No es un frente, es un país que camina
Una mirada a la movilización ciudadana que recorrió ayer las calles de Bilbo permite hacer una primera constatación, muy básica quizás, pero necesaria a la vista de los intentos, por cierto fallidos, de desvirtuar la opción que secundaron más de 80.000 ciudadanos y ciudadanas de este país. La movilización quizás es exagerado hablar de movilización cuando lo que aconteció fue que, dado lo abigarrado de la marcha, buena parte de los asistentes invirtieron más tiempo en esperar que en caminar fue la manifestación popular por reivindicaciones políticas más grande que ha vivido Euskal Herria en muchos años. Y por descontado, sólo desde la pluralidad, desde el reconocimiento de la diferencia y desde el respeto a la discrepancia, se pueden sumar los acuerdos posibles para impulsar una marcha que goce del apoyo popular de la celebrada ayer. Es lógico que, a la vista de las previsiones, que se colmaron con creces, los sectores ausentes, y en particular el PSE y el PNV, trataran de restar virtualidad, oportunidad, y hasta variedad a la convocatoria. Sin embargo, de lo vivido y hablado por los convocantes, y por los miles de ciudadanos que apoyaron su iniciativa, cabe llegar a deducciones bien diferentes. Simplemente con echar un vistazo a la pancarta, o con escuchar a algunos de los sesenta organismos convocantes, se podía constatar sin lugar a dudas que estábamos ante una convocatoria unitaria, pero no de una convocatoria uniformizadora. A buen seguro, algunos de los convocantes, si no todos, habrán hecho esfuerzos en aras a labrar la enorme imagen que arroja la movilización que colapsó la villa del Ibaizabal. Por descontado, y ahí radica una de las enseñanzas que ofrece la iniciativa, todos fueron capaces de, partiendo de las diferencias e intereses particulares de cada cual, y sin hacer renuncia de ellos, poner de su parte para alcanzar un punto de encuentro. Cuando se hace una labor de ese calibre, que bien puede servir de ensayo general para los muchos pasos compartidos entre dispares que habrá que seguir dando a futuro, la respuesta de la sociedad vasca, desde su rica diversidad, no se hace esperar. El proceso hacia la resolución del conflicto político mediante el diálogo sin exclusiones tiene desde ayer un aval, una garantía y quizás hasta un blindaje cuya importancia real sólo se podrá medir con la perspectiva del tiempo. Ayer no se forjó un bloque ni un frente, simplemente un país imprimió ritmo a su marcha. -
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