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El debate sobre Nafarroa quedará hoy marcado por la petición de elecciones

El Parlamento navarro afronta hoy el debate de política general con posturas enrocadas. A la presidenta le sigue valiendo su minoría para sostenerse mientras no tenga que enfrentarse a una moción de censura, mientras que la petición de una convocatoria de elecciones será un clamor entre la oposición. Los gestos de entendimiento que puedan ofrecer EH Bildu, I-E, Geroa Bai y el PSN serán lo más llamativo.

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Aritz INTXUSTA | IRUÑEA

El debate sobre el estado de la Comunidad que hoy tiene lugar en Nafarroa se ha quedado viejo. Volverá a visibilizarse la soledad de Yolanda Barcina y su incapacidad de llegar acuerdos. La economía sigue sin remontar y la incapacidad de UPN para cambiar las tornas será el ariete principal que utilizará la oposición. Pero en el fondo, son discursos que se han instalado hace meses en todos los partidos. El revulsivo de la cita con las urnas es lo único que puede acabar con este bloqueo.

Desde que la abstención del PSN salvara a Barcina de la moción de censura de EH Bildu, el debate parlamentario es un yermo. El único cambio viable pasa por un mejor entendimiento entre la oposición. Los días previos al debate se han producido reuniones entre EH Bildu, Geroa Bai, I-E y el PSN. Aunque persisten las desconfianzas, algo sí que se ha avanzado y se espera que se tomen algunas medidas coordinadas, centradas sobre todo en la convocatoria de elecciones. La última reunión tuvo lugar ayer con resultado positivo.

Los pasos de calado, sin embargo, hay que buscarlos más en las sedes de los distintos partidos que en los pasillos de la Cámara. Y es que el Parlamento se ha quedado tan anticuado como el Gobierno por las nuevas alianzas que se están tejiendo. El giro de un hinchado PSN hacia una Geroa Bai infrarrepresentada no puede consumarse hasta que no se vea cuál será la fuerza de ambos tras la próxima cita con las urnas, que seguirá lejana mientras persistan los miedos del PSN a la moción de censura. Pese a todo, los líderes de ambos grupos, Manu Ayerdi (PNV) y Roberto Jiménez (PSN) tuvieron ayer un cara a cara radiofónico en el que evidenciaban su progresivo entendimiento.

Por su parte, EH Bildu sigue dividida en dos grupos parlamentarios diferentes, que ayer ofrecieron una rueda de prensa como si se tratara ya de una única formación. Allí, hablaron de la necesidad de abrir «un nuevo ciclo», insistiendo en la necesidad de transparencia, de atajar el paro y de una reforma fiscal que permita políticas que miren a los más perjudicados por la crisis económica. Maiorga Ramírez recordó que siempre que se ha intentado dejar de lado a parte de la izquierda, el único favorecido es UPN.

Y en cuanto a Izquierda-Ezkerra, se sabe necesaria para cualquier gobierno alternativo y apuesta por apuntalarlo. Pedirá elecciones inmediatamente, criticará «el autoritarismo creciente» y su discurso será muy social, apostando por cambios económicos radicales. Según ha podido saber GARA, Izquierda-Ezkerra podría sacar al debate una denuncia pública por las detenciones de Herrira y en defensa de los derechos humanos. A nivel político, esto es una muestra de la apuesta de I-E por una alternativa sin exclusiones, que cimente con seriedad el cambio de ciclo en Nafarroa.

Con este panorama, Barcina tiene bien complicado triunfar con su discurso, que acostumbra a ser largo y plomizo. Su formación ha adelantado que anunciará una serie de medidas de reactivación económica, a pesar de que sabe que cada día tiene menos fuerza para impulsar nada. Luego lo utilizará para seguir culpando al Parlamento.

la confianza

El PSN propuso ayer que Barcina se someta a una cuestión de confianza. Es decir, que consulte al Parlamento para ver si tiene apoyos suficientes. Esta consulta es vinculante, y debe dimitir si la pierde. El problema está en que, como para las elecciones, la decisión depende de ella.

cimentar el cambio

Izquierda-Ezkerra piensa denunciar la redada contra Herrira y la postura adoptada por UPN. Esto supone un gesto de acercamiento a Bildu, frente a la posición del PSN que alienta la exclusión de la formación en un gobierno alternativo.

Barcina no retrocede ante los avisos de asonada de Sanz

La disensión pública ha regresado al seno de UPN. Miguel Sanz salió el martes a la palestra acusando a Barcina de arrastrar su partido a un «hara-kiri» político por apostar por los acuerdos con el PP en vez de buscar el entendimiento con el PSN. El expresidente le exige que rompa sus vínculos con el partido de Mariano Rajoy cuanto antes y que diga desde ya que, en las próximas elecciones, UPN irá en solitario (descartando así una entente con el PP en busca de una mayoría absoluta, para la que, según las encuestas, no tienen posibilidades). La líder de UPN, que derrotó al bando de Sanz por la mínima en el Congreso de esta primavera, respondió que es precisamente ella la primera presidenta del partido que ha acudido a unas elecciones en solitario y sostiene que mantiene «el mismo acuerdo que tuvo Jesús Aizpún para las elecciones generales». El lenguaje que usan ambos es todavía cordial, pero las posturas están claras. Los «consejos» de Sanz ya no son bien recibidos en la Ejecutiva. Barcina también afirmó que ella «cumple los acuerdos y los pactos» y echa en cara a Sanz la decisión de acabar con la integración del PP en UPN.

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