Bauke Mollema, llegado a esta Vuelta para otros menesteres pero que, como en el Tour, se quedó fuera de la lucha por la general en la primera semana, dejó ayer en evidencia a los sprinters y sus equipos, al imponerse en la meta de Burgos, la penúltima oportunidad para este tipo de corredores antes de la del domingo en Madrid. Con un ataque dentro del último kilómetro, el holandés dio su primer triunfo a Belkin, sorprendiendo a equipos como el Lampre de Matxin, que había trabajado mucho durante toda la jornada para Richeze y a hombres rápidos como Boasson Hagen o Farrar, que adolecieron de la falta de ese compañero que les hiciera el trabajo sucio.

Eso sí, a pesar de que la meta de Burgos y los nombres de los primeros clasificadaos -excepto el del ganador- evocan a sprints, la de ayer en tierras castellanas no fue, ni mucho menos, una llegada masiva, ya que fue un grupo de 32 corredores el que se jugó la victoria de etapa, después de que el viento, y un Fabian Cancellara que quiso dejar su impronta antes de abandonar para centrarse en el mundial contrarreloj, se encargaran de fracturar el pelotón. Dos escaladores bien colocados en la general como Pozzovivo y Pinot fueron los grandes damnificados al quedarse cortados en uno de esos abanicos y perder minuto y medio de cara a la general.

Fieles a su cita de casi todos los días, Caja Rural metió a uno de los suyos, en este caso al incombustible Aramendia, en la fuga del día. Adam Hansen (Lotto-Belisol) se unió al de Funes, que corría cerca de casa, en una intentona formada en el kilómetro tres y que llegó a tener hasta ocho minutos de ventaja, pero que nunca tuvo visos de llegar a meta, ya que principalmente Lampre se encargó de tener a la fuga bien controlada.

Empiezan los abanicos

El pelotón se tomó con calma la persecución, acumuló hasta 15 minutos de retraso respecto al peor horario previsto, hasta el paso por el Alto de Valmala, último puerto puntuable de la jornada, a poco menos de 50 kilómetros de meta.

Sin embargo, en la parte final de la etapa, con los fugados ya bien controlados, apareció el viento lateral y los equipos potentes probaron fortuna, para ver si pillaban despistado a alguno de los hombres importantes de la general.

Saxo fue el primero en probar a 27 de meta, pero fue realmente Radioshack, de las piernas de Cancellara, el que produjo el corte. Con el pelotón reducido a una treintena, el joven Diego Ulissi (Lampre) probó fortuna en la subida al castillo de Burgos, al que incluso llegó a unírsele Egoi Martínez, pero con el pelotón muy cerca. Astana también lo intentó repetidamente durante los últimos kilómetros, pero al final fue Mollema el que escogió el instante preciso.