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La ambiciosa Cumbre de Lima se queda en buenos deseos

Los ambiciosos objetivos que se había fijado la Cumbre de Lima para combatir la pobreza, la desigualdad y el cambio climático quedaron finalmente en una extensa declaración plagada de compromisos de buena voluntad, sin metas definidas ni cifras de inversión para paliar tres de los más graves problemas de América Latina. Además, apostaron por tomar medidas para atajar la crisis alimentaria mundial, pero se limitaron a apoyar los esfuerzos de la ONU.

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Los gobernantes de sesenta países de América Latina, el Caribe (ACL) y la Unión Europea (UE) se comprometieron en la madrugada de ayer (hora de Euskal Herria) a luchar juntos contra la pobreza y el cambio climático, al término de una cumbre que ha tratado de dar un nuevo impulso a las relaciones entre ambas regiones.

Los jefes de Estado y de Gobierno adoptaron en Lima la declaración «Respondiendo juntos a las prioridades de nuestros pueblos», en la que fijaron una ambiciosa agenda para los dos próximos años en lo que respecta a la erradicación de la pobreza y al logro de un crecimiento económico sostenible. Sin embargo, los objetivos se quedaron en compromisos de buena voluntad, sin metas definidas ni cifras de inversión para afrontarlos.

Como novedad, la Cumbre ALC-UE abrió la vía a la creación de una fundación permanente para «estimular» y «aumentar la visibilidad» de la cooperación entre ambas regiones, que seguirá el modelo de las creadas por la UE para impulsar el diálogo en los países del Mediterráneo y de Asia.

Además, el texto, que los mandatarios habían dejado listo el jueves, incluye el lanzamiento de un programa conjunto contra el cambio climático, bautizado «Euroclima», que permitirá compartir conocimientos y coordinar las acciones contra el calentamiento global.

Pero en la declaración final no hay mención a la propuesta lanzada por una empresa peruana que midió la contaminación generada por la cumbre e instó a contrarrestarla con inversiones en proyectos medioambientales que tengan el efecto contrario y limpien la atmósfera.

Sin embargo, en materia de lucha contra la pobreza y la exclusión social, el documento se limitó poco más que a declaraciones de buenas intenciones, pese a lo sensible de la cuestión en América Latina, una región con más de 200 millones de pobres (casi un tercio de la población), que no ha conseguido reducir los niveles de exclusión.

Propuestas no plasmadas

El propio presidente peruano, Alan García, habló en la apertura de la Cumbre de la necesidad de adoptar medidas concretas para paliar el problema y propuso iniciativas como incrementar en un 2% la producción de alimentos en los países participantes en la cita de Lima para superar la crisis alimentaria.

Ni su propuesta ni la del presidente venezolano, Hugo Chávez, de crear un fondo nutrido de impuestos al petróleo, ni las sugerencias de México para instituir un «fondo verde» llegaron a plasmarse en papel.

La inversión en innovación, educación y tecnología es «clave» en el desafío que afrontan los gobernantes latinoamericanos, señaló la presidenta argentina, Cristina Fernández, aunque el texto tampoco recoge cifras destinadas a esta cuestión.

En cuanto a la escasez y encarecimiento progresivos de los alimentos, los mandatarios aseguraron sentirse «muy preocupados» por esa situación, cuyas causas no identificaron, y reconocieron la necesidad de tomar medidas «inmediatas» porque la crisis alimentaria golpea sobre todos a los más pobres. Al respecto, la Declaración se refiere a la necesidad de apoyar los esfuerzos de la ONU.

La Declaración de Lima refleja, además, el compromiso para desarrollar un enfoque global sobre la emigración, cuya política la UE prevé endurecer en los próximos meses, y una coordinación reforzada en la lucha contra la droga. «La migración no puede ser criminalizada -señaló Rafael Correa, presidente de Ecuador-, no existen seres humanos ilegales, sino procedimientos y leyes ilegítimas».

El diálogo con los sindicatos, la negociación colectiva, la participación ciudadana, la seguridad jurídica de las inversiones, la eliminación de la economía sumergida y la responsabilidad social de las empresa se citan también como ingredientes indispensables.

El anfitrión de la Cumbre, Alan García, se felicitó de que se hubiera logrado «un compromiso de acción contra la pobreza». No obstante la Cumbre de los Pueblos, que se celebró de forma paralela, emitió una declaración en la que cuestiona la efectividad de esos compromisos.

Como admitió Chávez, «fallamos mucho en la concreción, a veces nos quedamos en discursos y papeles firmados».

bloque

Durante las «minicumbres» de ayer, la UE aceptó introducir «flexibilidad» en la negociación comercial con la Comunidad Andina (CAN), pero insistió en seguir negociando «bloque a bloque» un único acuerdo de asociación «ambicioso y comprensivo».

desencuentros

Si es que hubo desencuentros, éstos ocurrieron a puerta cerrada. Hugo Chávez ofreció su mano y disculpas a la canciller alemana, Angela Merkel, por sus palabras al señalar que ella pertenecía a la misma derecha que apoyó a Hitler.

«Venid a los suburbios, no os quedéis en los salones»

«Venid aquí, no os refugiéis en los salones». Desde la periferia miserable de Lima, los peruanos lanzaron una invitación envenenada a los dirigentes llegados a la cumbre. «No los encontraremos aquí, eso seguro. Porque si vieran cómo vivimos, igual se sonrojaban y hacían algo por nosotros», asegura Rosa Cabrera, asistenta médica de 60 años.

La indignación es visible en el rostro de esta enérgica mujer que vive en Villa Salvador, un extrarradio de medio millón de habitantes, que se extiende sobre las dunas que serpentean al sur de la capital.

Sólo las moto-taxis se atrever a subir las pendientes a este barrio caótico, invadido por las basuras en las que deambulan perros famélicos.

«Aquí no se vive, se sobrevive, como los animales», coincide Rosario Padilla, madre soltera de 46 años, a la que su trabajo como asistenta doméstica le permiten ganar, «en un buen día», unos 30 soles (12 dólares).

La presencia de jefes de Estado a una veintena de kilómetros no le dice nada. «Hace tiempo que los dirigentes nos olvidaron y abandonaron. La situación no deja de empeorar» se lamenta.

Como sus vecinos, ella ha sido alcanzada de lleno por la crisis alimentaria y el incremento del precio de productos básicos. Villa Salvador no sabe nada del crecimiento económico del 9% anunciado por el Gobierno en 2007 en Perú, un país en el que la mitad de sus 27 millones de habitantes subsisten bajo el umbral de la pobreza.

El agua corriente no llegó nunca al barrio, donde vive una gran comunidad de indígenas quechuas, llegados a partir de los cuarenta para buscar suerte en la capital.

El año pasado, durante una visita a Perú, Evo Morales, el primer presidente indígena de Bolivia, se convirtió en el único jefe de Estado en visitar este suburbio y fue recibido como un héroe. GARA

Condena al modelo neoliberal y a las empresas transnacionales

La condena al modelo de desarrollo neoliberal y a las empresas transnacionales clausuró la III Cumbre de los Pueblos. La declaración final concluye que la Unión Europea pretende «beneficiar a las grandes multinacionales con los acuerdos comerciales que ya ha firmado o suscribirá con varios países y bloques comerciales de América Latina».

Desarrollada de forma paralela a la Cumbre de Presidentes Latinoamericanos, del Caribe y de la Unión Europea, se clausuró con una fuerte condena al modelo neoliberal y a las empresas transnacionales, sobre todo a las europeas. También el Tribunal Permanente de los Pueblos emitió una condena moral contra las prácticas de 24 multinacionales europeas. El dictámen será remitido a cinco instancias internacionales, a los estados afectados y a los países de origen de las multinacionales.

«Sólo habrá justicia cuando se liquide el modelo neoliberal y capitalista, única forma de acabar con la pobreza», afirmó el presidente de Bolivia, Evo Morales, en su discurso de clausura en la céntrica Plaza 2 de Mayo. Rechazó la privatización de los servicios básicos, que calificó de «derechos humanos», y pidió a los gobiernos que «no defiendan a las empresas que venden servicios básicos».

«Los presidentes podemos negociar muchas cosas, pero no podemos negociar el saqueo de nuestros recursos naturales», subrayó Morales.

Los asistentes a la III Cumbre de los Pueblos criticaron a los mandatarios americanos y europeos que obvien el debate sobre «la primacía del mercado sobre los derechos humanos y el otorgamiento de todas las garantías a las poderosas transnacionales, que eliminan la capacidad estatal de definir proyectos nacionales de desarrollo con la complicidad de los gobiernos». Denunciaron que los acuerdos de asociación que la Unión Europea ha suscrito ya con algunos países latinoamericanos y que busca extender a la Comunidad Andina y el Mercado Común del Sur sólo aumentarán la dependencia económica, al tiempo que «fracturarán la dinámica de integración regional».

Consideraron, así, que la estrategia de Bruselas busca, en definitiva, beneficiar los intereses de las multinacionales europeas y profundizar en las estrategias neoliberales. «A pesar de que se pretende velar su naturaleza incorporando temas de cooperación y diálogo político, la esencia de las propuesta de la Unión Europea es abrir los mercados de capitales, bienes y servicios, proteger la inversión extranjera y reducir la capacidad del Estado de promover el desarrollo económico y social», señala el documento.

Los participantes en la cumbre consideran, en este sentido, que la estrategia comercial europea es similar a la que aplica Estados Unidos a través de los Tratados de Libre Comercio y trasmitieron a los gobiernos latinoamericanos que siguen «la receta del libre comercio» que están «estimulando la fragmentación regional, enfrentamientos nacionales y disputas entre las autoridades».

Denunciaron, además, la hipocresía de organizaciones e instituciones como el BM, el FMI y la OMC, que ante la crisis alimentaria propongan «más liberalización y desprotección».

Frente a este modelo, defienden que es posible una integración entre latinos y europeos basada en la libre determinación, el respeto al medio ambiente, a los derechos humanos y «a los procesos democráticos que lideran los gobiernos que quieren alejarse del neoliberalismo y buscan para sus pueblos relaciones de igualdad con todos los países del mundo». GARA

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