REAL SOCIEDAD 0
ATHLETIC 2
DONOSTIA
La coherencia y mayor efectividad de un Athletic limitado por todas las bajas y reforzado por la identidad que le da su política deportiva le mantiene vivo en Primera, a costa de dejar a una Real sin norte y sin acierto en la peor situación de los últimos cuarenta años, a ocho puntos de la permanencia. El Athletic afrontaba el partido y buena parte de los últimos sin el portero titular Lafuente, ni los dos centrales llamados a serlo con Mané Luis Prieto y Ustaritz, sin sus cuatro medios centros Gurpegi, Orbaiz, Tiko y Javi Martínez y a última hora Casas se sumó a la lista de bajas y motivó que Javi González pasara de no tener ficha a ser titular en 24 horas.
Con todos esos problemas, Mané ha asumido dónde está y se ha preocupado de conformar un equipo y sacar el máximo rendimiento de todo lo que tenía hasta el extremo de contar con el que no contaba para nadie. Con una sola baja, Lotina ha aprovechado la falta de identidad y personalidad de su club y su Consejo y se ha preocupado más de fichar que de hacer un equipo. Y las derrotas han llegado cuando pensaba que las soluciones venían en enero.
El ejemplo de Mendieta, que no le vale a Mané pese a no tener medios centros, pero es pretendido por Lotina pese a tener más pivotes que Bruesa, Arrate y Bidasoa juntos, es el ejemplo que mejor ayuda a entender por qué hoy la mayoría de los vascos piensa que el Athletic se salvará y la Real bajará a Segunda. Por la coherencia y la confianza en una forma de ser a pesar de los pesares.
Ayer jugaron en Anoeta un equipo en el que todos sus jugadores asumen lo que representa el Athletic y que su futuro está unido al de su club contra un combinado de unos pocos jugadores que saben lo que era la Real, aunque el futuro de la mayoría puede no estar en el club, y demasiados que han aterrizado por casualidad, que no tienen dudas y saben que si bajan a Segunda dentro de pocos meses estarán en otro destino.
Un equipo que juega como tal daba gusto ver presionar a jugadores de la calidad de Yeste, Aduriz o Urzaiz, y un combinado que no sabe a qué juega. Porque el gran problema de la Real es no sacar partido a lo que tiene, jugadores capaces de corregir su mayor defecto: presionar bien y robar el balón arriba. Pues si para solucionar ese defecto que Lotina reconocía en GARA prescinde de Aranburu, Gari y Kovacevic y se juega arriba con jugadores que físicamente están muy mal como Savio, Skoubo y Jesuli junto a Xabi Prieto... Si además en defensa Mikel González, Víctor López y Juanito llevaban un partido juntos y nunca ha- bían coincidido con Elustondo, sucede que nadie sabe quién tiene que ir a recoger los dos rechaces que bastaron a Iraola el segundo tras dos intentos, para dar la victoria a su equipo.
La efectividad decide
Si la coherencia es un factor clave para entender por qué el Athletic sube a la misma velocidad que se hunde la Real, la efectividad fue la clave de ayer. Al Athletic le bastó con dos balones al área sin peligro para sentenciar en sus rechaces y la Real no marca ni cuando casi le regalan dos goles a placer.
Porque es imposible tener dos opciones más claras. En la primera Undiano quiso compensar el error de Fermín de la primera vuelta. Sarriegi no tenía ninguna intención de golpear el balón con la mano ni cabe tener el brazo más cerca del cuerpo cuando se hace ese gesto. Y Undiano no tuvo claro el penalti, porque al pitarlo debió mostrarle la segunda amarilla.
Xabi Prieto eligió el peor momento para romper su condición de infalible desde los once metros y Juanito fue incapaz de aprovechar el error de la zaga del Athletic al quedarse Yeste y habilitar a cuatro realistas que entraron solos al remate de una falta. El malagueño tenía a Aranzubia vendido y casi le entregó el balón a las manos.
Aunque Lotina habló mucho de ocasiones, lo cierto es que sólo se puede contabilizar una tercera de Víctor López, por supuesto, a balón parado, y sin ningún ángulo que atajó un inspirado Aranzubia. La Real no fue capaz de generar la más mínima opción en jugada hasta el minuto 75, con remate sin peligro de Germán Herrera.
El Athletic apenas tuvo más opciones que un cabezazo de Garmendia, pero no le hacía falta buscarlas porque, en diez de los últimos catorce partidos, a los rivales de la Real les ha valido con meter un gol para ganar. Si eres capaz de meter dos, un equipo se puede dedicar a defender con tranquilidad, que es lo que hizo el Athletic en un segundo tiempo que fue un ejercicio de impotencia de una Real que no sabe cómo atacar.
Si además a Lotina le sobra Kovacevic y prefiere jugar en casa con el marcador en contra con Gari de delantero centro, ya no cabe ni el recurso al juego directo, que es lo único a lo que puede agarrarse un equipo que no tiene confianza, ni está trabajado ni tiene hábitos. Y es que no se puede tener nada de eso cuando, de los trece primeros jugadores que utilizó Lotina, sólo cuatro suman veinte partidos con la Real: Xabi Prieto, al que no le llegaban balones para aprovechar la inactividad de Javi González; Gari, que no es delantero centro; y Garrido y Aitor, que llevan dos partidos seguidos en sus laterales. Así no se puede construir un equipo y menos en una situación en la que es muy difícil asumir las novedades. Por contra, en el Athletic casi todos los jugadores tienen continuidad y confianza. Porque no hay más. Y eso, a veces, es una ventaja.
Y eso que, por calidad individual, Lotina disponía de mejores futbolistas que los que tiene Mané. Ayer el Athletic utilizó once jugadores formados en Lezama, a pesar de las bajas de otros cuatro, por los siete canteranos de la Real. Ni el más forofo seguidor del Athletic defenderá que en los últimos años Lezama da mejores jugadores que Zubieta. Entonces, ¿qué falla? Pues que la Real ha perdido su coherencia y eso amenaza con castigarle igual que cuando se olvidó de lo que funcionaba hace 45 años. Sólo algo milagroso debe pasar hasta junio para que la historia no se repita.
