Christophe Lemaitre sigue siendo el campeón de Europa de 100 metros, tras ganar ayer en el tercer intento. El único blanco que ha bajado de los 10 segundos tardó más de lo recomendable en defender su título. No fue culpa suya, pero la final del hectómetro recordó a un campo de fútbol entre lesionados y tarjetas amarillas y rojas.

Al lituano Sakalauskas le sacaron la primera amonestación por no tomar la salida a tiempo. A la hora de la verdad tampoco terminó de despegarse de los tacos por alguna molestia. Entre medio, el italiano Simone Collio se precipitó lo suficiente y le descalificaron y durante la final el letón Arajs, dolorido, se quedó por el camino.

A la tercera fue la vencida para el triple campeón europeo en Barcelona, que firmó 10.09 con viento contrario de 0,7 m/s y temperatura fresca, condiciones poco propicias para la velocidad. Su compatriota Jimmy Vicaut promovió el doblete.

En el hectómetro femenino Ivet Lalova consiguió su primer gran título. La búlgara, de 28 años, es hija de atletas y ya destacó en categorías inferiores. Como no pasa desapercibida, ni lo pretende, sus besos a la cámara enmarcados en unas uñas pintadas de naranja han cerrado cada una de sus actuaciones en dos días. Lalova, finalista en «cienes» de relumbrón, tuvo al fin su premio.

Todo lo contrario le sucedió a Sara Moreira, reciente ganadora en Bilbo de la Copa de Europa de 10.000 metros que llegaba con la mejor marca de la temporada. La portuguesa se curró el 5.000 y cuando acariciaba el oro y se disponía a levantar el brazo victorioso, no solo le adelantó la rusa Golovkina sino también la ucraniana Kovalenko.

En altura, Ruth Beitia obtuvo a sus 33 años su primer oro al aire libre en la temporada de su despedida. Sin Vlasic y Di Martino, ambas tocadas, ni tampoco Chicherova, el concurso estaba más asequible. La cántabra salió airosa del apretado mano a mano que mantuvo con la noruega Angelsen, ambas en 1,97.

La francesa Eloyse Lesueur se adjudicó el de longitud con 6,81. Flojearon las marcas, pero llovió y ya se sabe que los concursos de salto se llevan mal con el agua. A primera hora de la mañana, cuando solo los decatletas se desayunaban con los 110 metros vallas -ganó el alemán Behrenbruch por la tarde- comparecieron las saltadoras de pértiga. Encuadrada en el Grupo B, Naroa Agirre se enfrentaba a una calificación exigente para ella, con el corte establecido en 4,45 metros, una altura a la que hace tiempo que no accede. Salvo la checa Ptacnikoa, a las otras 11 finalistas luego les bastó con 4,40. La polaca Monika Pirek tampoco pasó el requisito.

La donostiarra, escasa de competencia esta temporada por culpa de una lesión, resolvió los 3,80 a la primera, los 4,05 a la segunda y en 4,15 hizo tres nulos. Decimotercera de su grupo, le quedan tres semanas para sacarse el billete a Londres. La mínima B es de 4,40, aunque ella es la primera que reconoce que lo tiene difícil.