El Atlético de Madrid aprovechó las facilidades que encontró en uno de los estadios en los que habitualmente tiene más problemas para imponerse gracias a dos goles marcados en los inicios de cada tiempo que le permitieron cortar su racha sin ganar a domicilio y la de la Real de siete partidos sin perder en Liga.

Lo lógico es buscar los responsables de la derrota en los jugadores y el entrenador realista, pero el partido estuvo condicionado por el ambiente extraño con el que comenzó por la incomprensible respuesta de la afición realista después de ganar en Valencia y de encadenar siete partidos sin perder en Liga.

A pesar de ese éxito, toda la semana se habló de la eliminación copera y en ese concurso improvisado para ver quién era más original para mostrar su enfado ante el equipo que ha reflotado el club realista en el peor momento de su historia, la Peña Mujika anunció que no iba a ocupar sus localidades ni animar hasta el minuto 10.

Así, justo ante el rival ante el que más se puede esperar un ambiente hostil, el equipo realista fue recibido con pitos y con la ausencia de la peña que más le anima en un clima extraño que no ayudó nada y que aprovechó el Atlético para adelantarse en el marcador de salida en un inicio horrible de la Real, a la que le costó más tiempo que a la Peña Mujika coger su sitio en el partido. Porque la peña que más ayuda al equipo, siempre menos ayer, volvió a sus localidades tras el gol, no cumplió los diez minutos anunciados, pero al equipo necesittó 35 para jugar los únicos diez en los que puso en aprietos al Atlético.

En esa única fase del partido en el que la Real jugó bien, Muñiz Fernández no tuvo el mismo criterio que en la jugada de Demidov para sancionar otro penalti por mano de Juanfran.

Guion ideal para Simeone

Entre esos dos penaltis, el Atlético se encontró el partido que más le convenía. Se notó la mano de Simeone al trabajar un equipo que defiende muy bien, pero que además tiene peligro al salir a la contra, sobre todo con la velocidad de Falcao, que llegó en varias ocasiones con peligro en el primer tiempo al área realista, pero sin concretarlas.

Por contra, la Real, sin hacer apenas méritos, debió irse a los vestuarios con un empate de haber transformado el penalti que Muñiz Fernández no sancionó. Esa fue una de las dos jugadas claves del partido junto con la del 0-2, que machacó la debilitada moral realista.

La esperanza que levantaron los jugadores realistas en los últimos minutos del primer tiempo no tuvo continuidad, el Atlético volvió a salir mejor y aprovechó el desconcierto para sentenciar con un gol de Adrián.

Montanier quiso buscar la reacción con dos cambios ofensivos al retirar a dos defensas y sacar a Xabi Prieto y Vela. Como es habitual siempre que el técnico normando ha realizado este tipo de variaciones, la Real no atacó mejor con más delanteros.

El equipo se rompió en defensa y permitió a Falcao lograr un hat trick y al Atlético consumar una goleada que debe servir de lección para los jugadores y los aficionados rivales, que no pueden regalar ni dos ni diez minutos a ningún rival de Primera.

Los malos números de la Real como local son preocupantes porque por el estadio van a pasar los rivales en la lucha por evitar el descenso y porque el ambiente ayer no fue bueno. Al margen de las protestas iniciales, hubo pitos especialmente a Cadamuro, insultos a jugadores y entrenador, petición de dimisión de Loren y todas estas cosas no ayudan al equipo.

Una reflexión necesaria

Se entiende la decepción de la gente porque se había creado una ilusión con la Copa equivalente a la frustración que ha dejado verla hecha añicos en siete minutos. Pero resulta difícil de comprender lo dicho y escrito tras ese partido y que, aun después de ganar en Valencia, se realicen convocatorias para pitar o dar la espalda al equipo y favorecer, indirectamente, al Atlético.

Hay que recordar que la práctica totalidad de los que jugaron en Mallorca y forman la plantilla actual han llegado al primer equipo cuando estaba en Segunda en la peor situación de su historia. Y en sus dos primeros años en esa categoría tuvieron que convivir con la locura que presidía la Real porque no han sido los jugadores los únicos que han protagonizado noches desafortunadas en las últimas campañas.

En el único año que hubo normalidad subieron a Primera, mantuvieron la categoría en el siguiente y llevan una progresión que permite tener ilusión de cara al futuro. Esta plantilla cogió un club descompuesto y lo ha reflotado y es necesario apoyarles desde el primer minuto siempre porque así será más difícil que los rivales encuentren las facilidades que tuvo el Atlético.