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Raimundo Fitero

Abismos

 

Han logrado saltarse el abismo fiscal después de mantener en tensión a medio globo terráqueo. Los noticiarios se abrían con la decisión de los senadores y posteriormente de los congresistas, mientras Obama ya exento de feromonas electorales parecía ser un extraño, un abuelo político, tranquilo porque le daba lo mismo lo que decidieran, ya que sabe que está amortizado. Por lo tanto, la lección práctica del día, queridos niños y niñas, es que por mucho que quieran ponernos a la bruja mala de la Merkel como la mujer del saco de los intereses, todavía se está muy pendiente de lo que sucede en los EE.UU. porque de ello depende el futuro de casi el mundo entero. Además se resucitan viejos adagios y se han visto y oído a tertulianos, opinadores y hasta corresponsales muy a gusto repitiendo que «cuando USA estornuda, Europa se constipa». Pues vale, que vienen los chinos con las medicinas.

Lo de Imanol Arias, más que un tupé se puede considerar así mismo un abismo. La distancia de su cuero cabelludo con el final de su cresta era una distancia olímpica. Las alzas de sus zapatos le produjeron esa risa fácil que tanto prodigó, pero ni con todos estos adminículos consiguió ser más alto que su compañera a la que consideramos ya un bien inmueble de la plaza del sol en campanadas lluviosas, heladas o de secano. Anne Igartiburu es una imagen de la España imperial que sonreía por encima del tupé del señor Alcántara, antes Arias. Todo lo que esta pareja tan integral fueron diciendo en los minutos previos rezumó poco miedo al abismo del tópico. Es más, cayeron por el él sabiéndose inmortales.

Los datos de audiencia dieron como ganadora a TVE en las campanadas, se supone que más por tradición que por otra razón. En un acto tan conservador, lo mejor es asegurarse esos número a pie de pantalla que nos va indicando la campana que suena que nos ofrece la primera estatal. Ganó, de calle, arrasando, pero bajó respecto al año pasado. O sea, la decadencia sigue. Quizás el programa anterior, que debía ser de humor pero que nadie lo consiguió asegurar, mandó a otros canales a unos cientos de miles de telespectadores. Hay cómicos en el abismo de su poca gracia.