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Nuevas solistas en Euskal Herria

Escasos son los ejemplos de artistas femeninas en solitario en Euskal Herria, pero tampoco son muy numerosas las nuevas propuestas de interés en el Estado, dejemos de lado la mugre comercial. No obstante, lo que sí trasluce una mera comparación es que fuera cuentan con mejores producciones, mayor cultura y plasmación final.

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Pablo CABEZA | BILBO

En el mercado interior de Euskal Herria todas las opciones y formatos son pequeños, por lo que los resultados populares son de igual tamaño. Aquí, vivir de la música es casi inviable y conseguirlo como solista, prácticamente imposible, salvo dos o tres casos excepcionales y repletos de matices. Tampoco hablamos de Álex Ubago, Amaia Montero, Mikel Erentxun, Fito..., quienes se ganan la vida en otros espacios y bajo otras reglas.

Repasada la escena musical vasca, se percibe que las solistas (incluidos dúos) emergentes son casos casi testimoniales, pero no por deméritos de las protagonistas, sino, en general, por el medio tan hostil en el que tienen que desarrollar su labor. Finalmente, cacheados tres millones de habitantes, no más de seis solistas de nueva generación asoman por el desolado escenario de la música. No tienen nada, o muy poco, pero les sobra ilusión y ganas. Queda, entre otras cosas, que los medios de comunicación les hagan más caso y que las fiestas cuenten también con espacio para ellas, que no todo tiene por qué ser verbena y/o rock.

SAIOA

Ha nacido y crecido en Legorreta, Gipuzkoa, en 1978. Hasta el momento, Saioa Garin Aranburu ha grabado dos referencias, un cedé ep y un cedé de larga duración, «Matrioska heart», editado el año pasado por el sello Moonpalace Records (Beasain), marca sinónimo de buen gusto y dedicación. Hay que ver qué troquelado se ha currado el sello con «Matrioska heart». Entre las referencias de Saioa se encuentra gente como Jeff Buckley, Cat Power, Bright Eyes, Elliott Smith... gente tristona, como ella admite, pero de una calidad exquisita. Conocer a Juanra Prado, responsable de Moonpalace, también le ha permitido acceder a músicos como Barzin, Low, Damon and Naomi, Mark Kozelek,, Rivulets, Smog, Sparklehorse..., que es como estar a la última en vanguardia neo-folk, pop minimalista o música de extrema sensibilidad. Reconforta hallar a una artista con tan buen gusto y curiosidad. «Lo que me inclina a la música es el proceso creativo que supone la composición. Me engancho a la magia que supone crear algo de la nada. Eso es lo que me enamora, el reto de sorprenderme a mí misma con una melodía que encuentro improvisadamente y me gusta. Desde el momento en que me doy cuenta de que puedo comunicarme de forma creativa y simbólica, mediante melodías y letras, descubro que esa es mi mejor manera de expresarme, tanto para mí como para con los demás», explica Saioa. «Matrioska heart» es una preciosidad: delicado, elegante, original, atrevido... En inglés, en euskera, con acordeón, piano, banjo, guitarra acústica, eléctrica... Un enorme paso en la dignificación del folk-rock y pop vasco. «En realidad no tengo ninguna intención de proponer un avance o sonar contemporánea, simplemente he compuesto las canciones que me han llenado. Hay gente que me dice que tengo un estilo diferente a lo que se hace aquí, sobre todo porque combino dos idiomas tan diferentes como el euskera y el inglés; pero no lo hago por "modernear", simplemente hago lo que me gusta. Aunque sí es verdad que el folk norteamericano siempre ha sido una gran influencia en mis composiciones», afirma Saioa.

JONE

En octubre de 2005 el sello independiente Bonberenea le publica «Jone». Justo dos años más tarde se retoma la acción con «Kateak», donde Jone centra mejor su estilo, al tiempo que propone once canciones que funden calidad y temperamental pop electro-acústico con raíz folk-rock. Un excelente álbum que sitúa a la cantautora entre las voces protagonistas de la temporada. Jone Otxoa-Aizpurua Agirrezabalaga nace en Anoeta, Gipuzkoa, en junio de 1986, donde continúa residiendo. Su primer contacto con la guitarra ocurre a los ocho años. Después llegaría cantar y, posteriormente, componer. Un proceso natural que le ha llevado a tener su primer disco en la calle con menos de 20 años. En su cabeza giran las composiciones de sus dos primeras referencias, pero también melodías de Kerobia, Txuma Murugarren, Seiurte, Katamalo, Marlango, Brandi Carlie, Calamaro, Pereza, Coldplay... En la actualidad se encuentra componiendo, sin prisas ni fechas, casi en reposo: «La verdad es que ya llevo algunos meses en una especie de descanso musical. Llegó un momento en el que noté que necesitaba parar. En cuatro años he publicado dos discos, y es cierto que he disfrutado muchísimo durante esos años, pero también creo que es un ritmo intenso. Quiero ir con calma. El posible disco está aún muy lejos, pero en un futuro me gustaría que las canciones y las ideas que van saliendo se materialicen en un nuevo cedé».

MIREN

Con dos años y medio canta por primera vez en Herri Irratia de Loiola. Su madre fue parte del trío Unai, de Azpeitia. Dos de sus hermanos, José Luis y Alberto, fueron miembros fundadores de EGAN, así que con semejante entorno Miren Fernández Francesena, nacida en Azpeitia en junio del 77, no tuvo otro destino que dedicarse (o intentarlo) a la música. Con 11 años estudia piano. Termina la carrera de Magisterio Musical y cuenta con la oportunidad de trabajar para numerosos programas de ETB1, donde preferentemente realiza versiones de cantautores euskaldunes, el más admirado, Benito Lertxundi. Lleva unos cinco años componiendo, con letras tomadas de Pako Aristi, Asier Serrano, Andoni Egaña, Xabier Euzkitze... En directo se le ha podido ver en variadas ocasiones con el proyecto Prefosta Euskal Kantagintza y ahora también como Miren. Y siempre acompañada por Antxon Sarasua, piano y arreglos, como ella residente en Zarautz. Teclas que se funden en numerosas ocasiones con el contrabajo de Amaiur Cajaraville y el acordeón de Iñaki Oliden. Si se mezcla a Lertxundi con Enya hallaremos un posible punto común. Sonidos adultos para una artista que cree firmente en sus posibilidades. Voz templada, académica y canciones donde la melancolía y la belleza serena e íntima rodean «Lo kanta», «Eta etorkizunaz»... o «Laztantzen nauen eskua». «Escucho de todo, pero en especial euskal musika, irlandesa...», apunta Miren. Formalmente es la voz más profesional y el proyecto con más redes tendidas, pero la situación y el mercado se encuentran tan deteriorados que ni lo más estructurado cuenta con demasiadas salidas. Aunque hay luz y, además, Miren es una luchadora.

SAIOA

No, no nos hemos despistado, en Iparralde existe un dúo femenino llamado Saioa, formado por Marieder Iriart y Kamila Zubeldia, de Donibane Garazi y Ziburu. «Saioa es la historia de un encuentro, un flechazo de amistad entre Marieder y Kamila. Un día se conocieron, otro ensayaron y en el momento dijeron que sí al proyecto», afirman. Marieder es parte de los ye-yes The Sparteens, que aquí, junto a Kamila (parte de Unama), se transforma en un folk singer con hechuras. De momento sólo cuentan con el tema «Basa jana» grabado en condiciones, pero apuntan alto. Son sensuales, sensibles, con intención, y suenan contemporáneas. Fluyen desde PJ Harvey a Joan Baez pasando por Anari, según su perfil.

Restan solistas, aunque casos como el de Anne Etchegoyen o Joana Etcharren ya estuvieron en estas páginas dentro de un especial Iparralde.

 
Propuestas peninsulares entre paños acústicos

Si mal están las cosas en Euskal Herria, no mucho mejor fluyen en el resto de la península, pues pocos son los casos que sobresalen y muchos los ejemplos de solistas que dan tanta grima como revuelto de estómago. Por fortuna, entre el año pasado y este se han dado a conocer proyectos como el de La Bien Querida (Ana Fernández-Villaverde), que en «Romancero», entre lo acústico y lo eléctrico magnetiza por encima de cualquier oposición. Recuerda a La Buena Vida, pero la bilbaina, bochera hasta los 20 años, edad en la que parte hacia Madrid para ser pintora, sugiere más, mucho más; de hecho, su álbum debut es excepcional. Russian Red es la idea de la madrileña Lourdes Hernández. Se dice que es la Feist española, y se va bien encaminado. «I love your glasses» es un disco cautivador. Annie B. Sweet es la vida de la malagueña Ana López. Debuta este año con el magnético «Start, restart, undo», otra oferta de folk-rock sublime. Alondra Bentley presenta «Ashfield avenue», delicadeza electro-acústica excelsa.

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