Sarkozy quiso acabar con los disturbios de la banlieue limpiando la cité con kärcher. Otros ya intentaron antes erradicar o demolir todo aquello que les molestaba. Michel Rocard, antiguo primer ministro socialista, responsabilizó al «hormigón criminógeno» de ser la causa de una extraña dolencia denominada «barrio sensible» o «cité difícil», como si se tratara de la relación causal entre la exposición al amianto y determinadas enfermedades.

Las expresiones «sensible» y «difícil» corresponden a un enfoque securitario, mientras que el término «desfavorecido» responde a una visión desde un prisma social. ¿Por qué se oculta la getización y discriminación según el origen étnico; el predominio del control social formal e informal; las modalidades de intervención social, cultural y securitaria; el modelo de integración o la estigmatización racial y espacial?

Los disturbios desencadenados el pasado 6 de agosto en Tottenham (Londres), Nottingham, Birmingham, Liverpool y Manchester, a raíz de la muerte de Mark Duggan por disparos policiales, presentan algunas similitudes con las émeutes urbanas francesas, en las que también participaron adolescentes y hubo enfrentamientos con la Policía. Esta violencia ha sido ampliamente visibilizada y mediatizada. Pero también subsisten otras violencias -éstas, invisibilizadas-, como la elevada tasa de desempleo que afecta a una población previamente estigmatizada, empobreciéndola aún más, o la degradación del territorio. La hipermetropía de Cameron y Sarkozy hace que la respuesta de ambos se focalice sobre la represión policial y sea ciega a una precarización y polarización social crecientes.