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Cálida acogida de «Le Havre», filme del director Aki Kaurismäki sobre la inmigración

El finlandés Aki Kaurismäki presentó ayer en Cannes otra ración de humor estático y romanticismo residual que le caracteriza, pero con un plus de contenido social expuesto en diferentes capas.
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Mateo SANCHO CARDIEL (EFE) | CANNES

El director de «Un hombre sin pasado» o «Nubes pasajeras» compite por cuarta vez a la Palma de Oro con este filme protagonizado por un limpiabotas de la estación de Le Havre que acoge mientras su mujer está ingresada en el hospital a un adolescente africano que es perseguido por la policía.

«La inmigración es un problema demasiado grande como para dar respuestas precisas. Todo viene de la colonización y es un poco tarde para arreglar esos hechos, pero, si los políticos salieran de sus habitaciones de hotel y de sus Mercedes, a lo mejor las cosas empezaban a cambiar un poco», comentó el más famoso de los realizadores finlandeses.

«Le Havre», aunque pueda tener el viraje hacia la trama social, sigue sobreponiéndose a los géneros de la misma manera que, aunque esté rodada en el Estado francés y en francés, todo suene a Finlandia, gracias al trabajo de iluminación tenue y parcial o, posiblemente, al código dadaísta de conducta de los personajes.

En «Le Havre», Kaurismäki construye ese microcosmos pausado e hilarante en el que, pese a lo gélido del ambiente, un corazón tenue tintinea dentro de cada personaje, lo que lleva a un tierno -y por su disparate intrínseco, nada moralista- cuento sobre la solidaridad.

Kaurismäki, que ya rozó la Palma de Oro con «Un hombre sin pasado», vuelve con ganas de vencer. «Ahora os habla Kaurismäki el productor. El director y el guionista se han ido a pescar. Estoy muy contento de estar en Cannes», aseguró. Al tiempo que los presentes aplaudieron casi tanto como en la propia película.

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