Madrid. Utilizado como escudo humano, que cuando esto estalle ­ojalá que no, ojalá­ será quien reciba a la dama de la guadaña en su casa para quién sabe cuántos años más.

¿El sufrimiento pasado no ha hecho desear una vida lejos del llorar? ¿Sólo un bando desea desde ya, y para siempre, que dé comienzo el final? Una de dos: O era mentira que vivir con escoltas es la tortura que nos hicieron creer, o no comprenden que vivir hoy fingiendo que es mañana significa ayer. El PSOE no mueve ficha, cierto. ¿Hacen algo PNV, EA, IU... para que la mueva?

Los prisioneros políticos, rehenes indefensos de su sistema de exterminio penitenciario, son claro ejemplo de la miserable indiferencia con la que estos políticos mercenarios abandonan a su suerte a quienes dieron la vida a cambio de nuestro futuro. Uno de ellos es Iñaki de Juana Chaos. La huelga de hambre, a muerte, es su única arma en estos momentos. Pero es un terrorista. Los demócratas, ¿lo dejarán morir de hambre? -