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Publicación del informe sobre el «Bloody Sunday»

Cameron pide perdón a Derry por una matanza injustificable e injustificada

Durante treinta y ocho años los vecinos nacionalistas de Derry han mantenido viva la llama de la verdad sobre los acontecimientos del Domingo Sangriento. Ayer esa llama arrasó la maleza del encubrimiento británico.

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Soledad GALIANA | DUBLÍN

Treinta y ocho años después del Domingo Sangriento, el informe de la investigación encabezada por Lord Saville ha confirmado lo que las familias de las catorce víctimas mortales y las decenas de heridos por los disparos del Ejército británico el 30 de enero 1972 en Derry habían mantenido desde el primer día: la inocencia de las víctimas y la culpabilidad británica por un ataque que el primer ministro británico, David Cameron, ha calificado de «injustificado e injustificable» cuando ha perdido perdón a los nacionalistas de Derry ante los diputados presentes en la Cámara de los Comunes.

«No podemos defender al Ejército británico defendiendo lo indefendible, escondiéndonos de la verdad no servimos a todos aquellos que han servido con distinción para mantener la legalidad y la paz en Irlanda del Norte», afirmó Cameron en su declaración oficial, que dio pie a la publicación del informe que se había mantenido apartado de la opinión pública hasta es mismo momento.

«Así pues, no hay razón para suavizar el contenido de este informe. Por las conclusiones del Tribunal está claro que lo ocurrido durante el Domingo Sangriento no puede justificarse. Algunos se preguntaran si cuarenta años después de tal acontecimiento un primer ministro debe pedir perdón. Para la gente de mi generación esto es algo que hemos estudiado más que vivido, pero lo que ocurrió no debía haber ocurrido nunca. Las familias de los fallecidos no deberían haber vivido con el dolor y el daño de ese día y una vida entera de pérdida», lamentó.

«Pido perdón»

«Algunos miembros de las Fuerzas Armadas -prosiguió- actuaron de manera equivocada, pero el Gobierno tiene la responsabilidad última por sus acciones y, por ello, en nombre de nuestro Gobierno y de nuestro país, pido perdón», concluyó Cameron, que se declaró «profundamente patriótico» y aturdido por la dureza de las acusaciones contra los miembros del Ejército británico, «pero las conclusiones de este informe son totalmente claras: lo que ocurrió en el Domingo Sangriento está injustificado y es injustificable» aseguró el premier.

Cameron se refirió uno a uno a todos los argumentos con los que Saville destruye el informe elaborado por su predecesor Lord Widgery que, en abril de 1972, publicó un informe que exoneraba al Ejército y acusaba a las víctimas de haber amenazado la seguridad y las vidas de los soldados.

Claro está que el informe de Widgery estaba más inspirado por la estrategia del Gobierno conservador de que en el norte de Irlanda se vivía una guerra y que la batalla de las relaciones públicas era una parte de importante de ésta.

Precisamente, la injusticia de este informe, que ignoró y desestimó a cientos de testigos para otorgar la palabra y la razón al Ejército, y en el que la comunidad nacionalista norirlandesa, y particularmente de Derry, adivinó una clara intervención política, que dio pie a la campaña de las familias, que desde entonces ha recordado cada año, en la última semana de enero, el espíritu de las víctimas, todas ellas manifestantes por los derechos civiles y contra leyes injustas, por la Justicia con mayúsculas, con denuncias de situaciones de abuso estatal, de violencia policial, de violación de derechos por parte del poder. Y esa marcha del 30 de enero de 1972 ha recorrido cada año desde entonces las calles de Derry.

Así pues, y según apuntó el inquilino del númer 10 de Downing Street al referirse a los principales puntos del informe, los primeros disparos fueron realizados por el Ejército británico, no de los manifestantes o el IRA, como aseguraban el Ejército y Widgery, y ninguno de los manifestantes estaba armado, a pesar de los testimonios de los soldados, que en ningún momento advirtieron que iban a abrir fuego antes de iniciar sus disparos.

«Saville ha encontrado que, a pesar de los testimonios de los soldados que apuntan en otra dirección, ninguno de ellos disparó en respuesta a ataques o amenazas de ataques por parte de individuos con bombas caseras, y encuentra que algunos soldados, y cito textualmente, `presentaron testimonios que sabían erróneos, para justificar sus disparos'», destacó Cameron ante sus colegas en el parlamento británico, que en 1972 fue testigo de la bofetada de la parlamentaria nacionalista de Derry y una de las oradoras en la manifestación, Bernadette Devlin, abofeteó al ministro de interior británico, el conservador Reginal Maudling.

Muertos y heridos

Además, el informe presentado por Saville recoge la evidencia de los cientos de testimonios ignorados por Widgery, que apuntan que los heridos o muertos estaban intentando huir o iban a ayudar a otros que estaban muriendo.

«El informe se refiere a una persona a la que le dispararon cuando se arrastraba para alejarse de los soldados. A otro le dispararon cuando se encontraba herido de muerte en el suelo, y el informe se refiere a su padre al que el Ejército disparó e hirió, después de que hubiera ido a atender a su hijo», resumió Cameron, aunque también apuntó que las conclusiones no determinan si estas personas fueron asesinadas y que era función de otros tribunales el determinar estas cuestiones.

Precisamente, la fiscalía pública (PPS) ya ha anunciado que estudiará el informe junto al jefe de policía para iniciar investigaciones policiales para determinar posibles acusaciones.

Mientras que los políticos nacionalistas recibieron con gran agrado las conclusiones del documento, los unionistas, como el representante del DUP Gregory Campbell, pidieron ayer que se analice dentro del contexto del conflicto armado y «las actividades ilegales del IRA». Por su parte, el presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, afirmó que el informe también revela el intento de ocultamiento por parte del Gobierno británico y que se ha prolongado por casi cuarenta años.

Martin Mcguinness

El líder republicano y vice primer ministro norirlandés, Martin mcGuinness, niega la suposición incluida en el informe de Lord Saville de que estaba presente y armado durante el Domingo Sangriento.

«Siempre habíamos sabido que era inocente y ahora lo sabe todo el mundo»

Para los familiares y allegados de los catorce civiles muertos y decenas de heridos del «Bloody Sunday», el Domingo Sangriento, la mañana de ayer empezó con una movilización silenciosa que recorrió las calles de Derry como un recordatorio de las casi cuatro décadas de injusticia que le ha tocado vivir a la comunidad nacionalista de esta ciudad norirlandesa, la segunda más grande, y de los más de doce años que ha tardado en cerrarse el ciclo de la investigación iniciada por Lord Saville en 1998.

La marcha culminó en el Guildhall, el emblemático edificio de Derry que durante la mañana de ayer acogió a los familiares que acudieron a leer el informe antes de su publicación, que no se produjo hasta después de la intervención del primer ministro británico, David Cameron, ante los diputados británicos, y que fue seguida por los familiares desde el edificio.

Michael McKinney, cuyo hermano, de 27 de años de edad, murió durante la incursión de los soldados británicos en el barrio nacionalista del Bogside de Derry en el transcurso de una manifestación en defensa de los derechos civiles, apuntó que era «un día histórico para Derry», ya que «la espera ha acabado».

Una espera en la que se incluye el primer informe de la investigación sobre los acontencimientos del Domingo Sangriento, a manos de Lord Widgery, y que con su publicación en abril de 1972 además de exonerar a los soldados que ayer Saville declaró culpables, victimizaba aún más a la comunidad nacionalista al acusar a las víctimas de haber atacado al Ejército británico con armas y bombas.

Este informe dio pie a la campaña de las familias y nacionalistas de Derry que consiguió que en 1998 el entonces primer ministro británico, Tony Blair, anunciara una nueva investigación.

Tony Doherty, cuyo padre, Paddy Doherty, resultó muerto a causa de los disparos de los soldados en el bloque Rosville, asegura que con el nuevo informe se reivindica a las víctimas, ya que «la mentira de Widgery ha sido desvelada» y exigió que se despojara de las medallas de honor al regimiento del Ejército que fue responsable de la masacre de Derry.

William Nash murió tras recibir el impacto de un sólo disparo en el pecho, también en los alrededores, y su padre fue herido cuando acudió a socorrerle. Para su hermana Kate, las conclusiones del informe dejan patente una inocencia que su familia ya conocía y ha defendido en todo momento: «siempre lo habíamos sabido, y ahora lo sabe todo el mundo». S. GALIANA

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