Desde el pasado fin de semana se sabe que una estructura del aparato policial alemán considera al ex presidente del SPD, Oskar Lafontaine, un «enemigo de la Constitución». Según ha revelado el semanario “Focus” en su actual edición, la oficina regional del servicio secreto interior del País de Sarre ha puesto el nombre del que fuera ministro de Hacienda del primer gabinete del canciller Gerhard Schröder en el banco de datos de los «adversarios del sistema», llamado NADIS. La abreviatura significa «Sistema de información de inteligencia». El banco de datos recoge aproximadamente los nombres de un millón de ciudadanos. El 60% de ellos debe estar registrado en NADIS porque fueron supervisado por su trabajo en posiciones que podrían afectar a la «seguridad» del Estado. El restante 40% entró en este exclusivo club por ser considerado como «enemigos anticonstitucionales». Por lo general nadie sabe si forma parte de NADIS ya que la inclusión es un secreto. Por eso un portavoz del Ministerio de Interior del Sarre no quiso comentar el «fichaje» de Lafontaine, que en la actualidad dirige junto con el socialista Gregor Gysi el grupo parlamentario formado por el Linkspartei.PDS y el WASG.
Según “Focus”, el servicio secreto interior (LfV) de Sarre lo registró después de haberse afiliado al Linkspartei. Los autodenominados «protectores de la constitución» consideran tanto al político como su organización una amenaza porque el programa político del PDS opta por la superación del sistema capitalista mediante la creación de un orden social socialista.
Las primera reacciones a la noticia del “Focus” eran críticas. El socialdemócrata Peter Struck, ex correligionario de Lafontaine preguntó, «si el LfV no tenía otra cosa más importante que hacer».
En Alemania existen 16 servicios de inteligencia interior. Uno, el BfV, opera a nivel nacional y está adscrito al Ministerio Federal de Interior. Los otros restantes operan cada uno en su respectivo estado federal, asimismo controlado por el correspondiente Ministerio de Interior. Los agentes del BfV y de los LfV no tienen competencias policiales sólo la licencia de espionar y de infiltrar. La idea de sacar los 15 LfV del control de cada Land fracasó porque los Gobiernos de los Länder no querían perder esta herramienta de control político y social.
Son legión los fracasos y escándalos de los LfV y del BfV. En tiempos de la Guerra Fría eran «libros abiertos» para los servicios secretos socialistas, en la actualidad llamaron la atención por la financiación de grupos neonazis. Su actuación en el seno del neonazi NPD evitó la ileglización de este partido que en Sajonia cuenta con algunos parlamentarios en el hemiciclo regional.
Los defensores de los Derechos Civiles, como el abogado y presidente de la Liga Internacional de los Derechos Humanos, Rolf Gössner asimismo objeto de espionaje del BfV desde hace 30 años pide «la disolución de esta estructura clandestina». Según su punto de vista, institutos de ciencia social son los más aptos para hacer radiografías de lo que pasa en determinados sectores de la sociedad. La persecución legal de los delitos con fondo político quedarían encargada a los respectivos departamentos de las instituciones policiales del país.
El caso de Lafontaine hace recordar la arbitrariedad con la que los agentes secretos operan en Alemania fuera de cualquier control parlamentario. Los Protectores de los Datos Personales de la federación y de los Länder alemanes han denunciado recientemente que los Derechos Civiles quedan cada día más huecos y que cada vez más ciudadanos entran en el punto de mira de las «fuerzas de seguridad».
Un ejemplo actual son las 250.000 personas que deben trabajar de voluntarios en la realización de los mundiales de futbol. El BfV y la Policía quieren chequear a todos ellos porque piensan que así podrían detectar a tiempo a los «terroristas» en potencia. Además se está estrechando el sistema de videovigilancia que no sólo lugares públicos sino también la de las autopistas mediante el sofisticado sistema de telepago y el almacenar de datos de telecomunicación.
«Tengo la impresión de que se está produciendo un cambio fundamental del punto de vista de las instituciones de seguridad: dejar la observación concreta de los realmente sospechosos por una vigilancia preventiva y total» dijo el Protector de Datos federal, Peter Schaar, a la opinión pública.
La noticia sobre la observación de Lafontaine tiene dos objetivos: por un lado las fuerzas tradicionales del sistema político quieren asustar a los ciudadanos que a finales de mes en las elecciones regionales podrían su voto al Linkspartei o al WASG. Por el otro lado es un gesto al ala «reformista» del PDS a que «modifique» su programa como paso previo para poder entrar algún día como socio en un Gobierno nacional. -
COLONIA