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Las agendas no concretan el final de la crisis, 1.825 días después de su inicio

Cinco años -1.825 días- del estallido de la crisis Europa y el Estado español, en particular, no vislumbra una salida a la crisis económica, que se inició el 7 de agosto de 2007 en Estados Unidos. El modelo neoliberal que impera en el mundo propagó la crisis por el mundo y resulta que quienes nada tuvieron que ver con la misma son hoy la que la están pagando con severos recortes y masivos despidos.

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Juanjo BASTERRA | BILBO

Cinco años. Han pasado ya desde que estalló la crisis. Primero de las subprime (hipotecas basura) y después fue extendiendose como una mancha de petróleo a la economía real y a la financiera. Todo saltó por los aires, pese a que algunos no quisieron admitir que Estados Unidos contagiaría al resto del mundo. Era lógico, porque el mundo se rige por las leyes neoliberales de la economía y éstas han tejido una telaraña que exporta e importa la especulación al conjunto de países.

El 6 de agosto de 2007 quebró el décimo banco hipotecario de Estados Unidos -American Home Mortgage- y, entonces, el Ibex acumulaba más de cuatro semanas seguidas de pérdidas.

Cuatro días después, BNP Paribás anunció el bloqueo de tres fondos de inversión con las subprime (hipotecas basura), y para frenar la caída estrepitosa de las bolsas provocada por la crisis hipotecaria estadounidense, el Banco Central Europeo intervino en el mercado con créditos por valor de 94.800 millones de euros. Inauguró una serie coordinada de inyecciones de liquidez por los principales bancos centrales del mundo.

Quiebras continuadas

No había terminado el mes vacacional por excelencia, cuando en Estados Unidos el First Magnus Financial, una de las más importantes entidades financieras de Estados Unidos quebró y elevó a 90 la cifra de bancarrotas ocurridas en ese país. En ese momento, Pedro Solbes, vicepresidente segundo y ministro de Economía del Gobierno español, descartó que la crisis hipotecaria afectaría al Estado español, mientras que se conoce antes de terminar agosto que Citigroup , uno de los principales bancos del mundo, presentaba un riesgo crediticio cercano a los 3.000 millones de dólares.

En setiembre de 2007 la OCDE rebajó las previsiones de crecimiento para los países más ricos y el BCE inyectó otros 42.000 millones al sistema. En conjunto se calcula que en estos cinco años de crisis el BCE ha inyectado más de 3 billones a los bancos europeos para proveerles de liquidez. Alan Greenspan, ex presidete de la FED estadounidense,pronostico un desplome de los precios de la vivienda en suelo norteamericano y provocó otro «terremoto en las bolsas de todo el mundo», mientras que el Banco de España explicó que ningún banco español había necesitado financiación urgente.

Cuatro días antes quebró el banco británico Northern Rock con una imagen que siempre se recordará con cientos de clientes haciendo cola para retirar sus ahorros.

Estas fechas fueron clave al comienzo de la crisis. Pero en enero de 2008 a los malos resultados de Citigroup se unió Merrill Lynch, un mes después le tocaría el turno al JP Morgan Chase. En febrero los ministros de Finanzas y Gobernadores de los bancos centrales de los siete países más industrializados del mundo «vaticinaron un empeoramiento de la economía» y calcularon por lo bajo que las pérdidas por la crisis hipotecaria estadounidense ascendieron a 400.000 millones de dólares. El Northern Rock británico fue nacionalizado y el 11 de febrero el BCE, la Reserva Federal Estadounidense (FED) y los bancos centrales de Inglaterra, Canadá y Suiza inyectan otros 200.000 millones «para hacer más fluidos los mercados de crédito.

Hay crisis para Zapatero

Continúa el malestar a nivel mundial, pero hasta el 7 de julio de 2008 no se produce un reconocimiento explícito de la crisis por parte del expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero hasta que en mayo de 2010 se entregó con los brazos abiertos a las imposiciones neoliberales que se fijan entre la Comisión Europea, el BCE y el FMI. Van cayendo entidades financieras e hipotecarias, hasta que en setiembre de 2008 Lehman Brothers, cuarto banco de inversión estadouniense declara su bancarrota.

Antes Fannie Mae y Freddie Mac, dos entidades que manejan la mitad de los prestamos hipotecarios tuvieron que ser «tutelados por el tesoro de Estados Unidos». A partir de esas fechas todo se precipita.

La crisis de las hipotecas basura había penetrado en la piel de la economía real. El 11 de febrero de 2009 el Estado español entra técnicamente en recesión, de la que no ha salido y se espera que continúe en 2013, según las últimas proyecciones del FMI hechas públicas este viernes. En Hego Euskal Herria tanto los gobiernos de Juan José Ibarretxe (PNV) de Patxi López (PSE), Miguel Sanz (UPN) y Yolanda Barcina (UPN) restaron importancia a la recesión y trataron de ocultarla hasta que «no pudieron parar el cáncer con unas tiritas», como les criticaron.

Rescates de países

A partir de ahí se han sucedido los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal en la Unión Europea y el Estado español se encuentra sumido en una desoladora crisis que la están pagando los trabajadores, a los que se les recortan los salarios y se envía al desempleo, o quienes se encuentran en la pobreza y la exclusión porque han visto mermadas las prestaciones sociales para sobrevivir. La realidad es que, tras la marcha de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), la presencia de Mariano Rajoy (PP) ha seguido las directrices neoliberales clásicas de aplicar los recortes a los más débiles y apoyar al poder económico. De hecho, desde su presencia, apenas ocho meses, se han aprobado 27 reformas y decretos de alto contenido de eliminación de derechos laborales y sociales, aprovechando la crisis económica que se mantendrá en el estado español por lo menos hasta 2013, según los analistas.

La mayoría sindical vasca ya apuntó en la primera huelga de mayo de 1999 que eran necesarias otras políticas para salir de la crisis. Potenciar el empleo de calidad y modificar la fiscalidad, para que ante la falta de recursos fueran los que más tienen quienes suplan esa escasez. No se hizo así. Desde entonces, y parece que está más lejos, el desempleo está creciendo y acercándose a los techos históricos y no se ve luz al final del túnel.

José Manuel Naredo, en una recopilación de artículos que publica la editorial Icaria «101 dardos contra el poder y sus engaños» explica en uno de ellos «Parches al reventón», de noviembre de 2008, que «la cumbre del G-20 se ha orientado más a paliar la crisis actual que a atajar sus causas más profundas. Pero ¿son acertados los remedios paliativos propuestos?¿Se ha dado algún paso hacia reformas de fondo? Creo que los remedios han de estar relacionados con el diagnóstico de la crisis y observo que se producen a la vez errores de diagnóstico y de tratamiento».

Alain Touraine, vista la gravedad de la crisis económica y las soluciones que se estaban adoptando, explicó en su libro «Después de la crisis., Por un futuro sin marginación» que «solo sería posible enfrentarse al potente globalizado y al universo financiero desde un humanismo respetuoso con las necesidades de hombres y mujeres. No puede tolerarse un universo económico que trata a las personas como mercancías o máquinas. El respeto por los derechos humanos requiere nuevas formas, no solo jurídicas sino cotidianas, de relaciones sociales».

Movilización

Damien Millet y Eric Toussaint en un trabajo conjunto abogaron hace más de tres años por mostrarse en contra de las políticas de ajustes. Admitieron entre otras muchas cosas que «hay que construir un amplio frente anticrisis, tanto a escala europea como localmente, a fin de reunir las energías para crear una correlación de fuerzas favorable a la puesta en práctica de soluciones radicales centradas en la justicia social y climática».

Para ellos, una necesidad de primer orden sería «poner fin a las medidas antisociales de austeridad. Mediante la movilización en la calle, en las plazas públicas, mediante la huelga, el rechazo de los impuestos y tasas impopulares, hay que forzar a los gobiernos a desobedecer a las autoridades europeas y a derogar los planes de austeridad».

Millet y Toussaint insisteron en la necesidad de la realización de una auditoría de la deuda pública y determinar «qué parte es ilegítima para buscar fórmulas de impago de la misma».

De momento, los gobiernos siguen con los recortes presupuestarios y sociales.

El decálogo olvidado de las medidas urgentes

La mayoría sindical vasca, formada por ELA, LAB, ESK, STEE-EILAS, EHNE e Hiru, a los que después se han sumado CGT-LKN y CNT y alrededor de un centenar de colectivos sociales, presentaron en 2009 un decálogo de «medidas urgentes para luchar contra la crisis».

Recogieron entonces en torno a 132.000 firmas en su apoyo. El Gobierno de Patxi López y el de Miguel Sanz y Yolanda Barcina, después, no han seguido ninguna de las mismas para blindarse ante la crisis. Tardaron en reconocer que existía la crisis, pero se alinearon a favor de los recortes a quienes menos tienen, porque las arcas de las administraciones públicas han estado y están abiertas para inyectar a las entidades financieras que fueron las provocaron este estallido de la crisis.

Entre las medidas del decálogo se encontraban el mantenimiento del empleo y la calidad del mismo, pero desde el inicio de la crisis se han perdido más de 151.500 puestos en Hego Euskal Herria. No aprobar los expedientes de regulación y aumentar las prestaciones sociales, que son dos elementos que con el tiempo han aumentado el uso de los ERE y las prestaciones sociales en un momento de mayor necesidad se han reducido por decisión del Gobierno de López.

Reclamaron una política fiscal justa y progresiva, un aumento del gasto público en sanidad y educación, y cobertura a todas las situaciones de dependencia, entre otras. En vez de garantizar la propuesta sindical, se aplicaron en sentido contrario. J. B.

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