GARA > Idatzia > Kultura

CRíTICA: «Món petit»

El viaje y la aventura vital en silla de ruedas

p059_f01.jpg

Mikel INSAUSTI

El cine de ficción se ha volcado últimamente en el tema de la discapacidad juvenil, y para muestra tenemos la reciente película belga «Hasta la vista», que ganó la Espiga de Oro en la Seminci. En ella, Geoffrey Enthoven denunciaba el sobreproteccionismo familiar hacia los mal llamados minusválidos, abogando por la libertad de movimientos desde una edad temprana, como única forma de aprender a vencer las barreras morales, que a veces son peores que las arquitectónicas.

Toda esa teoría se convierte en pura realidad gracias al documental catalán «Món petit» (Pequeño mundo). Marcel Barrena debuta en el género, después de ganar el premio Gaudi con la telemovie «Cuatro estaciones». De hecho, creía que lo suyo iba a ser la comedia romántica, hasta que conoció a Albert Casals y comprendió que este chico tenía una película de las de verdad.

Tal vez lo justo sea hablar de «Món petit» como una docuficción, porque sus imágenes documentales están montadas de forma que generan suspense, romance y aventura como cualquier producción con actores. Existe también un pretexto argumental, que consiste en el viaje que el protagonista realiza desde su Barcelona natal a la otra punta del mapa, que se encuentra en Nueva Zelanda, concretamente en East Cape, cerca de Auckland. Albert graba la larga escapada con la videocámara proporcionada por Barrena, material que luego aparece intercalado con entrevistas a su familia, recurso de edición que sirve para establecer una conexión entre el presente y el pasado, a fin de que el espectador pueda comprender la filosofía vital del chaval.

Así sabemos que la parálisis que sufre fue provocada por una leucemia infantil y que, una vez superada, la ha dejado definitivamente atrás viajando por el mundo sin dinero. Lo que cambia en su nueva odisea es que va acompañado por su novia Anna, quien le ha oído relatar tan increíbles experiencias que desea empezar a compartirlas. Sin embargo, no será capaz de seguirle hasta el final, ya que él tiene 20 años y lleva en la carretera desde los 15. Acumula mucha más energía que los que podemos caminar.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo