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Maite SOROA | msoroa@gara.net

A vueltas con el juicio

El próximo juicio contra ocho dirigentes políticos vascos en el TSJPV tiene, al menos, la virtud de exhibir sin disimulo el pensamiento más profundo de cada cual. Y así resulta que «El País», con tal de defender a los suyos, no duda en descalificar a los tribunales y, en «El Correo Español», con tal de castigar a los ajenos hay quien se alinea como un soldado con las tesis de la derecha ultracasposa.

El editorialista de «El País» hablaba ayer de «un gaseoso delito» en referencia al que se imputa a López e Ibarretxe -de los cinco abertzales, ni pío- y aseguraba que «no hay nada en la Ley de Partidos que prohíba a los miembros de partidos legales entrevistarse con los de una formación ilegalizada. Pero los jueces que han instruido el sumario han tenido la ocurrencia de considerar que el delito es de cooperación al de desobediencia cometido por los de Batasuna: si el lehendakari y López no hubieran aceptado hablar con Otegi y compañía, éstos no habrían podido desobedecer la prohibición de actuar políticamente. Una artificiosa extensión del ámbito delictivo que lleva a consecuencias absurdas». Ya era hora de que alguien, como el niño del cuento, dijera que el rey está desnudo.

Pero, en «El Correo Español», Tonia Etxarri mostraba la otra cara de la moneda. Según la columnista «el evento puede influir en el enrarecimiento del ambiente si se vuelven a dar las protestas en la calle para presionar al Tribunal». O sea, que ya no se puede ni siquiera protestar. Y queda lo mejor: «El próximo 8 de enero no se va a juzgar `el diálogo', como le gusta decir al Gobierno vasco y no se cansa de repetir la portavoz Azkarate. Se estudiará los hechos en torno a unas entrevistas con una formación proscrita por su vinculación a la banda terrorista y a cuyos portavoces recibió el lehendakari, en sede institucional dándoles un valor de interlocutores políticos, como si pertenecieran a un partido democrático más». Y, ¿que hicieron? Pues dialogar, Tonia, dialogar.

Y, al final, extrae dos conclusiones negativas. De un lado, cree que «al lehendakari, tan cuestionado en privado por importantes sectores de su partido, no le vendrá nada mal la imagen para reagrupar a los nacionalistas». Y otra peor: «Lo que no se alcanza a comprender es que Patxi López diga que volvería a hacer lo mismo precisamente ahora que el Gobierno de Zapatero se halla inmerso en plena corrección de su política antiterrorista». No entienden nada.

 

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