El director navarro Diego Fandos ha dado recientemente el salto al mundo del largometraje con el filme «Cosmos», una creación que escenifica tres historias diferentes que poco a poco van tejiéndose unas entre otras.

El de Lerin ha quedado «encantado» con el resultado del filme que se estrenó ayer en el Zinemaldia dentro de la sección Zabaltegi, en el apartado de nuevos directores. Después de pasar algunos años dirigiendo cortometrajes y documentales, aseguró que dirigir un filme largo «es una historia de más desarrollo humano».

La ópera prima de Fandos está protagonizada por actores de la talla de Ramón Barea, Xabier Elorriaga y Klara Badiola, y la veterana en las series televisivas pero casi novel en el cine, Oihana Maritorena. «Es una actriz joven y nueva en el mundo del cine, pero transmite mucha seguridad al director», aseveró.

Asimismo, comparten cartelera jóvenes promesas del cine vasco como Arkaitz Gartziandia y Laida Piñeiro, que han dado sus primeros pasos en el mundo del celuloide de la mano de Diego Fandos. «Ha sido muy bonito trabajar con todos. Tanto los actores con experiencia como los intérpretes noveles me han transmitido mucha confianza. Ha habido mucho diáologo entre nosotros».

Soledad y comunicación

El argumento de la película se centra en el secuestro de un empresario que permanece nueve meses en un zulo, en el papel del portavoz de la familia del secuestrado y en la historia de una joven que ve cómo se desmorona el mundo que le rodea. Un cosmonauta perdido en el espacio sin poder volver a su país, a la URSS, despertará la atención del recién liberado empresario y ese interés comenzará a enlazar las tres historias.

La soledad es el principal tema que aborda Fandos en su primer largometraje. «La película habla constantemente de la soledad. Pueden ser diferentes soledades, algunas se reflejan de manera más metafórica y otras de forma más personal», dijo.

Partiendo de ese sentimiento, el recién estrenado director de cine intentó transmitir la idea de impulsar la comunicación entre las personas. «Siempre que hay un problema hay que intentar resolverlo. En esta película también hay un problema y se intenta resolver basándose en la comunicación. Con la comunicación todo se arregla, o casi todo», apuntó.

El largometraje se rodó en seis semanas de intenso trabajo en Donostia y sus alrededores, y también se realizaron algunas tomas en Pau.

Tras terminar el rodaje a mediados del pasado mes de junio, en apenas tres meses el director navarro consiguió tener a punto su nueva película. «Mientras grabábamos las últimas tomas, escogíamos las mejores escenas y montábamos la película».

Ayer la presentó en el Zinemaldia delante de los suyos, algo que creó cierta preocupación en él, ya que «es como jugar en casa, pero con la presión añadida de estar frente a los tuyos». «Es una alegría estar aquí, es una oportunidad. Tienes el calor de la gente, pero también recae sobre tí una cierta responsabilidad para crear una buena impresión delante de los demás», afirmó.

Al ser preguntado por sus próximos proyectos, Fandos se mostró reservado y tampoco habló sobre futuras promociones de la película. Hizo un balance «muy positivo» del trabajo realizado y se esforzó en hacer un buen papel ante el público donostiarra.