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TOUR Cuarta etapa

Schumacher sorprende a los favoritos y se viste de amarillo

El corredor alemán se impuso con holgura en la primera contrarreloj de este Tour. Entre los candidatos al triunfo final, Evans y Menchov protagonizaron la cara de la jornada, mientras Valverde, Sastre o los hermanos Schleck se dejaban más tiempo del esperado.

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Amaia U. LASAGABASTER | DONOSTIA

Pole position para Schumacher. El corredor de Gerolsteiner sorprendió ayer a todos los favoritos, adjudicándose la primera contrarreloj de este Tour y aupándose de paso al primer puesto de la general.

Pero los treinta kilómetros con salida y llegada en Cholet también dieron, tal y como se esperaba, para despejar las primeras incógnitas. Por ejemplo, las referidas a Cadel Evans y Denis Menchov: 4º y 6º, respectivamente, en la etapa, fortalecieron su candidatura a la victoria final. El ruso, además, recortó en buena medida -e incluso invirtió- el tiempo cedido la víspera.

Claro que también se abrieron algunos signos de interrogación. Por ejemplo, el que acompañó a la actuación de Alejandro Valverde. Pese a las exhibiciones que viene realizando en los últimos tiempos, pocos esperaban que pelease por el triunfo de etapa, pero sí que cediese poco, o nada, respecto a sus principales rivales. Bien, pues el murciano marcó minuto y medio más que el vencedor y, su referencia más importante, un minuto largo más que Evans. Queda tiempo para comprobar si sólo fue un mal día.

Tampoco anduvieron demasiado finos -aunque en estas jornadas su misión sea perder el mínimo tiempo posible- Carlos Sastre o los hermanos Schleck, en una mala jornada para CSC, teniendo en cuenta que Fabian Cancellara, principal favorito al triunfo de etapa, tuvo que conformarse con el quinto puesto, a más de medio minuto de Schumacher. Tampoco era el día para Damiano Cunego, aunque el corredor de Lampre puede darse por satisfecho, teniendo en cuenta que fue el mejor entre los escaladores y que, con una contrarreloj ya disputada y toda la montaña por delante, apenas le separa un minuto de Evans.

Lo hizo, lamentablemente, mejor que los nuestros. Mikel Astarloza fue el único que mantuvo el tipo y, aún así, se dejó más de minuto y medio en línea de meta; lo de Haimar Zubeldia, 100º a 3'22'' del vencedor, cabe calificarlo casi de desastre.

Con la clasificación redefinida, habrá que ver cómo responden ahora los corredores y sus equipos a sus nuevas responsabilidades. A Gerolsteiner le tocará defender el maillot amarillo de Schumacher, pero no cabe duda de que Evans se confirma como el hombre a batir y, por tanto, como la diana de los ataques que, viendo lo que se dejaron ayer por el camino, muchos están obligados a lanzar. Y a medio camino, un nombre que no puede pasarse por alto, el de Kim Kirchen. Cuarto en Plumelec, segundo en Saint Brieuc y quinto en Nantes, ayer volvió a dar en el larguero pero, con sólo 18 segundos de desventaja respecto al líder, es seguro que mañana moverá pieza camino de Super Besse. Al ciclista luxemburgués puede quedársele grande esta carrera, pero su séptimo puesto del año pasado y el buen arranque de Tour que está protagonizando deben concederle algún aval.

Alegría inesperada

Algún voto de confianza habrá que dar también al líder aunque, en las próximas jornadas, evidentemente, no se moverá en su terreno. El corredor de Gerolsteiner reconocía a la conclusión de la etapa haberse sentido «muy motivado porque tenía mucha confianza. Sabía que esta distancia me venía bien y además, era el tipo de recorrido apropiado para mí. De todos modos, esperaba hacerlo bien, pero nunca ganar la etapa, viendo sobre todo cómo estaba Cancellara», reconoció.

De cara a las próximas jornadas, Schumacher confiesa que ni siquiera tiene «un plan, porque no me esperaba ganar y menos aún vestirme de amarillo. Pero ahora que es así, daré el máximo desde mañana y creo que con este equipo, tenemos la posibilidad de defenderlo algunos días, aunque Kirchen está demasiado cerca».

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