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«Si hubiera un apagón mediático, ¿seríamos conscientes del cambio climático?»

En plena cumbre mundial sobre el calentamiento global, las noticias sobre el problema se multiplican en los medios de comunicación. Sobre éstos y el cambio climático han debatido media docena de ponentes en unas jornadas meteorológicas en Barakaldo.

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Joseba VIVANCO

El año 1988 marca un antes y un después en el tratamiento del llamado cambio climático en los medios de comunicación planetarios. Tuvo lugar el famoso discurso del científico James Hansen en la Casa Blanca sobre el calentamiento global; el repentino interés mostrado por el tema por la entonces primera ministra británica Margaret Thatcher; y, un tercer elemento, la fundación del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el IPCC. Dos décadas después, su presencia en radio, televisión y prensa escrita ha llegado a tal extremo que hasta defensores de esta amenaza empiezan a reconocer que la multiplicación de estudios y su correspondencia en los mass media puede terminar cansando al gran público y desactivando la alarma.

«Si hubiera un apagón mediático, ¿seríamos conscientes del cambio climático?», cuestionó en la recientes Jornadas sobre divulgación meteorológica del País Vasco, el, precisamente, divulgador Juan José Viñas, en una mesa redonda en la que se debatió sobre el cambio climático en los medios de comunicación. «¿Somos capaces de percibir el cambio climático tal como nos dicen que pasa o lo percibimos por los medios de comunicación?», prolongó su pregunta.

Hace años, un tornado frente a Lekeitio no era noticia; hoy, alguien saca una foto o lo graba con su cámara o su móvil y gracias a la televisión o internet, «se sabe hasta en Tokio», apuntilló Margarita Martín, delegada de la Agencia estatal de Meteorología en la CAV. «Se crea la sensación de que hay más fenómenos adversos que antes y en buena parte es por esa enorme difusión. ¿O es que nadie recuerda ya cómo se hundió la Armada Invencible?».

Las redacciones de los periódicos e informativos televisivos hierven cada vez que hay una gran nevada o se desbordan los ríos. «Yo soy de la opinión de que estas noticias aburren si no le damos un espíritu crítico. Porque explicamos lo que pasa, pero no por qué pasa. Los jefes te dicen que es verdad, pero que la audiencia es la audiencia...», asintió Jasone Agirre, periodista de ETB. «Es que donde antes había inundaciones con 400 litros caídos, ahora se inunda con 200. Estamos modificando las condiciones del terreno», culminó Margarita Martín.

La conocida presentadora de Eguraldia en ETB Ana Urrutia reconoció que «no creo que haya periodistas capacitados para hablar de forma correcta de este tema. Yo observo que tendemos al catastrofismo, a dar mensajes confusos, y es que todo lo que sea catastrófico tiene audiencia». Es más, como también admitió Jasone Agirre, «no hay una línea clara de cómo tratarlo en los informativos, así que hablamos de lo que nos suena, usando términos quizá sin demasiado rigor...».

Santiago Gaztelumendi, de la agencia vasca Euskalmet, se sumó a ese desconocimiento por parte de los medios al referirse a que si ya es difícil que muchos periodistas distingan entre meteorología y clima, demandar de ellos que hablen correcta y objetivamente del cambio climático, se antoja tarea nada fácil. En cualquier caso, sí quiso dejar clara su posición de que «todo este tipo de incertidumbres no nos hagan dejar de percibir el problema. Porque el problema del cambio climático está ahí».

Una falta de cultura científica en este campo, quién sabe si ligada a la frase de Javier Reverte y que Ana Urrutia rescató para el momento: «el periodista es un mar de sabiduría... con poco fondo». Por ello, reclamó de los expertos más pedagogía, en este caso, hacia los periodistas. «Es verdad que si hay una ola de calor, barres en audiencia, es comprensible. Pero vamos a ver si le damos también unas dosis de divulgación».

El problema, como se apresuró a sentenciar Margarita Martín, es que «yo no puedo basarme en informes de supuestos expertos en cambio climático; conozco climatólogos, pero no expertos en cambio climático».

De forma abrumadoramente mayoritaria, los medios de comunicación se decantan por las voces que pregonan los peligros del CO2, el calentamiento global y la responsabilidad en ello del ser humano. Pero también hay científicos que defienden una visión más escéptica y menos alarmista. Para Juan José Viñas, «ninguno de los dos mensajes se ajusta a la realidad en este debate». Se peca de abrazar un extremo u otro.

A su juicio, los mensajes con dosis de alarma han «impregnado las informaciones de los medios de comunicación, y por ello escuchamos barbaridades y titulares llenos de catastrofismo». Más allá de que él piense que el ser humano sí está impactando en el clima, pide a los periodistas que «escuchen a los científicos, no a los políticos». Martín le respondió: «Pero los mensajes que damos los científicos también hay que ver a qué intereses responden...».

«Todo es culpa del cambio climático»

El día en que arrancó la Cumbre del Cambio Climático en Copenhague, 56 periódicos de 45 países publicaron un texto conjunto sobre el cambio climático titulado «Frente a una grave emergencia». Un editorial con un tono eminentemente alarmista, achacando incluso la subida del crudo o del precio de los alimentos a lo que «se nos avecina».

El físico Manuel Toharia, considerado uno de los precursores de la divulgación científica en el Estado español y director del Museo de las Ciencias de Valencia, ya en el año 2005 denunciaba que «las informaciones que aparecen en relación con el fenómeno del cambio climático y del calentamiento global se centran demasiado en las catástrofes que pueden derivarse de este fenómeno, y no en los datos que los científicos manejan. La mayor parte de esos datos no permiten realizar afirmaciones concluyentes, sino conjeturas, hecho probables y eso hace que los científicos sean muy prudentes a la hora de sacar conclusiones».

La falta de ese espíritu crítico lleva a que, como reconoció la presentadora Ana Urrutia, «al final, si llueve mucho o hace mucho calor, la señora de la carnicería termina diciendo que es culpa del cambio climático. Hay mucha desinformación y mucha culpa es de los medios de comunicación».

 

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