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Análisis | Comicios presidenciales en Colombia

Santos y Uribe, claros vencedores en la primera vuelta electoral

Con un 46% de los votos, el candidato oficialista da la sorpresa y se perfila como favorito para la segunda vuelta, en la que se enfrentará a Mockus, que no cumplió con las expectativas.

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Beñat ZALDUA Periodista

Cuando todas las encuestas auguraban un empate entre Santos y Mockus, principales candidatos a la presidencia colombiana, el oficialista logró doblar en votos al candidato verde. Todo un espaldarazo para la criticada política de «seguridad democrática» de Álvaro Uribe.

Sorpresa fue la palabra más empleada ayer por los medios colombianos. Sorpresa por la falta de acierto de las encuestas realizadas durante la campaña y sorpresa por la victoria contundente de Juan Manuel Santos, que con un 46,56% de los votos se perfila como claro favorito para ganar en la segunda vuelta del 20 de junio. Enfrente tendrá al candidato verde, Antanas Mockus, que con un 21,49% de los votos, quedó lejos de las cifras esperadas. La abstención fue otro de los grandes protagonistas del día. En un país de más de 45 millones de personas, casi 30 millones estaban llamados a las urnas, y sólo el 14,5 ejerció su derecho. Un 50,8% del electorado se abstuvo.

El tercer lugar fue para el candidato de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras, que con el 10,13% de los apoyos se convirtió en otra de las sorpresas de la jornada. En cuarto lugar, con el 9,15% de los votos, quedó Gustavo Petro, del Polo Democrático, que aunque no alcanzó la ansiada cifra de dos dígitos mejoró notablemente los resultados de las legislativas de marzo y se erigió como segunda fuerza en siete departamentos.

El mayor fracaso lo protagonizaron, sin duda, los dos partidos tradicionales que durante más de un siglo manejaron los destinos del país. El Partido Conservador de Noemí Sanín se quedó en un 6,14%, mientras que el Liberal, encabezado por Rafael Pardo, se quedó en el 4,38%; síntoma de que las fórmulas tradicionales para hacer política en Colombia han caducado.

Otro de los fracasos más sonados fue el de las encuestadoras, que habían anunciado un empate técnico entre Santos y Mockus. Las críticas no tardaron y más de un analista recordó las palabras del líder liberal Horacio Serpa: «Las encuestas son como las carnes embutidas, nadie sabe de qué las hacen, pero todo el mundo se las come».

Las quejas han venido de todos los lados. La senadora opositora Piedad Córdoba se quejó de que el apoyo a Mockus era «ficticio», inflado por las encuestas, que jugaron al servicio de Santos. Petro también lamentó el «triste» papel de las encuestadoras, que «desinflaron la candidatura del Polo».

Se podría pensar que Mockus fue otro de los grandes perdedores, y las caras de sus simpatizantes al final del día así lo indicaban. Sin embargo, teniendo en cuenta que en las encuestas de marzo apenas llegaba a un 3%, haber conseguido forzar una segunda vuelta no parece poca cosa, aunque el reto para el 20 de junio parece algo más que difícil. «Hemos alcanzado una meta que hace unos pocos meses parecía imposible», dijo Mockus a sus simpatizantes.

Más allá de fracasos y decepciones, las elecciones dejaron dos grandes vencedores. En primer lugar, Santos, que ganó en 31 de los 32 departamentos del país y consiguió ganarle a Mockus incluso en Bogotá, fortín verde, donde consiguió el 40% de los votos, frente al 27% de Mockus. El otro gran vencedor es el presidente saliente, Álvaro Uribe, quien con el triunfo de su delfín, recibe la aprobación a su proyecto de país cuando más estaba siendo cuestionado, debido a los escándalos de vínculos con los paramilitares, ejecuciones extrajudiciales y espionaje a opositores.

Como no podía ser de otra manera, el ministro de Interior y Justicia, Fabio Valencia Cossio, no tardó en resaltar la tranquilidad de la jornada, en la que apenas se registraron incidentes o indicios de fraude. La Misión de Observación Electoral, compuesta por 302 organizaciones civiles que velan por la legalidad de los comicios también destacó que, en general, no se produjeron grandes irregularidades -como sí ocurrió en las legislativas de marzo-, aunque reportó compra de votos a favor de Santos en algunos colegios de Antioquia y Cauca. Según la prensa local, en El Pozón, Cartagena, se ofrecían 30.000 pesos (unos 12 euros) a cambio del voto.

La compra de votos es muy común en la tradición política del país, aunque esta vez, pese a los casos concretos, las irregularidades difícilmente pueden explicar unos resultados en los que Santos dobló a Mockus.

Para la segunda ronda, una victoria de Mockus parece más cercana al milagro que a una realidad, según destacó la mayoría de analistas, que especulaban sobre las consecuencias del continuismo de la «seguridad democrática» de Uribe. Cambio Radical y el Partido Conservador han sido grandes aliados de Uribe durante sus ocho años de mandato. Juntos suman más del 16% de los votos y es previsible que la mayoría de ellos vaya a parar a de Santos, al que le vale con que un 5% más vote por él.

Nadie sabe bien qué pasará con los votos liberales. La campaña de Pardo ha atacado duramente a Santos y Uribe, por lo que se prevé que muchos votos de Pardo vayan para Mockus, aunque nadie descarta que voten por Santos, quien el domingo les hizo un guiño al recordarles su procedencia liberal. La mayoría de votos de Petro irán para Mockus, pero aun así, si éste lograse todos los votos liberales y del Polo, sólo se quedaría en un 35%. Políticos uribistas como el senador Roy Barrera pidieron el domingo a Mockus que renuncie a la segunda vuelta y ahorre 90.000 millones de pesos al erario público.

La única posibilidad de Mockus pasa por la movilización de la mitad de electores que se abstuvo en la primera vuelta, sobre todo jóvenes, que parecían apoyarlo pero finalmente no votaron. Pocos creen ya en la posibilidad de un Gobierno que según Mockus, tendría «el lápiz y la Constitución» como herramientas principales. Todos se preparan para la continuidad del uribismo y sus promesas de seguridad, a costa, siempre que haga falta, de la legalidad.

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