Danièle Delpeuch, que en la actualidad cumple ya los 70 años de edad, se veía rejuvenecida en la pantalla. Pero lo cierto es que ella ejerció como cocinera del presidente François Mitterrand con cuarentaitantos, que eran menos años que los que tiene la actriz Catherine Frot, quien la representa a través del amor que esta mujer del Périgord ha sabido transmitir por los productos de su tierra. Se podrían hacer tantas películas sobre Delpeuch como aventuras ha vivido por todo el mundo, y «Les saveurs du Palais» se centra en su etapa en el Eliseo.

Coincidía con un momento difícil de su vida, porque se había separado de su marido granjero, al considerar que sus hijos ya estaban crecidos y podía cumplir sus sueños de mujer emprendedora. Le iba muy bien en los Estados Unidos con las clases de cocina, pero no pudo rechazar la oferta del gran chef Robuchon, quien la recomendó para el puesto de la cocinera de palacio.

El personaje que interpreta Catherine Frot es el de la cocinera que ama su libertad, por lo que nunca abriría un restaurante y se ataría a su esclava rutina diaria. Para transmitir su saber luninario, heredado de su madre y de su abuela, no necesita tener un local fijo. Le basta con cocinar, con difundir unos sabores ligados a los productos de su Périgord, que son esencialmente el foie gras y la trufa.

Después de tantas películas sobre la cocina evolutiva, el estreno de «La cocinera del presidente» coincide con una vuelta a la cocina de producto, a la recuperación de los sabores auténticos y no enmascarados por procesos de laboratorio, más cercanos a la cocina industrial que a otra cosa. Ya es hora de que los cocineros retomen su sabiduría artesanal y se dejen de tanta chachara.