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La familia de un preso de Langraiz que murió por sobredosis recurre el archivo

El abogado de la familia de J.B.C, un joven gasteiztarra que falleció el 30 de diciembre de 2008 tras administrarle en la cárcel de Langraiz una sobredosis de metadona, ha recurrido ante la Audiencia de Araba la decisión del juzgado de instrucción de archivar la causa.
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Tanto la familia como la asociación de apoyo a personas presas Salhaketa desean que se esclarezca cuáles fueron los motivos de la muerte del gasteiztarra J.B.C., de 31 años, que dejó dos hijos que ahora tienen 4 años y 16 meses respectivamente. «Toda una vida por delante que perdió durante su estancia» en la prisión de Langraiz, «cuando se supone que los centros penitenciarios reinsertan a la gente o para eso están», subrayaron en su denuncia pública.

Los allegados explicaron que la víctima ingresó en la cárcel el 21 de diciembre de 2008, siendo derivado al equipo de intervención en toxicomanías donde le prescribieron una pastilla de Transilium 50 por la noche y 15 miligramos diarios de metadona. La familia dice no entender por qué se le incluyó en el programa de mantenimiento con metadona «si él no tenía problemas con opiáceos, cocaína, psicoestimulantes, benzodiscepinas o alcohol, como manifiestan los servicios médicos».

Es más, critican que no haya constancia ni de «unos tristes análisis de orina» necesarios para iniciar un tratamiento de éstos. Ocho días después de su encarcelamiento -el 29 de diciem- bre de 2008- los servicios médicos de Langraiz constataron que «por error» se le había administrado a J.B.C. 75 miligramos de metadona, con la circunstancai agravante de que no fue atendido hasta las 13.30.

«Se encuentra irritable, seguramente debido a su estado por la sobredosis de metadona, y se niega a la colocación de un suero con Naloxona, fármaco para la reversión de metadona. Sobre las 15.30 accede a la administración de Rifampicina oral y Naloxona en inyección subcutánea», relataron. Poco más tarde, fue enviado a Urgencias de Txagorritxu para valorar su estado después de que se hubiese autolesionado en una mano con la puerta de su celda.

Ya a las 20.00, el preso retorna a Langraiz y poco después, a las 22.30, los médicos constataron que se encontraba «irritable y vociferando; probablemente -apuntan- porque la sobredosis de metadona hay que tratarla durante al menos 24 horas, si no sus efectos vuelven». La familia informa que fue enviado a una celda y que, a las 8.00 del 30 de diciembre, al abrir las celdas se percataron de que J.B.C. había muerto. Según la autopsia, la causa del fallecimiento fue por «edema pulmonar», provocado por la «sobredosis terapeútica de metadona».

Tras el archivo de la causa por el juzgado de instrucción, la familia y amigos del preso insisten en que lucharán por conocer exactamente lo que sucedió y se establezcan las responsabilidades entre la dirección y los servicios médicos de la cárcel alavesa. Los allegados y Salhaketa han acordado recurrir el archivo ante la Audiencia al no estar satisfechos por la respuesta dada.

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