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Así son

Raimundo Fitero

McGyver sigue haciendo funcionar la imaginación a base de utilizar los elementos más increíbles para armar aparatos o herramientas. Lo reponen en Antena 3. Es una manera de entender que la historia televisiva es circular. Por ejemplo, la productora de «Aída», y el jefe de antena de Tele 5, tienen sus más y sus menos porque en le capítulo emitido el domingo, la protagonista se enamora y se encama con un cura. Un cura que ejerce, y que asciende. Parece que la cadena pidió moderación, a modo de censura preventiva. Y se suavizaron algunas situaciones o chistes, pero de no saberlo, lo que se nos ofreció seguía teniendo la suficiente enjundia como para que algunos de los ultramontanos excomulguen a Aída y a toda su parentela, una especie Los Simpson con vaqueros, maquillaje multicolor y asuntos cercanos, muy cercanos.

Cuando uno termina de ver una entrega de esta serie le dan ganas de decir con un respingo: así son. No tiene desperdicio, es una serie muy completa. Cada personaje está perfectamente dibujado, las situaciones están muy bien diseñadas, sus desarrollos alcanzan lugares de gran lucidez y todo funciona. Y así son, sí, así son muchos de los seres que nos rodean, aunque nunca podamos estar seguros de casi nada, porque se funden los plomos y llega la tragedia.

Cada día hay más violencia familiar. Cada domingo Piterman ocupa sitio en los noticiarios deportivos. Los políticos deben decir sus cosas por narices, como una obligación. Hay misas políticas, mítines, concentraciones. Son aparatos de proporcionar basura a la masa votante a la que se trata con displicencia abusadora. Así son ellos. Y así les responden. Lleva la ciudadanía avisando en varias convocatorias de refrendo de estatutos y constituciones. El mensaje parece claro. No nos molesten más. No tenemos muchas ganas de que se utilice nuestra voto para estas componendas. Se ha perdido el pulso a la calle, hace falta un McGyver en la política, y hace falta una política que esté a la altura de la familia de Aída. Entonces podremos empezar a recuperar el tono participativo. Mientras tanto la abstención va a ser la patria de algunos millones de humanos desengañados.

 

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