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Sectores reaccionarios cierran filas en torno a su «ariete» Munilla

Sectores preconciliares de la Iglesia española, varios dirigentes del PP y hasta la AVT arremetieron contra el comunicado de la mayoría de los párrocos guipuzcoanos, en el que muestran su disconformidad con la designación de José Ignacio Munilla como nuevo obispo de Donostia. Quienes acusan a la comunidad diocesana vasca de estar politizada emplearon la descalificación en esos términos para contrarrestar la importancia de la declaración de los curas.

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Agustín GOIKOETXEA

El comunicado de 131 sacerdotes guipuzcoanos -85 de los 110 párrocos y 11 de los 14 arciprestes de la diócesis- declarando su malestar por el nombramiento de José Ignacio Munilla supone un nuevo terremoto en el seno de la Iglesia vasca, mayor si cabe que las reacciones que suscitaron decisiones de la Santa Sede como la designación de Ricardo Blázquez como prelado de Bilbo o más recientemente la de Mario Iceta como su auxiliar.

El manifiesto de los párrocos se suma a otros pronunciamientos de miembros de la comunidad cristiana de Gipuzkoa que han censurado que el Vaticano opte para la sustitución de Juan María Uriarte por uno de los arietes de los postulados preconciliares tan en boga con Juan Pablo II y Benedicto XVI y enfrentado abiertamente a su antecesor cuando fue párroco en Zumarraga. Ayer a la tarde, 2.077 cristianos se habían adherido a este escrito en el que reivindican que «los obispos sean nombrados no contra, sino para una Iglesia local».

Uno de los firmantes de esa declaración, el teólogo franciscano Joxe Arregi subrayó hace unos días que al nombrar a Munilla se había lesionado «la dignidad humana y eclesial. Nunca en estas diócesis -se refiere a las vascas- desde el Concilio Vaticano II (1962-1965), los cauces de consulta diocesana han sido tan ofensivamente excluidos y contradichos».

Si el manifiesto de los cristianos guipuzcoanos generó entre los sectores más reaccionarios de la Iglesia su réplica, con la creación de una comunidad en la red social Facebook con un millar de adhesiones, ahora la iniciativa del 77% de los párrocos no ha pasado desapercibida. Desde foros muy próximos a las tesis de Munilla no se obvia su transcendencia, aunque se trata de deslegitimarla relacionándola con tesis abertzales y llegando a acusar a los veteranos curas de «enemigos de la Iglesia».

La desafección entre la comunidad y su pastor preocupa, aunque como siempre los hay, especialmente del Ebro para abajo, que creen que «hay que hacer frente al desafío». Otros, algo más moderados, creen que con el paso del tiempo se podrá dar una «coexistencia pacífica» con el nuevo prelado, tesis con las que disienten aquellos que conocen el carácter de José Ignacio Munilla; llegó a plantear su línea pastoral en Zumarraga frente a la de su entonces obispo, Juan María Uriarte.

Las reacciones más gruesas llegaron desde las filas del PP, empleando argumentos propios del debate político cuando la mayor parte de quienes critican el nombramiento se refieren a reflexiones de índole teológico como el papel de la mujer o los laicos en la Iglesia. Antonio Basagoiti declaró que «hay quien está queriendo crucificar a un obispo que aún no ha llegado y lo está haciendo porque es político antes que cura y porque hay dirigentes de algunos partidos que actúan como Franco».

Su compañera de partido, la presidenta de la Cámara de Gasteiz, Arantza Quiroga, incidió en que detrás del manifiesto de los párrocos, que aseguró que «contiene auténticas barbaridades», está el PNV. Tambien apoyó a Munilla el diputado español del P, José Eugenio Azpíroz, que acusó a la mayoría del clero guipuzcoano de anteponer «el interés de lo territorial como una especie de teología de la liberación a lo que es realmente la fe católica. Con ello están provocando un divorcio».

La defensa a ultranza de la figura de José Ignacio Munilla por parte del PP llevó al portavoz de la Diputación guipuzcoana, Eneko Goia, a resaltar que el divorcio entre los ideas del nuevo obispo y la Iglesia local «tiene una dimensión social y política que va más allá de lo meramente eclesial y que nos preocupa muy seriamente».

La portavoz y consejera de Justicia del Ejecutivo de Lakua, Idoia Mendia, consideró que deben de ser los católicos los que opinen «sobre la idoneidad o no de José Ignacio Munilla como nuevo obispo de San Sebastián, y no ael Gobierno Vasco, que es muy respetuoso con la Iglesia».

Hasta UPN entró esta vez en un tema que compete a otro territorio vasco. Su diputado Carlos Salvador pidió a los curas «paciencia, obediencia, contención y discreción».

Error

Desde diferentes foros no se oculta que la reacción de la comunidad diocesana guipuzcoana puede ir en contra de los objetivos que persigue la curia vaticana y originar un cisma entre obispo y su rebaño.

Asimilación

José Ignacio Munilla y otros miembros de la Conferencia Episcopal no se pronunciaron sobre el manifiesto de los párrocos. Confían en que, con el tiempo, los católicos guipuzcoanos lo irán aceptando.

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