Harold Pinter fue considerado el dramaturgo británico más influyente de su generación y una viva voz dentro del activismo político. Autor de una treintena de obras de teatro, en su larga trayectoria hizo de todo: fue a la vez dramaturgo, actor, director, pero también poeta y guionista cinematográfico. Sus obras teatrales se convirtieron en auténticos clásicos. Cuando la Academia sueca decidió darle el Nobel de Literatura en 2005, en su argumentación destacó que el autor fue galardonado por sus «obras, en las que descubre el precipicio que hay detrás de los balbuceos cotidianos y que irrumpe en los espacios cerrados de la opresión». Tras el premio, Pinter anuncio que dejaba de escribir teatro para concentrarse en la política. «Yo utilizo gran parte de mi energía en intentar cambiar la situación política que, en mi opinión, es de lo más inquietante visto el actual estado de las cosas», afirmó.

Harold Pinter atacó con vehemencia la política en Irak del presidente estadounidense, George W. Bush, y del ex primer ministro británico Tony Blair, al que calificaba de «criminal de guerra». Además, criticó duramente el bombardeo de Serbia por parte de la OTAN y defendió los derechos de los kurdos.

En 2003 publicó «War», una recopilación de poemas contra la guerra de Irak. El 15 de febrero del mismo año fue uno de los oradores que hablaron desde una tribuna en Hyde Park, en Londres, ante un millón y medio de opositores a la guerra. Perteneciente a la generación de los Jóvenes Airados británicos, siempre se mostró orgulloso de estar fuera del establishment. De hecho, se negó a ser nombrado sir por la reina Isabel, aunque sí aceptó la Legión de Honor francesa en 2007.

Autor de más de treinta obras, Pinter nació en 1930 en Hackney, un barrio popular situado al este de Londres. Marcado por los bombadeos de la Segunda Guerra mundial, solía recordar que fueron evacuados tres veces cuando caían las V2 (bombas alemanas. «La sensación de ser bombardeado nunca me ha abandonado», apuntó.

Tras estudiar brevemente en una escuela de teatro, en 1957 se estrenó «La habitación», a la que poco después siguió «The Dumb Waiter». Un año después se estrenó «La fiesta de cumpleaños», aunque su gran éxito llegaría con «The Caretaker», en 1963. Sus obras, inspiradas en sus inicios en el teatro del absurdo del irlandés Samuel Beckett, del que era amigo personal, ttienen una atmósfera muy particular que fue bautizada con el adjetivo de «pintoresco»: tomaba una situación aparentemente inocente, y la convertía en absurda y amenazante gracias a los actos de los personajes. En la década de los 90, su trabajo se volvió más comprometido políticamente, lo que se plasmó en obras contra la guerra como «The New World Order» o «Ashes to Ashes». También colaboró en numerosas adaptaciones para el cine, y fue el autor de los guiones de varios filmes de Joseph Losey, como «La mujer del lugarteniente frances».

Su última aparición sobre los escenarios fue en 2006, pese a su enfermedad, cuando interpretó en Londres un monólogo de Beckett