Podría haber sido un año más en la historia de nuestro pueblo. Pero no; nuestro alcalde, su grupo y el concejal que los apoya para gobernar, han aprobado un proyecto con el cuala nos privarán en el futuro de buena parte de nuestro parque. A cambio, nos ofrecen una plaza de cemento y un aparcamiento subterráneo, en una zona pensada para ser peatonal. Nos preparan un buen programa para el final de su legislatura. Sin duda, puede llegar a ser inolvidable.Veremos: la tala de un buen número de árboles (aproximadamente el 70%), desaparecerá nuestro quiosco del lugar desde donde ha sido testigo silencioso de tantas y tantas vivencias, durante generaciones (su futuro es una incógnita).
Un pueblo que no opina se oprime a sí mismo. Un pueblo que olvida no tiene historia. ¿No seremos capaces de legar a nuestros hijos, nietos... aquello que recibimos de nuestros mayores? Hagamos llegar la voz a nuestro alcalde y concejales, para que recapaciten y no nos priven a toda la ciudadanía del disfrute de un lugar lleno de vida, sin otro motivo que unos cuantos coches puedan aparcar.
Hacemos un llamamiento a quienes compartan nuestra preocupación. A las asociaciones culturales y deportivas, a los centros escolares y educativos, a las bases de los partidos, a los sindicatos... No es tarde. Estamos a tiempo, juntos lo lograremos.
Concepción Larrea y Antonia Intxausti - Zornotza
El proyecto de crear un campo de golf con dos urbanizaciones en Bastida me lleva a hacer una serie de reflexiones:1. Estoy de acuerdo que a los bienes públicos hay que buscarles una utilidad y, por qué no, una rentabilidad, aunque no siempre tiene que ser económica.
2. Cuando pensamos en la utilidad de un bien público, hay que tener en cuenta los diferentes pareceres de los vecinos. El artículo 9.2 CE obliga a las administraciones a «facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social».
3. No estoy de acuerdo en la construcción de un campo de golf, pero podríamos aceptarlo. Lo que no puedo entender es la construcción de un campo de golf con unas urbanizaciones hijas de recalificaciones invadiendo terreno de utilidad pública.
4. ¿Qué le parecería a usted, lector, que para la financiación de unas piscinas municipales en su pueblo hicieran adosadas a ella, dos flamantes urbanizaciones recalificando terrenos de todos? Me parece que este campo de golf es un caballo de Troya, no para introducir dinero en el pueblo, sino para meter, más que pelotas de golf en el hoyo, pelotazos.
5. Es verdad que un campo de golf en sí, quizás, no sea muy invasivo; bueno, habría que estudiar su consumo de agua, que seguramente sea problemático sobre todo en una zona como Rioja Alavesa y en pleno periodo estival, donde los residentes se multiplican por diez respecto al periodo invernal. Pero en el peor de los casos para sus promotores, aunque no fuese rentable, el uso del campo sería reversible, y recuperar el monte y su utilidad pública no supondrían un gran costo. Lo realmente horroroso será que las urbanizaciones quedan para siempre, destruyendo nuestro patrimonio y nuestro paisaje.
6. Estoy de acuerdo en que un pueblo, para que tenga vida, necesita crecer, pero no de cualquier manera y menos sin ningún tipo de distribución urbanística ni adaptada a la fisonomía propia de la estructura urbana de Bastida.
Las normas subsidiarias de Bastida ya contemplan zonas para el desarrollo urbanístico con capacidad para acoger viviendas de baja densidad en número similar al propuesto en las urbanizaciones limítrofes al campo de golf.
7. ¿Acaso para jugar al golf hay que tener la vivienda a pie de campo? ¿No pueden estar las viviendas en las zonas destinadas por las normas subsidiarias para su construcción y que son las que realmente hacen pueblo participando de su vida social, económica y cultural?
8. Me consta que no se ha contrastado la idoneidad del emplazamiento y tampoco se ha demostrado que la localización propuesta por la corporación cuente con una aptitud básica inicial que posibilite la funcionalidad del equipamiento como recoge el artículo 44.2 del PTP.
9. Nosotros, con un campo de golf y sobre todo con sus urbanizaciones adyacentes podemos dilapidar el patrimonio heredado de nuestros mayores, pero también podemos respetar ese tesoro, sobre todo si no estamos seguros de la rentabilidad de nuestras propuestas y somos conscientes de la hipoteca que ello supone a futuro.
Me gustaría pensar que el desarrollo de nuestros pueblos no pasa por tener que recalificar los terrenos sino por apreciar lo que tenemos. ¿Qué precio tiene un paisaje? ¿Con más dinero compraremos viajes para disfrutar de lo que ya teníamos?
Desde aquí, también mi apoyo y adhesión a la impagable labor de la Plataforma Torrolate, creada para preservar el monte Toloño y su entorno.
Diego Castañares - Responsable de Organización de Aralar-Araba
