Algunos tienen méritos, otros atributos, conocimientos, capacidad de trabajo, estudio o esfuerzo, en cambio otros su biografía no es otra cosa que una hoja de servicios. Subir en el escalafón a base de paciencia, genética de desgaste o malas artes. Medrar no es crear un mito, es romper con una cadena de justicia y equidad. Por eso llegar a ser el jefe de la Casa Real española en tiempos de Franco no tiene más méritos que el de la debida obediencia, el de pertenecer a la elite militar más próxima al disco duro de la dictadura. Intrigar por detrás, saber guardar secretos de cuartos de banderas, de los negociados de hacienda, incluso los de alcoba. Tampoco va mal conocer idiomas, mantener erguida la figura, organizar la agenda sin muchos tachones y saber pasar las notas y los mensajes a los servicios que correspondan.

Por eso no he visto nunca como alguien al que le deba nada más que unos años de retraso en la llegada de la democracia en Sabino Fernández Ochoa. Y si después logró a base de silencios hacerse un hueco en la historia es fruto de las circunstancias, de las mentiras históricas, de una transición realmente penosa, un 23-F todavía sin aclarar y del estado de cosas en las que actualmente nos movemos. Veo las condolencias por su fallecimiento, el tratamiento casi con honores de funerales de Estado y no puedo nada más que reírme y compararlo, por ejemplo con Valentino. Así, con dos ruedas.

Claro. Valentino Rossi ha ganado su noveno campeonato del mundo de motociclismo, y lo ha hecho corriendo más que nadie. No ha necesitado que deber a nadie un favor, ni ha esperado que nadie se caiga de la moto. No es su estilo, él se ha montado en sus dos ruedas, ha metido el puño a toque en el mando del gas y ha llegado primero a meta. Este hombre simpático, en momentos muy dado al espectáculo, cae bien y es un gran profesional en lo suyo. Es el mejor, por decirlo pronto. Y cada vez que gana una carrera o un campeonato, monta un número divertido, lo celebra con sus seguidores que son millones porque realmente ha marcado una época. El otro día llevaba una leyenda en su camiseta sobre las gallinas viejas.