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Gara > Idatzia > Ekonomia 2007-01-29
China se lanza a la conquista del petróleo y los mercados africanos
El acelerado crecimiento económico de China le ha llevado a poner sus ojos sobre el continente africano, tanto por su necesidad de petróleo y materias primas como por nuevos mercados para sus productos. Pekín siembra proyectos de infraestructuras, relaciones comerciales y préstamos por todo Africa.

China se ha lanzado a la conquista de Africa. Su acelerado crecimiento necesita materias primas y fuentes de energía, pero además sus productos buscan mercados. Además, también se ha convertido en un financiador alternativo a los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. El pasado mes de noviembre se celebró en Pekín una cumbre de cooperación entre Africa y China que puso de relieve este creciente interés del gigante asiático por el continente africano. Su importancia se evidencia en que participaron 41 jefes de Estado o de Gobierno y altos funcionarios de 48 de los 53 estados africanos. En los nueve primeros meses de 2006 los intercambios comerciales entre China y Africa ascendieron a 40.600 millones de dólares, un 40% más que en el mismo período del año anterior. En 2010, Pekín espera alcanzar los 100.000 millones.

Ferrocarriles, redes eléctricas y telefónicas, puertos, escuelas, carreteras, hospitales, finanzas, tecnología... La inversión china abarca todos los campos imaginables. En la cumbre se fijaron los sectores de servicios, turismo, finanzas y telecomunicaciones como nuevos puntos de desarrollo económico y el primer ministro chino, Wn Jiabao, afirmó que ampliará las importaciones. «Alentaremos a las empresas chinas a invertir en zonas de cooperación económica y comercial en Africa, mientras que las africanas interesadas en invertir en China son bienvenidas», añadió en una conferencia de empresarios chinos y africanos paralela a la conferencia. Compañías estatales chinas aportarán 938 millones de dólares para una planta de aluminio en Egipto, 300 millones para una autopista en Nigeria, 600 millones para una presa hidroeléctrica en Ghana o 200 millones para una fundición de cobre en Zambia.

Pero con un crecimiento continuado entre el 8% y el 10% los chinos necesitan sobre todo petróleo. Es el segundo consumidor mundial, pero importa el 40%del que consume. Una tercera parte viene de Angola (segundo proveedor de China detrás de Arabia Saudí). Los consorcis chinos también se han instalado en Nigeria, Guinea Ecuatorial, República Democrática del Congo, Sao Tomé, Gabón y Sudán.

Pekín confía especialmente en posicionarse en la industria petrolífera de Angola, hasta ahora dominada por EEUU, y conquistar las proyectadas exportaciones de petróleo de Guinea Bissau antes de que llegue Occidente. Aunque son mercados reducidos, China no pierde la oportunidad de abrirlos para sus pilas, radios, relojes, chancletas, textiles, cuadernos o herramientas de labranza, pero también mercancías menos inocentes como los tanques, helicópteros, bombas, aviones de combate y municiones con que suministra al Ejército de Sudán y a las milicias que respaldan a Jartum en el sur. Incluso ha abierto tres fábricas de armas en territorio sudanés, un hecho que, por otra parte, explica sus posiciones sobre el conflicto de este país.

Pero China se está convirtiendo también en el prestamista de Africa, como alternativa al FMI. En el Foro de Pekín, el presidente chino Hu Jintao anunció la concesión de una línea de créditos blandos para Africa de 3.000 millones de dólares, otros 2.000 millones para fortalecer las exportaciones y otros 5.000 millones para impulsar inversiones. China pasará así a ser el principal proveedor financiero del continente en el Banco Mundial. Además, prometió cancelar la deuda de los países más pobres...siempre que mantengan relaciones con China. La declaración con que concluyó la cumbre establece «un nuevo tipo de asociación estratégica entre China y Africa, caracterizada por la igualdad y confianza recíproca en lo político, la cooperación económica destinada a las ganancias compartidas y los intercambios culturales». Los dirigentes chinos y africanos establecieron cuatro áreas de cooperación en relaciones políticas, cooperación económica, asuntos internacionales y desarrollo social.

Para algunos estados, la ayuda china tiene además la ventaja de estar «libre de condiciones». Pekín no hace preguntas sobre derechos humanos ni como excusa. El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, afirmó que «la cooperación china es sin condiciones, mientras que otros países la imponen, como democracia, derechos humanos, transparencia, globalización... condiciones que realmente los países emergentes no pueden cumplir».

Para China, en cambio, sus ofertas de inversiones han servido para que estados como Chad rompa lazos con Taiwán y los establezca con Pekín.

Perdon de la deuda

Además de esta cumbre, el líder de la diplomacia china, Li Zhaoxing, realizó el mes pasado un viaje por Benin, Guinea Ecuatorial, Guinea Bissau, Chad, República Centroafricana, Eritrea y Bostwana. En esta visita perdonó 11 millones de dólares de deuda exterior a la República Centroafricana, 75 millones a Guinea Ecuatorial, y firmó acuerdos sin intereses por valor de 3,8 millones de dólares. Además, eximió de aranceles a los productos centroafricanos que importe China y prometió ayudas por 36 millones a Benin.

En la cumbre de Pekín, China propuso duplicar su ayuda en 2009 respecto a 2006. Además de los créditos, prometió construir un centro de conferencias para la Unión Africana y condonar deudas vencidas hasta finales de 2005 de los créditos gubernamentales sin interés contraídas por los países más pobres de Africa que tengan relación con China.

También propuso profundizar en la apertura del mercado chino ampliando la aplicación del arancel cero de 190 a más de 440 partidas para productos de los países africanos menos adelantados. En los próximos tres años pretende además capacitar a 15.000 profesionales, enviar a Africa 100 expertos en tecnología agrícola, construir diez centros piloto de tecnología agrícola, 30 hospitales y 30 centros de tratamiento de la malaria; enviar 300 jóvenes voluntarios y construir 100 escuelas rurales. Al concluir la cumbre se habían firmado 14 acuerdos entre once empresas chinas y gobiernos y empresas africanas, por un valor de 1.900 millones de dólares. En materia de turismo, China otorgó condición de destino turístico a 26 países africanos, incluyendo nueve nuevos en su lista. -



Una relación colonial que pone en peligro la debil industria africana
China supone una competencia directa para los estados occidentales que hasta ahora eran los que explotaban los recursos africanos. Algunos de ellos han calificado la política china de «neocolonialismo». Pekín, por su parte, destaca «el beneficio mutuo» de estas relaciones.

Para los países africanos supone una alternativa a su dependencia de Occidente, pero también oculta riesgos, similares a la relación de Africa con EEUU o la Unión Europea. China se ha convertido en una superpotencia exportadora de grandes producciones a bajo coste. Esto amenaza la ya débil industria africana. En esta guerra comercial, Occidente apela a los derechos humanos. Recuerda que para hacerse con materias primas Pekín no tiene reparos en ignorar el boicot internacional al Gobierno militar de Myanmar o en relacionarse con el Gobierno sudanés, algo que, sin embargo, no es muy diferente a lo que históricamente han venido haciendo, y siguen haciendo, las potencias occidentales.

Así lo recuerdan los críticos africanos asegurando que Europa y EEUU apoyan gobiernos como el de Guinea Ecuatorial o están detrás de conflictos como el de Sierra Leona, debido a sus intereses en petróleo y diamantes. Pero otras advertencias surgen también desde la propia Africa. El nigeriano Toyn Falola, de la Universidad de Texas, alerta de que el bilateralismo de China en Africa puede minar las instituciones regionales y continentales. Pekín negocia con cada Gobierno. «Juega de nuevo a la división colonialista y tácticas de conquista», afirma Falola, que cree que los países africanos son demasiado pequeños para negociar con la gigante China.

También el presidente sudafricano, Tabo Mbeki, ha advertido de que el continente debe actuar con cautela para no caer en una relación colonial. Opina que Africa no debe reducir su papel a un mero aprovisionador de materia prima a cambio de los bienes manufacturados chinos. «El peligro potencial en las relaciones entre África y China es que es posible construir una relación desigual, el tipo de relación existente entre las colonias y los poderes coloniales», indicó Mbeki, que también asistió a la cumbre de Pekín.

Sudáfrica es uno de los países directamente amenazado por la incipiente industria de manufactura china, que descansa en la mano de obra barata, una mayor eficacia y más fondos para investigación que la africana. Los productos sudafricanos, corren el riesgo de verse barridos por los chinos poco después de que estos consigan entrar en todo el mercado africano. Pero muchos otros países han visto a sus industrias ­ en particular en el sector textil ­ amenazadas o superadas por la producción en masa de China. Desde el pobre Lesotho al estable Isla Mauricio, ya han visto la imposibilidad de competir con China.


 
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