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Mujer e islam | asma lamrabet, directora del centro de estudios femeninos en islam

«Es el momento ideal para el feminismo islámico»

Asma Lamrabet nació en Rabat (Marruecos), donde actualmente reside y trabaja en el Hospital Universitario Ibn Sina. Médica hematóloga de profesión, es autora de diversos libros y artículos y una destacada representante del feminismo islámico. Es también presidenta de GIERFI (Grupo Internacional de Estudio y Reflexión sobre la Mujer en el Islam) y directora del Centro de Estudios Femeninos en Islam.

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Garazi MUGERTZA |

En plena revolución árabe, Asma Lamrabet ha visitado Euskal Herria de manos de Ipes, Askapena y Bilgune Feminista para hablar sobre feminismo islámico, una corriente cada vez más extendida entre las mujeres musulmanas. En la entrevista concedida a GARA, desmonta el discurso de Occidente sobre las mujeres y el islam.

¿En qué fundamentos se basa el feminismo islámico?

El feminismo islámico es el feminismo como lo conocemos en el resto del mundo, con principios universales, que reivindican libertad, emancipación y dignidad para la mujer. Es islámico porque se refiere a unos principios que están en nuestra cultura en lo referente al mensaje espiritual que encierra el islam. A este respecto, quisiera aclarar dos cosas. La gente cuando oye los términos feminismo e islam juntos, se queda como cortada y se pregunta el porqué de feminismo e islam, ya que el islam está visto como una religión discriminatoria hacia la mujer. Lo que quisiera aclarar es que cuando hablamos de religión, hablamos de sistema, de una ideología religiosa y de una institución religiosa, pero dentro de todas las religiones hay un mensaje espiritual. Lo que ha traído la discriminación de la mujer son las instituciones religiosas y el sistema religioso, no el mensaje. Nosotras queremos reivindicar los derechos a partir de este mensaje espiritual y luchar contra las instituciones religiosas, que son las que han hecho una lectura patriarcal del mensaje espiritual.

A la pregunta de por qué feminismo islámico y no simplemente feminismo, debo contestar que hay distintas corrientes feministas. No me van a decir que el feminismo occidental es un feminismo monolítico, que sólo hay uno y que ese uno es único, porque no es verdad. Dentro del feminismo hay modelos diferentes y también principios universales que todas compartimos. Hay que saber diferenciar entre modelos y principios. Los principios universales son la lucha por la emancipación de la mujer, por la dignidad y por la igualdad. Es por eso que, al igual que hay feminismo radical, feminismo de Estados Unidos o black feminism, existe el feminismo islámico. El islam y la mujer musulmana están tan estereotipados, que es difícil entender cómo una mujer musulmana reivindica sus derechos a partir de su, entre comillas, religión.

¿Cómo surge el feminismo islámico?

Como movimiento, es relativamente nuevo y plural, no hay un único feminismo islámico, ya que existen distintas corrientes. Así, por ejemplo, hay corrientes feministas islámicas que no quieren el título de «feminismo» porque tiene una connotación negativa occidental. Cuando estoy en Europa, digo que reivindico mi feminismo, porque sé que la gente lo entiende, pero cuando estoy en el mundo árabe lo digo de otra manera para que no choque ni traumatice. Es una cuestión de conceptos, no de principios y esto hay que respetarlo.

Este movimiento surgió en los años 90, pero no es un movimiento que nace en una sola parte del mundo. Nació en Egipto, pero también en Irán, en Marruecos, en Túnez, sin olvidarnos de los países más grandes del mundo musulmán; Indonesia y Malasia, donde hay un movimiento muy importante de feminismo islámico. También tomó cuerpo en comunidades islámicas de otros países, como, por ejemplo, dentro de Estados Unidos, donde las mujeres tienen estudios superiores.

Si bien comenzó en los 90, no lo hizo de la nada, es la continuación del feminismo nacionalista árabe, que cobró importancia entre los años 40 y 50 y en el que las mujeres lucharon codo con codo con los hombres por la descolonización. Pero después de la independencia, fueron marginadas y el feminismo nacionalista quedó muy ausente. En los 50, nació el feminismo laico que no quería tener nada que ver con la religión, porque era la época del marxismo y de la izquierda radical. El feminismo laico no dio sus frutos porque el pueblo árabe es un pueblo que está arraigado en el islam, que constituye una memoria, una historia, una experiencia milenaria que el pueblo no puede dejar. La generación joven, la que ha seguido y tenido acceso al estudio del islam, ha visto que todo lo que decían las feministas laicas no era del todo cierto, que la lectura que las instituciones han hecho de los textos sagrados, todas controladas por hombres, son las responsables de la marginación de la mujer.

¿Cuál es la situación actual?

Las mujeres han comenzado a releer los textos sagrados y se han dado cuenta de que lo que encierran es un mensaje espiritual, que, al contrario de lo que se dice, está liberando y ha liberado a las mujeres. Es liberador y emancipador. Es por eso que ahora las mujeres tenemos argumentos religiosos para luchar contra los ulemas e imanes que sostienen lo contrario.

¿Qué opinión tiene el movimiento feminista islamista sobre la sharia?

Cuando se habla de la sharia, la gente se asusta y piensa en un código penal de cortar manos y lapidar mujeres. Pero, la sharia no existe en el texto sagrado. El Corán habla de la sharia como norma, como una orientación. Literalmente, la palabra sharia significa «vía». El mensaje espiritual del Corán dice «te ofrezco una vía». La vía es un camino, una ética para seguir y no hay nada en todo el Corán que se llame sharia que se refiera a castigos corporales. Sólo el 3% del Corán habla exclusivamente de los castigos, pero se deben leer bien. En el Corán sólo aparecen cortar la mano al ladrón y flagelar al hombre o mujer adúltera, la lapidación no existe, es una tradición anterior al islam, una tradición judía. Pero, como he dicho, hay que leer bien, pues para cortar la mano al ladrón debemos estar en una sociedad ideal donde no hay pobres que necesiten robar. Es decir, más bien es una metáfora que un castigo de verdad. Además, debemos tener en cuenta que antes sólo existían los castigos corporales, no había cárceles ni nada así, y este versículo debe ser analizado teniendo en cuenta esa coyuntura. En definitiva, la finalidad de este versículo es que haya justicia, que no haya pobres que necesiten robar. En lo referente a la flagelación, lo importante es que para decir que debemos flagelar al hombre o a la mujer necesitamos cuatro testigos que hayan asistido al acto sexual. ¿Qué quiere decir esto? Pues que es imposible demostrar el adulterio. Esto, en el Corán, era una pedagogía para educar al pueblo árabe -que era un pueblo tribal y primario- a respetar la intimidad de los demás. Pero, se suele hacer una lectura patriarcal y las instituciones han decidido que todo el Corán sea ese 3%. Esto viene de la cultura wahhabi, que es una ideología de Arabia Saudí. Toda la ideología radical extremista religiosa viene de este país. Los imanes y los ulemas hablan del islam y el pueblo árabe musulmán, que, por lo general, es muy analfabeto, se cree lo que éstos dicen porque tienen los medios y el dinero para divulgar su mensaje, son como el Papa. Este es el gran problema. Por supuesto, ellos no reconocen el feminismo islámico y nos acusan de traidoras y de occidentalistas.

¿Cómo están afectando las revueltas árabes al movimiento?

Pienso que es el momento ideal para el feminismo islámico. Yo estoy muy contenta, porque hemos podido ver a mujeres que eran desconocidas, que llevaban años trabajando por la revolución, pues no ha sido cosa de un día a otro, que estaban en la sombra. El hecho de que el premio Nobel haya sido para una revolucionaria yemení, periodista, desconocida, pobre, madre de tres hijos... que ha salido a la calle hablando por un microfóno, llamando a hombres y mujeres a luchar.

Estoy muy contenta de que den premios a mujeres jóvenes como ella que lo necesitan. O como cuando vemos en Siria a una artista que está saliendo a la calle, que ha sido raptada dos veces, violada, pero que sigue saliendo y es líder de esta revolución. O en Egipto, cuando la primera mujer escribió en un blog llamando a mujeres y hombres a salir a la calle y lo siguió haciendo todos los días.

Estoy feliz de ver que estas mujeres ya están saliendo. Y hay millones de mujeres como ellas. Yo soy optimista con esta revolución árabe porque son hombres y mujeres jóvenes que han salido y que no tienen ninguna ideología. Son un movimiento espontáneo cuyo único objetivo es la libertad, el honor y la dignidad. Esos son los tres eslóganes que hemos visto en todos los países.

¿Y la tendencia islamista en las elecciones tras las revueltas?

El problema es que cuando los jóvenes han ganado, llegan las elecciones y la mayoría de los partidos que se presentan son creados por el Estado déspota. Los únicos que estaban allí, que tenían cierta virginidad política porque siempre han estado en la oposición u oprimidos, son los islamistas y así el pueblo no ha tenido elección, por no votar a los mismos de siempre ha votado a los islamistas. Esta es una de las razones, pero no es la única, pues no debemos olvidar que el islam sigue siendo un referente indispensable. La cuestión es cuál será el proyecto de estos partidos islamistas. Yo no creo que tengan un proyecto social concreto, creo que han hecho oposición por oposición, pero no tienen un discurso moralizador, no tienen un proyecto para reformar, para poner fundamentos verdaderos de la democracia. Puede ser que me equivoque, el futuro nos lo dirá.

 

religión

«El islam y la mujer musulmana están tan estereotipad0s, que es difícil entender cómo una mujer reivindica sus derechos a partir de su, entre comillas, religión»

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«Si no hay una reforma radical de la religión que se enseña en las escuelas y universidades no podemos hablar de derechos e igualdad»

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«Las feministas islámicas debemos trabajar dos puntos; la democracia y la reforma religiosa»

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«La imagen de la ganadora del Nobel de la Paz - la yemení Tawakkul Karman- desmorona todos los estereotipos de la mujer musulmana»

«El velo es cosa entre Dios y yo»

Occidente tiende a mostrar el velo como ejemplo de opresión de la mujer en la religión islámica ¿Qué opinión le merece esta valoración?

El velo no es ni cultural, ni político, ni ideológico, ni significa una sumisión al hombre. Es una convicción personal que está relacionada con la fe. El velo aparece citado en el Corán una sola vez y de manera sutil, como una mera recomendación dentro del comportamiento ético de la decencia y hace referencia tanto a hombres como a mujeres. El problema es que un discurso islámico machista y patriarcal ha hecho de este único versículo el principio básico de lo que debe ser una musulmana. Yo como persona independiente, libre y musulmana, tengo derecho a decidir qué quiero ponerme y todas deben tener este derecho. El velo es algo entre Dios y yo. Pero Occidente vive muy mal esto y no ha sido capaz de asumir toda esta diversidad. La prohibición del velo va en contra del derecho de la mujer sobre su cuerpo. Yo critico de la misma manera a aquellos que utilizan el cuerpo desnudo de la mujer para hacer publicidad, como a los radicales musulmanes que quieren que la mujer vaya tapada de arriba abajo y dejarla invisible.

¿Cuáles son las prioridades de su lucha?

Nuestra lucha está enfocada hacia la obtención de la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida política, social y jurídica. Hay estatutos personales casi en todo el mundo árabe musulmán donde la mujer sigue siendo menor de edad a nivel jurídico con enormes contradicciones. Por ejemplo, en Arabia Saudí, la mujer puede ser directora de una empresa financiera, dispone de todos los medios que quiere, pero, sin embargo, no tiene permiso de viajar sin su marido, y si no hay marido, no puede viajar sin su hijo, aunque éste tenga 14 años. Tampoco tiene derecho de conducir. Por otro lado, las reformas llevadas a cabo en Túnez son muy positivas aunque no son suficientes si a su vez no se reforma la educación, pues el pueblo las interpreta como antislámicas. Hay que cambiar las mentalidades y para ello la educación. G.M.

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