«Las Marimbas del Infierno» arranca como un drama, en el que el protagonista, don Alfonso, da cuenta de su situación actual. Cuando te acomodas en la butaca esperando que todo desemboque en una historia triste y cruda, de pronto todo gira 180 grados y se transforma en una divertida comedia, donde, según explica Julio Hernández Cordón, salvo esa primera escena, «el resto de la película es pura ficción basada en las experiencias de los personajes que aparecen en la cinta».

En algún lugar de Guatemala, Don Alfonso ha sido víctima de un plan de extorsión. Temiendo que su familia, o su amada marimba puedan resultar perjudicadas, esconde a su esposa e hijas. Además, debido a las luchas económicas y la disminución de interés por la música tradicional, es despedido de su trabajo como músico en un restaurante. Desesperado, decide fusionar su marimba con el heavy metal gracias a la ayuda de Blacko, un mítico rockero de la escena metal guatemalteca además de médico y ex satanista devoto, que está buscando una oportunidad de seguir haciendo lo que más ama: heavy metal. Así, cuando Alfonso y Blacko se conocen deciden combinar sus talentos en un nuevo proyecto, original y nunca antes hecho, al que llaman «Marimbas del infierno»..

Espíritu del rock

«La marimba es el instrumento nacional de Guatemala y Guatemala es un país muy tradicional. Sabía que la mezcla de la marimba y el heavy metal iba a irritar a cierta gente y también iba a crear mucha curiosidad, incluso yo tenía cierta curiosidad por cómo iba a sonar», explica el director. Además, a su parecer, es muy extraño que nadie lo haya hecho antes y lo comparaba con las nuevas vertientes musicales de flamenco fusionado con el rock o con el hip hop. «Puede sonar dispar, pero, ¡se puede hacer y por qué no intentarlo!».

El proyecto de este largometraje surgió a causa de ese espíritu de viejo rockero que comparten tanto don Alfonso como Blacko que a Hernández le resulta muy interesante. «Lo que más me atraía de Blacko era que, a pesar de sus años, seguía siendo honesto con su meta en la vida; y es que él quiere ser rockero, y en un país como Guatemala, donde es sumamente difícil, no se rinde. Respeta y cumple la filosofía de que si a la gente no le gusta, no importa y sigue haciendo lo que a él más le gusta. Y esa actitud es la que me encanta».

Pero, no sólo es Blacko el idealista y el luchador. Don Alfonso, un hombre de cuarenta y tantos años, sigue luchando por el instrumento que lo es todo para él, aunque le ataquen. «También se me hace sumamente rockanrolero y muy intenso el hecho de que dos personas adultas tengan esa pasión parecida a la de los adolescentes», agrega el realizador.

Pero hasta en eso hay un detalle importante; y es que ninguna escena fue ensayada anteriormente: «No se ensayó; les puse situaciones muy cercanas a lo que ellos habían vivido y su labor era responder a ellas naturalmente. La intención era que fuese como si estuviesen hablando conmigo. Todo es improvisado». Como consecuencia, la manera en que cada personaje reacciona es auténtica y totalmente dispar, por lo que la película gana en naturalidad y realismo.

Su intención al rodar eesta película, fue contar una historia sobre la Guatemala de hoy en día con la marimba y el heavy como telón de fondo. Así, sobre esta base, utilizó personajes reales, con problemas, sueños y frustraciones también reales. Le parecía importante el uso de esa dosis de realidad porque mueven, hacen sufrir, pero al mismo tiempo también hacen sonreír.