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Jesús Lezaun Sacerdote

¿Abertzale a cualquier precio?

El PNV, para poder seguir disfrutando de su situación actual, no tiene más interés que terminar cuanto antes con su hipotético competidor, la izquierda abertzale, que lo barrerá el día que esto termine

Aunque a nadie le importen un pito mis sentimientos, siento la necesidad de gritarlos de forma que se enteren de ellos hasta las piedras. Uno es así de limitado y está así de necesitado (con Arzallus andábamos más entretenidos). Desde la era de Josu Jon Imaz y de Urkulu al frente del PNV estoy de él hasta las narices.

Están hablando siempre de víctimas, y no son capaces de comprender que las víctimas de la situación política somos también todos nosotros, los de las listas de los 15.000 hipotéticos candidatos, y todos los votantes, toda la izquierda que sufrimos lo indecible. Siempre a cuestas con nuestras congojas en las gargantas, a merced de las implacables listas policiales. Es la anchura de esta democracia que diseñó el Caudillo «que dejó todo atado y bien atado». ¡Vaya si lo dejó! Que lo diga Zapatero mismo, prisionero del estado que aquel creó. Todo por una situación que debía haber terminado hace mucho. Siempre que se ha intentado terminarla, el PNV lo ha impedido abierta o solapadamente. Va contra sus intereses de partido que no son otras cosa que disfrutar del poder que tiene y extraer al capital vasco todo el fruto que puede. Lo demás le da al pairo. Esta vez también estarían a punto de echar abajo el proceso aún no nato. ¿Qué han hecho el PNV y su aliado el PSOE? Nada. Y a proponer algo le llaman marear, ¡ya está bien! Estoy, con otros muchísimos, convencido de que al PNV le va bien la violencia. ¡Con las ganas que tenemos que termine los de la izquierda abertzale! Entonces nos veremos los rostros sin caretas, y nos mediremos las fuerzas a cuerpo limpio.

El PNV, para poder seguir disfrutando de su situación actual, no tiene más interés que terminar cuanto antes con su hipotético competidor, la izquierda abertzale, que lo barrerá, estoy seguro, el día que esto termine. Uno se siente con ella internacionalista por haber sido tal antes que nacionalista y pacifista por los cuatro costados (me enferma lo de Irak y todo el próximo Oriente) hasta rechazar toda violencia, hasta la moral y política como la que practican ellos todos (no chistaron ante las últimas torturas) y ellos lo saben, y sería tachado a todas horas de estrecho, de violento, de lo que les de la gana. Por rechazar todas las violencias y todas las armas, rechazo hasta la OTAN, una organización armada que ellos votaron y que subsiste por los beneficios de todo tipo que aporta a la superación de los dos bloques políticos históricos que ya desaparecieron. Que si somos esto o aquello, que si somos ilegales porque queremos, que nos divierten las elecciones de las Juntas, que ellos después ya se encargarán de ayudar a que las prohíban y para disfrutar de los beneficios de todo tipo que ello les aporta. Y tan tranquilos, ¡ellos los demócratas! ¿A quién beneficia una cosa? Es la pregunta que se hace todo el mundo cuando se pretende indagar en unos sucesos no aclarados. Pues éste ya está aclarado hace tiempo. Le dicen a la izquierda todas horas que haga política. ¿Y cómo se hace política disueltos, procesados y criminalizados a todas horas, eliminados de las instituciones...? ¡Como no lo hagan por ellos los angelitos de Imaz! Y aún la hacen los de la izquierda. Porque la hacen de verdad, ¡vaya si la hacen!

Uno podrá estar más o menos conforme con el plan llamado Ibarretxe. Pero lo que subyace debajo de él, sociológica, económica y políticamente es una sociedad clasista, capitalista en estado puro, del máximo beneficio de unos pocos, del mercado libre, de la libre competencia para que se imponga siempre el más fuerte. Por eso uno se pregunta inexorablemente: sí, abertzale sí, ¿pero a qué precio? ¿ A cualquiera? Yo, por no decir otra cosa, dudo al máximo. ¿Una sociedad capitalista a ultranza, al estilo de Neguri por ejemplo, que se hizo con el PNV hace mucho tiempo, desde su mismo principio, y que mandó en él a sus anchas? Pues no, al menos dudo al máximo como he dicho, junto con tanto abertzale de una pieza, de izquierda radical si se quiere, y que en ese caso quizá preferiría ser ácrata, internacionalista, socialista... ¡Ya está bien de tanto mando y de tanto beneficiarse unos pocos, los de siempre de todo! Los legales, claro. Lo siento por la abundancia de gente del pueblo, de la mejor voluntad, que les vota en abundancia. Espero que algún día descubran el error en que se encuentran, y votarán a los suyos, a la izquierda. La izquierda abertzale como es, socialista, separatista, pacífica, partidaria de todas las «causas perdidas» del mundo en estado puro. Sí señor. Si a esto le llaman utopía, obcecación, provincianismo..., me daría igual, cada uno juzga las cosas como le da la gana, o según sus perspectivas de lucro y de mando. Yo lo veo así, desde luego de manera distinta a como lo ve el PNV de Imaz y de Urkulu, de cualquier negurítico en espíritu. Ah, y sin olvidar la ecología, porque probablemente en ella nos jugaremos en adelante la existencia misma de la humanidad. He dicho.

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