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Crisis en el transporte de mercancías por carretera

«La huelga del transporte se inició para que el estallido social no fuera mayor»

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Estitxu UGARTE

Portavoz del sindicato de transpotes HIRU

Juanjo BASTERRA | BILBO

El sindicato de Transportistas Autónomos de Euskal Herria, HIRU, no llamó a la reciente huelga del transporte de mercancías por carretera y reivindicó ante las patronales y los gobiernos de Gasteiz e Iruñea una factura propia entre cargador y transportista que refleje la realidad de los precios.

Estitxu Ugarte, portavoz del sindicato, sostiene que «el conflicto se ha cerrado en falso» y denuncia que algunas organizaciones «hicieron creer» a los transportistas que se iba a bajar el precio del gasóleo o a fijar una tarifa única, pero «se sabía desde el principio, que no es posible. Hay que ser realistas, a la gente se le ha frustrado más».

Después de unos días de sosiego, la portavoz de HIRU reconoce que «funcionar por un calentón no sirve para nada. Hay que funcionar con la cabeza. Nosotros lo hemos demostrado».

¿Cómo valora la huelga?

La convocatoria del paro ha movilizado a un montón de transportistas hartos de una situación insostenible por el aumento bestial de los costes y la imposibilidad de repercutirlos en los precios. Algunas organizaciones pusieron en marcha la convocatoria para utilizar esa fuerza a sabiendas de que el protagonismo de la negociación la iba a tener la patronal. Se repite la historia de 2000, 2005 y, ahora, 2008. Ha habido una negociación pactada entre la Administración, algunos representantes de cargadores y de transportistas en un órgano que no es democrático, el Comité Nacional del Transporte.

¿Para qué ha servido la huelga?

Es una buena pregunta. Primero, no sabemos de dónde viene la Plataforma de Defensa del Transporte, aunque las referencias de su página web nos desvelan hacia dónde se dirige. Fenadismer es una organización, cuyos dirigentes son miembros del PSOE. Una lectura clara es que esa situación del combustible afecta no sólo a los transportistas, sino a los arrantzales, a los ganaderos y, por lo tanto, o empiezas a hacer movimientos que le vayan dando tranquilidad al gobierno de turno, o al final el globo se infla tanto que el estallido social es mayor. No somos políticos, pero tenemos claro que algunas movidas se preparan para evitar consecuencias más gordas y ese es el juego que se ha pactado en Madrid.

¿Estaba amañada?

Si echamos la vista atrás, el lunes de la huelga nos dicen que el acuerdo se ha conseguido muy tarde. Esperan al martes por la tarde para firmar, como fallece el compañero de Málaga, no van y dicen que no se puede firmar por respeto. Se rubrica el miércoles un acuerdo que estaba tomado el lunes, con un montón de temas tratados antes del fin de semana. Hay una escenificación de un problema y de un acuerdo difícil de conseguir, que es un cuento.

¿Por qué dice eso?

Quienes firman el acuerdo son los que no están en el paro, ni lo han convocado ni han participado. Toda esa historia, cuando hicimos la asamblea a la afiliación se la explicamos. Cualquier utilización por nuestra parte de la palabra paro o huelga, les dijimos, entendería como apoyo a lo que estaba convocado. La única forma de salir de esa utilización fue decir que no secundamos el paro y llamamos a hacer movilizaciones. Lo más sencillo era meternos en esa vorágine, pero no queríamos engañar a nadie. Desde el principio dijimos que era imposible alcanzar las reivindicaciones principales de estas organizaciones, de la Plataforma en Defensa del Transporte, como de Fenadismer y Confedetrans.

¿Es lo que ha ocurrido?

Es imposible que nos autoricen una tarifa mínima obligatoria. Además, no está claro que sirva para todos, porque no es igual el transportista de Almería que el de Basauri, por poner un ejemplo, ya que los costes no son iguales. Buscaban unas soluciones que llegarían de San Cristóbal, de la ministra de turno o del presidente del Gobierno español sabiendo que era imposible.

¿Cuál es la solución?

La única fórmula para que se arregle el asunto es que te pringues. Vengas con nosotros a pedirle a la patronal, a los cargadores y al Gobierno vasco actuaciones concretas. Nuestra postura es difícil de entender por quien está desesperado. Pero en esa situación hay un montón de transportistas, que nadie lo dude. Es importantísimo remarcar que este sindicato respeta profundamente las decisiones de todos los transportistas, aquellos que han estado en la convocatoria del paro, y que fue suspendida, y respeta a los que se han dirigido a Madrid, porque creen y han ido convencidos de que defendían su verdad. Pensaban con el corazón. Los dirigentes de esas organizaciones son unos sinvergüenzas, porque, así como nosotros, sabían que eso no podía ser, y los han engañado. La huelga, además, la desconvocó el `ministro de la porra'.

¿No ha servido para nada la movilización de transportistas?

Bueno. Hay una serie de temas que se han abordado en esa negociación, algunos tienen que ver con asuntos que les pueden venir bien a los transportistas autónomos, como por ejemplo el adelanto en dos años del cese de actividad y algunas otras, aunque están sujetas a un pacto. En realidad, lo que tratan es de hacer ruido para conseguir algunos objetivos menores.

¿A cuáles se refiere?

Al tema de las revisiones periódicas del precio del combustible y la posibilidad de cobrar a 30 días. Se pueden acoger personas jurídicas unipersonales y aumenta a tres el número de vehículos máximo para poder acogerse a las mismas. Se convier- ten en derechos utilizables en una negociación, pero, a parte de dos o tres cosas que le vienen bien al transportista autónomo, lo que sí se ha acordado con garantías reales son elementos que les vienen bien a la patronal, como la rebaja de cotización de conductores, y ayudas a través del Instituto de Crédito Oficial.

Entonces, se ha mejorado algo

En ese sentido sí. Hay derechos que se nos reconocen como el de poder negociar dependiendo de la variación del combustible, a partir de un incremento del 5%, salvo que haya pacto contrario. Puede existir sólo por el hecho de que el cargador nos diga que no lo acepta.

¿Lo que se ha dejado fuera?

Para las organizaciones que plantearon el paro se ha quedado fuera el principal argumento de la huelga, como es la tarifa mínima. Desde el punto de vista de una organización que tiene abierto un expediente por el Tribunal Vasco de la Competencia por hacer una recomendación sobre el precio, nos parece difícil que el sistema acepte un sistema de tarifa obligatoria, que en Europa tampoco se entendería. Planteamos una intervención con los cargadores sobre el tercio de nuestra factura, la que hace referencia al gasóleo para establecer un sistema de revisión puntual. Hay muchas empresas que lo están aceptando en estos momentos.

¿En cuántas?

En algunas lo estamos consiguiendo. Es difícil saber, porque cada uno está en su casa. Grandes empresas, como ArcelorMittal lo hacen semestralmente, hay otras que ya estaba. Queremos que sea trimestral, porque las variaciones son tan bestiales.

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