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Victoria ante el Joventut y asciende a la quinta plaza

Llamen a los cazafantasmas

La lesión de Vidal en su tobillo derecho y el no saber cerrar el duelo complicaron un partido rarísimo.

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LAGUN ARO GBC 90

JOVENTUT 85

Arnaitz GORRITI

Hasta que, a falta de poco menos de cuatro minutos de acabar el tercer cuarto, Sergi Vidal se lesionara de manera fortuita su tobillo derecho, el duelo entre Lagun Aro GBC y Joventut resultó, más que bueno, entretenido. Los de Sito Alonso lograban resarcirse tras dos derrotas seguidas, ascendiendo además a la quinta plaza de la tabla clasificatoria, con 17 triunfos. Pero a partir de ese momento, el duelo se empantanó y el Joventut, que llegó a ir 13 puntos abajo, se vino arriba, y poco le faltó para remontar en los instantes finales.

Fue un partido raro, donde la disciplina y la táctica dieron paso a un auténtico sálvese quien pueda de acciones espectaculares, meritorias o erráticas, donde los guipuzcoanos sufrieron mucho más de lo que se pudiera prever ante una Penya luchadora bajo la batuta de Pooh Jeter.

Sorprendente fue la aportación triplista de Peter Lorant, sorprendente la agilidad de Betts a la hora de recibir y girarse para definir, sorprendente el acierto de ambos equipos en tiros de dos, de tres y hasta desde los 4,70 metros, así como el desparpajo de los jóvenes verdinegros Todorovic o Norel... sorpresa y desconcierto, y las pizarras en apariencia escondidas.

No por improvisación, sino por actitud, la «acción directa», el duelo careció de control en toda la primera mitad, que acabó con 52-47 tras mil y una alternativas en el liderato.

La defensa debía mejorar, y mejoró por parte local. A partir de ahí llegaron los robos y la ventaja donostiarra, guiados en un Panko tremebundo en el tiro y en la dirección de Salgado y Raulzinho Neto. La pelea por el rebote era guipuzcoana y con 77-64, el duelo parecía acabado.

Pero llegó la lesión de Vidal -un esguince, en apariencia, aunque las preceptivas pruebas se las practicarán hoy mismo- y Lagun Aro GBC se paró. Pooh Jeter y Obasohan se pusieron a la tarea de remontar, algo que harían a triple limpio -10 de 19 en total, con 6 de 7 para la pareja-.

Pero el desmadre llegó en los últimos minutos. Sendos triples de Todorovic y Obasohan pusieron el 87-83 en el luminoso y la congoja en las gargantas.

Por suerte, Panko y Salgado ahí estaban, ejerciendo de cazafantasmas, dándole, por fin, un final mínimamente cabal y lógico a un partido repleto de muy extrañas energías.

 
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