Calmadamente he leído el artículo de Iñaki Zarraoa, alcalde de Getxo, publicado bajo el título «Sostenibilidad para los Getxotarras» (“Berria” y GARA, 11 y 12 de agosto). Responde al artículo que publiqué con el título “Getxo insostenible” ( 8 de agosto). Sin «acritud» y con cierta ironía, voy a tratar de responder a la aportación del Sr. alcalde, que me resulta un tanto violenta y crispada.

Comienza señalando que intento deslumbrar a la gente poco informada con un eslogan vacío: «Euskadi Destrucciones y Contratas» que, al parecer, le saca de quicio. No entiendo por qué considera poco informados a los lectores de GARA y “Berria”. Ellos conocen esa frase que usted denomina «slogan», ya que publiqué un artículo con ese título (16/7/2005).

Apunta, a continuación, que hago una «utilización frívola e insultante» del slogan... En qué quedamos Sr. alcalde, ¿es vacío o es «frívolo e insultante»? Si escogemos lo último ¿por qué considera esa frase «frívola e insultante» además de un «insulto a la inteligencia»?

También afirma «¿qué sabrá el Sr. Allende lo que pensamos desde el gobierno municipal respecto al tamaño de nuestro municipio?». Y ello me deja algo perplejo pues el PGOU y los proyectos que vienen promoviendo e implementando desde el Ayuntamiento afectan frontalmente al tamaño o ¿es que no reflejan la posición del gobierno municipal?... ¿quién entonces nos está engañando?

Previsiones del PTP

De entrada hay que recordarle al Sr. alcalde que ni está en vigor ni existe aún ningún PTP aprobado definiti- vamente. No es nada ético, en alguien a quien tanto le gusta el «rigor científico», poner entrecomillada, reiteradamente, como si yo lo hubiera dicho, la frase «presión natural de la población actual del municipio». Continúa alabando su ciega creencia en los datos estadísticos y las tendencias, las hipótesis... de la Diputación de Bizkaia. Sr. alcalde, esos datos, hipótesis... pueden cuestionarse razonablemente pues la experiencia nos indica que las prognosis frecuentemente tienen importantes márgenes de «in- terés» y error. El propio Ayuntamiento, en pocos años, ha pasado de contemplar 5.124 viviendas (PGOU, 2001) a hablar ahora de 8.400... ¿ Le parece eso una nimiedad, Sr. alcalde? ¿Sabía usted que cuando Lemoniz (1973), Iberduero hacía proyecciones, que el Gobierno Vasco daba por buenas, de la necesidad de ¡más de 10.000 Mw de potencia instalada, entre Oguella, Lemoniz y Deba, para la década del 90!? Hasta un conocido burukide afirmaba «¡Lemoniz o las velas, Lemoniz o las cavernas!»... Sr alcalde, el profesor que tuve en la London School of Economics nos recomendó, en la disciplina de Estadística, un libro cuyo título traducido decía así: “Cómo mentir con la estadística”. En su opinión, la estadística se utilizaba más para tergiversar, maquinar y reinterpretar la realidad al gusto del que la controla, que para clarificar y desvelar la auténtica realidad. ¿Qué le parece? ¿Entiende por qué me fío tan poco de esas hipótesis y proyecciones interesadas? Aunque interesa mucho conocer quién las hace... eso sí.

Problema de la vivienda

El llamado «problema de la vivienda» no se resuelve construyendo más y más viviendas, Sr. alcalde. Es un problema multidimensional que afecta e interacciona con la política del suelo, con las viviendas vacías (100.000 en la CAV), con las segundas residencias (más de 48.000 en la CAV), con el régimen de alquileres, con la financiación municipal, etc... Como debe saber el Sr. alcalde, su formación jeltzale lleva 23 años con competencias en estas materias sin haber resuelto el llamado «problema de la vivienda». Que el Ayuntamiento de Getxo pretenda ahora resolverlo construyendo 8.400 viviendas concentradas en el último suelo libre de Getxo, Andra Mari, por «solidaridad» con el área metropolitana para así solventar el «problema», entenderá que a muchos nos parezca, además de altamente demagógico, un sarcasmo. ¿Qué sostenibilidad, solidaridad y respeto mostramos con las futuras generaciones de Getxo urbanizando, agotando, cementando y colmatando todo el municipio en los próximos 16 años, para cubrir así también la demanda del resto del área metropolitana? Es la filosofía del corto plazo, del pelotazo, del «quien venga detrás que arrée»... en suma, una actitud intrínsecamente insostenible. ¿Por qué agotar hoy el suelo «libre» del municipio, no urbanizado, cuando no hay una intensa demanda local «viable» que lo justifique? Por otra parte, y respondiendo a otra de sus preguntas, es usted el que habla, equivocamente, de «vecinos de municipios colindantes sin suelo disponible» (“El Mundo”, 19/7/2006). Y colindantes son Leioa, Berango y Sopelana que, sin embargo, sí tienen suelo.

Sostenibilidad

El Sr. alcalde habla de la sostenibilidad con extremada ligereza, pienso yo. Dice que su plan es «sostenible y pensando en las personas»... En junio de 2002, Getxo presentó el “Diagnóstico Ambiental-Medidas de Intervención”, de la Agenda 21 Local de Getxo, documento absolutamente insulso y desnutrido, en el que sin un plano, ni siquiera se hacía una valoración del PGOU de 2001, desde la perspectiva de la sostenibilidad. Han pasado cuatro años y quince desde la Conferencia de Río. Getxo sigue sin disponer de un serio Plan de Acción de una Agenda 21 local. También el PTP del Bilbao metropolitano, que en junio de 1994 presentó la 2ª fase del Avance, era un erial en cuanto a criterios, principios y propuestas de sostenibilidad. De momento, insisto, no existe aún un PTP del Bilbao metropolitano aprobado y en vigor.

Galdaretxe

Sorprendentemente el Sr. alcalde no dice en su respuesta ni una palabra de su proyecto de Galdaretxe, destruyendo las emblemáticas peñas y ampliando la accesibilidad al Puerto Viejo para el vehículo privado, el peatón y la bicicleta. Otra vez será, pero no es serio utilizar la vieja táctica de la avestruz. Sin embargo, la prensa (“El Correo”, 3/8/2006) refleja unas recientes y jugosas declaraciones históricas, yo diría que geniales, porque explican mucho de este contencioso, en relación con Galdaretxe. Dice el Sr. alcalde: «Cualquier obra que se haga en tierra afecta al entorno, pero teniendo en cuenta que el mar es inmenso (sic), este proyecto afecta a un trozo tan pequeño, que las repercusiones son nulas». El tema va de «trozos»... increíble. El problema, Sr. alcalde, es que la transformación-cementación de ese singular «trozo» afecta además de a las emblemáticas peñas, al litoral y al Puerto Viejo. Este descubrimiento del Sr. alcalde ha originado ya voces en Donostia que están proponiendo la construcción en la zona marina de la Bahía de La Concha de un circuito de Fórmula 1. Con lo inmenso que es el mar, dicen que ni se notará.

Participación

Es bueno recordar al Sr. alcalde y otros ediles de nuestros municipios que casi todos los documentos de la Comunidad Europea, incluyendo la carta de Aalborg a la que el Ayuntamiento flamantemente se adhirió en el 2001, enfatizan con insistencia la necesidad de intensificar auténticos procedimientos de consulta y partici- pación pública directa en proyectos ambientales y de planificación territorial. Así, entre los siete principios en que se fundamenta el Libro Verde sobre el Medio Ambiente Urbano (CEE, 1990) destaca aquél que insiste en «garantizar la participación de los habitantes en las decisiones que afectan a la organización de la ciudad y a la gestión de los problemas ambientales... estableciendo procedimientos que permitan a los ciudadanos participar directamente en las decisiones que afecten a su entorno» (C. Ripa di Meana, 2001). Desde luego, nada de esto está propiciando el Sr. alcalde en proyectos como el ascensor Ereaga-Mª Cristina en la prin- cipal fachada del litoral algorteño; nuevo muelle para atraque de cruceros en Arriluze; puerto deportivo en Arriluze, hoy llamado con sarcasmo «puerto divertido»; pretendida destucción de Galdaretxe y amplificación de accesos por medios motorizados y no motorizados al Puerto Viejo; construcción de un nuevo megabarrio con 8.400 viviendas en AndraMari... En ninguno de los casos ha habido alternativas para su debate y contraste público, ni se han propiciado auténticos procedimientos de participación en la toma de decisiones... nada de nada.