Dadme una palabra y moveré la lengua. O el mundo. O subiré automáticamente el volumen de su electrodoméstico esencial para que se despierte de la siesta y pueda echar una mirada furtiva a los anuncios. Con dos palabras ya hacemos un eslogan Y con diez le vendemos un seguro, dos seguros o tres seguros. También vendemos animales favoritos, historias de la historia, historias de las guerras, sin noticia de las paces no impuestas y hasta libros de detectives inteligentes. Una palabra, un beso.

¿Cuántas palabras utilizan los ingenieros para comunicarse con sus pilotos en las carreras de coches? Me gusta cuando hacen esos pinchados de la radio interna. Tiene que ser algo fantástico ir a trescientos por hora y escuchando a alguien que te da órdenes. Y si les estuvieran dando consignas religiosas o políticas, o les enchufasen al móvil de su novia, ¿se les podría quitar el carné? ¿Qué se dirían por teléfono Mario Gas y Pepe Rubianes? El pasteleo fue mayúsculo, todos en su sitio y la libertad de expresión vilipendiada. Por cierto, ¿los contratos se firman para cumplirse o simplemente para aumentar el consumo de papel? Todo por una palabra. Los de las motos utilizan unas pancartas con números sobre el muro. Son más grafiteros.

¿Por qué es noticia mediática el cambio de un ministro, que lleva al cambio de un alcalde que llevará a un cambio en la presidencia de una comunidad autónoma con Estatut? Ni una palabra. Habla un coronel del ejército, muchas palabras. Da un discurso un Ministro de Defensa, muchos silencios. Todas las palabras se pierden cuando se utilizan para hacer de la vida privada de alguien un producto de consumo. Cuando las palabras se han comprado o se han vendido. Cuando las palabras salen forzadas por una necesidad o un lujo, en una palabra, cuando todas las palabras no dejan que escuchemos con nitidez la palabra.

Nos han colocado “Camera Café” en una versión extensa para la noche de los domingos, como entremés de “Aída”. La esperamos, nos habíamos acostumbrado a esa hora de la noche tras el noticiario. Pero seguramente la medida de una entrega semanal sea mucho más manejable y se gane en intensidad. Palabra. -