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Raimundo Fitero

El quinto

 

Dicen las leyendas taurinas que «no hay quinto malo», y yo he visto miles de quintos toros que no servían ni para el estofado. Pero esperemos que el quinto lehendakari de esta etapa de democracia consentida tenga algún plan, sus deseos de consensos no se queden en bellas palabras, y que una vez realizada la pleitesía al entramado institucional español, jure, conozcamos su gobierno y se empiece a vislumbrar en el ejercicio de gobierno las intenciones y los hechos concretos.

Desplazado por el globo, sigo a través de TVE la sesión de proclamación de Iñigo Urkullu. Sucede tras una entrevista a Uxue Barcos en los desayunos empalagosos de ese canal de desinformación. Debe pelear la diputada navarra con su propia retórica y con unos tertulianos abrasivos, ultras, insufribles. Pero conectando con el canal 24 horas, se nos da la información general, y se conecta con la cámara vasca en directo para escuchar el discurso emocionado de agradecimiento de Urkullu. Hasta ahí, más o menos bien. Nos dan incluso las imágenes del propio lehendakari saludando a los otros líderes, al ex-lehendakari y a la candida Mintegi, con la que se detiene más tiempo. Seguimos, digamos, con cierto tono aséptico. El corresponsal dice sus cosas como puede, acomoda su información a los gustos actuales.

Una vez parece ha terminado este foco informativo, en pleno desarrollo del noticiario del canal de información continua, conectan otra vez con Gasteiz para ofrecernos una rueda de prensa íntegra de Antonio Basagoiti. Más tiempo que el lehendakari. Y es la cuarta fuerza de ese parlamento, pero la consigna es capitalizar todo lo que sucede en cualquier ámbito en beneficio del movimiento que se conoce como PP. El régimen contraataca. Es vergonzoso. No tienen ni un poco de ética periodística, porque ya se sabe que políticamente son la degradación más absoluta. Con estas fechorías manipuladoras, es lógico que pierdan audiencia sus telediarios, que la gente los repudie. Logran en parte sus objetivos, que en vez de hablar del soberanismo vasco se hable del españolismo centralista. Basagoiti sería un magnífico portavoz del Athletic. O de una de sus peñas.