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Iowa cerró ayer el telón del primer acto del gran circo electoral estadounidense

Todo estaba listo a última hora de ayer (madrugada en Euskal Herria) para la celebración de miles de caucus (asambleas de electores) que tenían como objetivo designar a sus favoritos demócrata y republicano para disputarse en noviembre la Presidencia de EEUU. Las encuestas de última hora auguraban un proceso electoral más abierto que nunca. El senador negro Obama y el pastor baptista Huckabee encabezaban las preferencias demócrata y republicana.

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Alain JEAN-ROBERT |

«¿Sabéis a qué hora tienen lugar los caucus?», preguntaba ayer Barack Obama a las alrededor de 200 personas congregadas para escucharle en los locales de una pequeña iglesia metodista de Indianola. «El caucus es simple, fácil y apasionante», aseguraba. Nada más lejos de la realidad.

Ayer, llegada la noche, los electores más resueltos desafiaron el frío polar para reunirse en escuelas, iglesias, e incluso en los halls de hoteles para seleccionar a los candidatos que llevarán los colores demócrata y republicano en las elecciones presidenciales de noviembre.

Contrariamente a una elección ordinaria, no es cuestión de ir a votar cuando a uno le da la gana. Los caucus abrieron sus puertas a las 18:30 (1,30 de la madrugada en Euskal Herria) para los demócratas y media hora más tarde para los militantes republicanos.

Los asistentes se reúnen por afinidad; cada grupo en una esquina de la sala. Hay que reunir al 15% de los presentes para articular un grupo viable. Tras los conciliábulos cualquiera puede cambiar de grupo. Uno puede llegar a un caucus resuelto a votar por A y variar una hora más tarde y votar por B. Los caciques demócratas llaman a esto primera y segunda elección. Aconsejan a los electores tener en la cabeza una segunda opción.

En 2004, Dennis Kucinich y John Edwards formaron una extraña alianza. Si en una oficina de voto los electores de uno de los dos candidatos no podían superar el 15% de los presentes, se les aconsejaba sumarse al grupo del otro candidato que superaba el listón. Ayer, Kucinich, que representa al ala izquierda del partido y milita contra la ocupación de Irak, pidió a sus electores que en su caso hagan lo mismo y se alisten con Obama, no con Edwards.

27 años sin hablarse

Norm Sterzenbach, responsable local del partido demócrata, recuerda una anécdota acaecida en 1980 en un caucus en Fort Dodge, al norte de la capital, Des Moines. Pugnaban entonces por la victoria el senador Ted Kennedy y el presidente saliente Jimmy Carter. Dos vecinas muy amigas rivalizaron al elegir cada una a uno de los dos candidatos. Las discusiones fueron tan vivas que no se han vuelto a dirigir la palabra en estos 27 años.

Encontrar la oficina de voto resulta, en ocasiones, complejo. Una media columna en una página del diario «Des Moines Register» informaba, entre dos noticias sobre un accidente de tráfico y una fuga de gas, que la oficina de voto de los demócratas de Unión, en el condado de Warren, cambió en el último momento de dirección, porque el local donde estaba previsto el caucus fue alquilado por equivocación a los republicanos.

La Universidad de Iowa ha organizado este año sesiones especiales para explicar a los estudiantes el funcionamiento de los caucus.

Cada una de las dos bancadas ha organizado alrededor de 1.800 oficinas de voto.

Los republicanos elegían a su candidato preferido a mano alzada o escribiendo su nombre en una hoja de papel. El procedimiento demócrata era mucho más complicado.

Encuestas a pie de caucus

La carrera se presentaba ayer más abierta que nunca. Un sondeo publicado a escasas horas de la apertura de los caucus mostraba al senador negro Obama en cabeza (31%) por delante de la ex primera dama Hillary Clinton (27%) y del ex candidato a vicepresidente John Edwards, con un 24% de apoyos.

En la bancada republicana, dos seguían siendo los favoritos: el ex gobernador de Arkansas, Mike Huckabee, y el ex gobernador de Massacgussetts Mitt Romney.

Los sondeos a pie de caucus certificaban una ventaja de seis puntos para Huckabee, antiguo pastor baptista que busca el apoyo de los cristianos fundamentalistas (31%) sobre Romney, un riquísimo empresario de religión mormona.

La economía, concretamente la crisis por la burbuja inmobiliaria, y cuestiones como la cobertura sanitaria y de educación, primaban en los discursos de última hora sobre cuestiones como la ocupación de Irak.

En fin, como todos los años de elección presidencial, la de ayer fue la hora de gloria para Iowa, estado rural del Medio Oeste conocido por sus campos de maíz y su importante ganadería porcina. «No olvidéis que todo el mundo os está mirando», recordaba Obama a sus seguidores.

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