Kimi Iceman Raikkonen: dícese de ese piloto finlandés de Lotus que apenas sonríe ni cuando vence. Aquel que no quiere que su ingeniero le moleste por la radio cuando está pilotando. O aquel que en mitad de la tempestad en el GP de Malasia de 2009 se comía un helado en bermudas mientras sus rivales discutían con nerviosismo si se debía o no iniciar la carrera.

Ese mismo «hombre de hielo», campeón del mundo en 2007 que hizo un paréntesis en la F1 para dedicarse a los rallys, se convirtió ayer en el primer vencedor y líder del Mundial 2013 al ganar el Gran Premio de Australia disputado en el circuito semiurbano de Albert Park.

El finlandés sorprendió a más de uno, sobre todo después de la superioridad que habían demostrado los dos Red Bull -sobre todo Sebastian Vettel- en la clasificación. Tanto el vigente campeón como el local, el aussie Mark Webber, habían logrado las dos primeras posiciones de la parrilla de salida en la misma Q3 que se llevó a cabo por la mañana en Melbourne debido al aplazamiento de la prueba el día anterior por la lluvia.

Kimi salió en séptima posición, pero su excelente trato con los neumáticos, sus buenas manos al volante y la acertada elección de estrategia al realizar solo dos paradas le brindaron un triunfo muy importante para él y para la escudería Lotus.

En la misma salida ya dio muestras de sus intenciones al superar en la segunda vuelta a Lewis Hamilton (Mercedes), quien tenía un ritmo más lento a lomos de su nuevo monoplaza. Por su parte, nada más apagarse los semáforos, Webber, que salía segundo, perdió varios puestos en beneficio de los dos Ferrari de Massa y Alonso, que realizaron una gran salida por detrás de Vettel. El piloto alemán no tendría la facilidad de antaño de lograr grandes diferencias sobre sus perseguidores.

Un sorprendente Adrian Sutil

Habría que esperar a las primeras paradas en la calle de talleres para intuir las estrategias de cada escudería. Button (McLaren) y Webber fueron los primeros, pero necesitaban algo diferente al resto porque ocupaban puestos muy retrasados. Hasta que entró Vettel en la vuelta 7.

Al tricampeón le siguió Felipe Massa en el siguiente giro -salió a pista por detrás del germano-, y otro más tarde Fernando Alonso y Kimi Raikkonen.

En ese momento el orden era el siguiente: Hamilton-Rosberg-Sutil-Pérez. Ninguno de ellos había hecho aún su parada, pero fue Adrian Sutil (Force India), de manera sorprendente, quien mantendría a raya a los aspirantes al triunfo de carrera.

El alemán se mantuvo líder de la prueba hasta la vuelta 22, momento en el que hizo su primer cambio de neumáticos. En ese período de tiempo, la carrera fue reorganizándose por detrás. Cabe destacar el cambio de estrategia de Alonso, que en la 21 entró por segunda vez a boxes, superando después en pista al propio Sutil y en la estrategia a Sebastian Vettel -el de Red Bull paró en la siguiente vuelta-.

Por delante, Massa era líder hasta que hizo su parada en la vuelta 24. A partir de ese momento, Raikkonen se apoderó del GP. Sus gomas respondían a la perfección y el ritmo no decaía. Un par de giros después de que Alonso superase con inteligencia a Hamilton, el finés entraba por segunda y última vez a boxes. El cambio no fue ningún impedimento, porque siguió al mismo ritmo y, cuando todos los demás realizaron la tercera parada, superó el último escollo, Sutil, para alcanzar la victoria y el liderato mundial.