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Raimundo Fitero

Seseña

Secreto de sumario. Secreto de confesión. Cincuenta mil folios son un absurdo, que colgados en una página web se convierten en una distracción para arqueólogos policías, jurídicos y periodísticos. Tenemos material de sobra para ir tirando durante estos días que desembocan en el partido del milenio. Cosas de la tele. Es ese pueblo del páramo castellano que se convirtió en un símbolo del pelotazo urbanístico, Seseña, el que ha ocupado horas de los noticiarios. Una niña desaparecida, encontrada muerta en una fábrica abandonada, con signos de violencia, la detención de otra niña que aseguran ha confesado a la GC su implicación en el caso, lo que se transforma inmediatamente en un foco de la tragedia y en un desenfoque periodistas y políticos que recurren a todos los tics de la extrema derecha.

Tienen la solución universal: más represión, menos libertades, endurecimiento de los códigos penales, los niños al talego y cadena perpetua. Es su estribillo de cada noche. Asustan por su insistencia. En los sms que se colocan en la parte baja de la pantalla, algunos, son el mismo, en las dos cadenas más cavernarias. Están muy bien organizados. Pero que muy bien. Los asuntos a tratar se repiten en una y otra, los mensajes igual. Cambia solamente el matiz, la mayor o menor saña en la expresión.

Y en medio de este discurso aparece José Bono, que algo tiene que ver con El Pocero de Seseña, que habla con mucho desparpajo de los periodistas y medios de extrema derecha. Todo porque alguien le recuerda que tiene una hípica, es decir una finca muy señorial, con caballos con documentación, que parece que ganó unos cuantos cientos de miles de euros en algún ejercicio fiscal. El asunto es que tiene un porcentaje grande del accionariado, pero no trabaja en ella, por lo tanto, no debe declararlo en los Cortes. Cosas de sus señorías. Pero el asunto es que mientras este asunto aparece en las tertulias, el señor José Bono, campechano, vuelve al pueblo donde pasó su infancia. Es un programa nostálgico, como el que dedicaron a José María Iñigo y Bilbao hace unas semanas. Guionizado, intentando dar sensación de espontaneidad y siempre a favor del protagonista. Oportunista.

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